VALÈNCIA. Segunda oportunidad para la ‘macro licitación’ para la gestión de los cinco nuevos centros culturales promovidos por la Concejalía de Recursos Culturales y Patrimonio. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de València aprobó el pasado viernes el nuevo pliego, tras el desistimiento de un primero que no tuvo en cuenta los costes laborales derivados de un nuevo convenio colectivo.
Tras dos meses, el servicio ya ha recalculado el nuevo presupuesto, que se incrementa en más de un 20% en todos los lotes, y en concreto un 28% en el de las Naves de Ribes, según la documentación oficial a la que ha tenido acceso este diario. Si la suma de los cinco lotes en diciembre ascendía a 1.180.267,90 euros, ahora la cifra se eleva hasta los 1.463.822,33 euros. La Nave de Ribes pasa de licitarse de 239.768 euros a 308.640,93 euros; mientras que los otros cuatro centros partían de 235.124,88 euros y ahora se cifran 288.795,35 euros.
La aprobación de esta nueva licitación, que al cierre de esta edición aún no se ha publicado en la Plataforma de Contratación del Sector Público, se hizo el mismo día que la concejala Gloria Tello se reunió con diferentes colectivos y agentes culturales precisamente en la calle de la Reina, en uno de estas nuevas dotaciones.
El retraso que han supuesto estos dos meses ya vislumbra un nuevo horizonte para la puesta en marcha de estos centros. Según lo aprobado el viernes, el inicio del contrato será el 1 de julio de 2023, siempre y cuando se haya resuelto el concurso y la contratación se haya formalizado. Hasta que esto no ocurra, por la falta sistémica de personal, no pueden estar al rendimiento esperado. De hecho, Ribes Espai Cultural, que lleva funcionando cerca de un año, ha acogido algunos actos oficiales y la programación del Escalante. El contrato tiene una duración de dos años, prorrogables a otros dos.
Por otra parte, finalmente el cambio se reduce a las cifras y poco más, y la concejalía no ha atendido la petición que hizo la Xarxa per la gestió comunitària de parar el proceso de externalización para estudiar la co-gestión de estos espacios. Preguntados por este diario el día del comunicado, el departamento de Gloria Tello ya descartó estudiar esta petición porque “los edificios protegidos patrimonialmente no se pueden co-gestionar”.
Las empresas que ganen el concurso deberán llenar de contenido estos centros culturales. En el caso de algunos, como el chalet de Abben-al-Abbar o l’Alqueria d’Albors, tienen otros usos más allá de la programación cultural; el primero es la nueva sede de La Mostra de València, mientras el segundo acoge una biblioteca. Pero en todo caso, el Ayuntamiento defiende que esta licitación “no se trata de una privatización”, a pesar de que supone que un espacio público cultural sea gestionado por una empresa que ganará una licitación pública.
A largo del proceso, desde que se supo el modelo elegido por la concejalía, oposición y agentes culturales han censurado esta decisión. La licitación busca externalizar pedía cuatro trabajadores para cada edificio (un puesto de dirección, dos de atención al público, y un cuarto de asistencia técnica) mientras dedica también parte del presupuesto del concurso a la programación ligada a dicha gestión.