APUNTES SOBRE LA CIUDAD (2)

Más allá de la margen izquierda del Turia: esperando a Mestalla

La margen izquierda del Turia: donde dormían los reyes. Incluye: La Saïdia (Marxalenes, Morvedre, Trinitat, Tormos y Sant Antoni) y El Pla del Real (Exposició, Mestalla, Jaume Roig y Ciutat Universitària)

13/05/2019 - 

VALÈNCIA. “388”, dice al otro lado del teléfono José Luis Santa Isabel. “Y el ritmo es de 40 a la semana”. Los suscriptores preferentes de un piso en la cooperativa que construirá cinco torres en el solar del viejo Mestalla crecen sin parar. Ya se ha rebasado el mínimo de 300. El límite es el cielo, que dicen los anglosajones. “Para junio ya habremos cubierto el tope que queremos”, añade el presidente de Fecoval y portavoz de ADU Mediterráneo, la cooperativa que lleva el proyecto. ¿Ya tendrán las 485 viviendas? “No, más. Queremos llegar al 120%, porque siempre habrá alguien que se descuelgue. Queremos tener banquillo”, añade. Futbolero, aficionado del Real Madrid y del Levante, no deja de ser paradójico que él esté al frente de la operación inmobiliaria que aliviará las cuentas del Valencia CF; cosas de la vida.

En su agenda ya hay marcada con fosforescente una fecha: 12 de junio. Ése es el día en el que se quiere presentar el proyecto arquitectónico. La idea es reunir a más de 1.500 personas. Ya sólo con los cooperativistas (“que vendrán con acompañante”) se superará el millar. Están buscando un emplazamiento a la altura. Lo que les habría gustado es el propio Mestalla, pero el campo estará recién sembrado. También manejan el Palau de les Arts, el de la Música, el Museo de las Ciencias… Será un evento de órdago, la cita que dará fin al curso. Para entonces se supone que ya se sabrá quién es el alcalde o alcaldesa de València durante los próximos cuatro años. Y su presencia no será meramente simbólica.

La operación inmobiliaria, que rondará los 400 millones de euros, será la actuación singular más destacada de los últimos veinte años en la ciudad. Por volumen de negocio. Por relevancia. Y por lo que conllevará. Como un juego de fichas de dominó, con la venta del solar se activará la construcción del Nou Mestalla, cuya parálisis colapsa el lado oeste de Benicalap. Asimismo supondrá la construcción del hotel junto al viejo Mestalla, ubicado en los terrenos del ya desaparecido Nou Ajuntament, y con ello se finiquitará el conflicto del jardín Botànic. Caerán 100 años de historia, sí, pero se iniciarán otros, con otra dirección.

Junto a La Saïdia, el distrito de El Pla del Real donde está ubicado Mestalla forma parte de la València histórica allende río. El significado de sus nombres mismos da pistas sobre su presencia en el devenir de la ciudad. La Saïdia deriva del palacio que tuvo el rey andalusí Zayd; el Pla del Real, de la presencia del Palacio Real en lo que ahora es una calle. Moros y cristianos, en forma de toponimia. Ambos distritos comparten vínculos y una relación geográfica peculiar con València marcada por el salto que supone el lecho del Turia. Son las dos caras del Trastevere de València.

El barrio que sí lo es

Una silueta habitual en las calles de El Pla del Real es la del catedrático y novelista Miguel Herráez, natural de Ruzafa. Desde hace décadas es frecuente verle pasear por las tardes con sus perros. Primero fue Rick, un boxer; ahora es Coco, un bulldog francés. Por motivos familiares, muchos de esos paseos se prolongaban hasta La Saïdia. Herráez admite que las zonas nobles de El Pla del Real, a simple vista, no pueden parecer tan barrio, “pero lo es”, recalca. Esa impresión se produce, según él, “por el efecto de su construcción abierta, con la referencia histórica del Colegio Alemán, la mayoría de edificios con pequeños jardines”. 

Para él es una zona idónea para vivir, a la que se ha aclimatado. Saluda a los vecinos. Conoce a los dependientes de las tiendas. Es su territorio, el cual recorre de continuo. “Siempre he tenido perro y siempre por ese motivo he buscado zona verde próxima. Desde mi calle, El bachiller, a tiro de mano encuentro Viveros, limítrofe ya con La Saïdia, la Alameda, el antiguo cauce del río y los Monforte (en este espacio, Coco está vetado). Si necesito ir al centro, caminando solo tengo que cruzar el puente de Calatrava y desemboco enseguida en la glorieta”. Con los servicios cubiertos, lo que últimamente echa en falta en sus paseos por ambos distritos es más limpieza, aunque, advierte, “no es por culpa de quien barre esas calles”. Los trabajadores, señala, se esfuerzan al máximo; otra cosa es que haya suficiente número de empleados para poder afrontar todo lo que tienen que hacer.

La unidad geográfica no implica precisamente homogeneidad. Son dos distritos muy diferentes entre sí. Desde una punta a otra de ambos se produce toda una gradación socioeconómica, cuya cúspide se hallaría en el centro, cerca precisamente de Mestalla. Es por ello que la agresiva mercantilización de la vivienda que afecta a la València central se siente de manera muy diferente. La Saïdia es más humilde, con zonas más vulnerables como las del barrio Tormos (habitual en el ránking de zonas conflictivas), y por tanto sufre más con las presiones del mercado. Un dato demográfico resulta muy revelador de la diferente composición humana: con un 50% más de población que El Pla del Real (47.383 vecinos por los 30.706 de su distrito vecino), La Saïdia tiene prácticamente el mismo número de personas con estudios bachiller, equivalentes o superiores (19.675 por los 19.284 de sus pares).

Otro ejemplo de esas diferencias se puede encontrar en las nacionalidades de los habitantes de ambos distritos. La Saïdia es considerablemente más multicultural, con un 14,3% de vecinos de origen extranjero, de los cuales poco más de un tercio son europeos, con una respetable presencia de sudamericanos. Por el contrario, El Pla del Real es el tercer distrito con menos población foránea, apenas un 9,3%, y más de la mitad de ellos son europeos (1.478 de los 2.867 empadronados). Y otro detalle que remarca las diferencias entre ambos distritos: la esperanza de vida. Mientras que La Saïdia se mantiene en la media de la ciudad (hombres 80 años, mujeres 86), los habitantes de El Pla del Real son los que tienen una expectativa de vida más alta de toda la ciudad (hombres 82,6; mujeres, 87,6).

En La Saïdia también se han producido episodios de gentrificación graves, con casos tan llamativos como un edificio entero que ha sido adquirido por un fondo buitre… con sus inquilinos dentro. En las inmediaciones del Museo de Bellas Artes de València, en el barrio de Trinitat, se pueden ver casas bajas, reacondicionadas y restauradas para ser alojamiento turístico, dicen los vecinos, esperando los permisos que los pondrían en funcionamiento. “Llevan un tiempo así”, explica una vecina; “las arreglaron y no se sabe cuándo abrirán”. Algunas de las ventanas que dan a la calle aún tiene pegados los papeles de obra. A apenas un kilómetro, salvados los Jardines de Viveros, donde se alza uno de los edificios de referencia de la València rica, la Pagoda, eso sería impensable. 

Los votos han cambiado de signo

Las diferencias entre los dos distritos se traducen, y cómo, en los resultados electorales. En La Saïdia es cierto que ganó el PP en las elecciones municipales de 2015, pero superó a Compromís por poco más de 600 escrutinios; y el PSPV mismo superó a Ciudadanos y quedó en tercer lugar. En El Pla del Real PP y Ciudadanos superaron los 10.000 votos juntos, mientras que la coalición que conforma el Govern de la Nau no llegó a 5.000. Pero esta imagen fija puede cambiar casi por completo si se repiten los resultados de las elecciones autonómicas, en las que el panorama ha mutado. 

En La Saïdia el PSPV ha ascendido al segundo lugar y Compromís se ha convertido en la primera fuerza electoral. Y en El Pla del Real, pese a que el PP sigue siendo la fuerza más votada, Ciudadanos se le aproxima (les separa menos de 1.000 votos). Por su parte, el PSPV ha superado a Compromís y ha ganado 1.000 escrutinios, aunque aún está lejos de las dos fuerzas conservadoras. De hecho hasta Vox les ha superado. Es más fácil que un vecino de este distrito vote a Abascal y sus muchachos que al alcalde Joan Ribó o a Sandra Gómez.

Izquierdas y derechas, obreros y propietarios, es desde la distancia que se ve los rasgos y la historia común entre los distritos de la margen izquierda. En La Saïdia aún quedan huellas del pasado, no sólo por inmuebles como La Trinidad, sino también más recientes, de cuando esas zonas eran más pueblo, como en la calle Ruaya, donde se encuentra la cada vez más decadente Casa Museo Concha Piquer. Ha sido durante esta legislatura que por primera vez se han hecho obras desde que abrió: se han cambiado las luces y los carteles, literalmente. Otro tanto pasa en El Pla del Real, donde puede que el palacio esté bajo tierra, pero se pueden encontrar joyas como las casas de los periodistas.

La misma gráfica de la evolución del número de habitantes es casi idéntica, con los mismos valles y picos históricos y similar progresión. Caprichos de la demografía. Ambos distritos también están densamente poblados. En La Saïdia se superan los 243,7 vecinos por hectárea, mientras que El Pla del Real rebasa los 181,4; y eso que ambos cuentan con vastos espacios no habitados como lo que les suponen los jardines de Viveros para La Saïdia o los edificios de la Universitat de València, el cauce del Turia y el Paseo de la Alameda para El Pla del Real.

Las reciente urbanización del entorno del Museo de Bellas Artes ha mejorado el estado de esta parte del distrito de La Saïdia, comentan los vecinos, como hizo la transformación del trenet en tranvía, pero aún quedan trabajos pendientes, como el soterramiento del tráfico frente al Museo de Bellas Artes. El crecimiento de la ciudad ha hecho que La Saïdia se integre con los barrios del norte y oeste, y ha convertido a El Pla del Real en el auténtico epicentro poblacional de la ciudad de València y su extrarradio. 

Así lo explicaban Vicente González Móstoles y Rafael Rivera. Cuando se construyó el desaparecido Nou Ajuntament, descubrieron que el emplazamiento que habían elegido era el sitio equidistante para todos los valencianos, el epicentro poblacional de la ciudad y su extrarradio. Yendo kilómetros al norte, al sur, al oeste, se encontraban el mismo número de personas. La València del futuro tiene su ombligo aquí.

El tercer suelo más caro

Los problemas de Movilidad del centro apenas se intuyen en estos dos distritos, especialmente en El Pla del Real, donde el carril bici lleva en funcionamiento años sin graves problemas. Sí que se nota la incidencia de la turistificación, sobre todo en las perspectivas amplias, que se traduce en el encarecimiento del suelo para todos los usos. En la Saïdia mismo la variación interanual del precio del alquiler entre 2017 y 2018 fue de un 0,6%, pero el incremento se ha venido registrando durante los últimos años. En El Pla del Real creció un 17,75%, en todo caso más atribuible a la considerable demanda de la comunidad universitaria. Con calles tan exquisitas como Bachiller o Botánico Cavanilles, el valor medio del metro cuadrado en este distrito es el tercero más caro de la ciudad (1.942 euros por metro cuadrado). El de La Saïdia es considerablemente más bajo (1.141), pero aún así está en mitad de la tabla, justo en medio, en el puesto 10.

La operación de Mestalla se mira como un hito que marcará los próximos cuatro años, gobierne quien gobierne. “La ciudad no puede estar pendiente e hipotecada por si se hace o no”, apremia la presidenta de la Federación de Vecinos, María José Broseta. “Hay que definirse. Y si a uno le toca irse [apunta en referencia al Valencia CF], tendrá que terminarlo, tendrá que hacer todo aquello que deberían haber hecho aparte del polideportivo que se le debe a Torrefiel”, recuerda. Que el Valencia CF no se limite a cobrar y correr. 

Si todo marcha como está previsto, y nada invita a pensar que no vaya a ser así, en cuatro años el estadio de Mestalla habrá desaparecido y comenzarán a alzarse los pilares de las cinco torres que definirán a este epicentro humano de la urbe. Unas obras que serán observadas con especial atención por los expertos en Patrimonio, ya que recuerdan que en el suelo es más que probable que se puedan hallar yacimientos de gran valor, como sucedió con el del Nou Mestalla donde apareció hasta un puente del siglo XV. Será un nuevo giro del destino para la margen izquierda del Turia, no muy lejos del lugar donde durmieron reyes.

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