VALÈNCIA. Hubo un tiempo en el que València estaba plagada de cines, sobre todo en el centro de la ciudad. Pero ya no es así. Si llegaron a haber 70, ahora se pueden contar con los dedos de las manos. Desde toda esta concentración, ha pasado una importante crisis económica, la subida del IVA cultural, que volvió al 10% el año pasado, y varios cambios de los hábitos de consumir cine que siempre han puesto al cine en futuribles desastrosos.
Sin embargo, València aguanta el tipo. A pesar de la pérdida en todo el Estado de salas de cine, la Comunitat es una de las que mejor penetración tiene entre la ciudadanía, siendo una de las regiones que más pantallas por habitante tiene, según un estudio reciente. Además, ni por exceso ni por defecto, los cines valencianos se sitúan en una posición coherente en cuanto al precio medio de la entrada (5,91 euros) y visitas de los ciudadanos al cine (2,45 veces al año por habitante).
Radiografía hecha, ahora vienen los hechos. Los cines que quedan se han puesto las pilas para adaptarse a las nuevas costumbres, exigencias y rutinas del público de salas, multiplicando sus iniciativas más allá de los pases habituales. Los responsables de los cines, preguntados por este diario sobre estos proyectos, coinciden: "el objetivo es adaptarse para devolver al público la ilusión por ir al cine".
Es el caso de los cines Babel, que la semana pasada estrenaron sesión matinal los jueves. Las salas, que proyectan cine de autor en versión original subtitulada, han inaugurado un pase a las 12 de la mañana con la posibilidad añadida de quedarse a comer un plato de arroz caldoso. Ya existían ofertas para cenar otros días de la semana y combinarlo con la entrada del cine.
Los Babel también pusieron en marcha a principios de año su cine-club, en colaboración con el Departament de Teoria dels Llenguatges i Ciències de la Comunicació de la Universitat de València. Los martes a las 18:30, diferentes expertos en historia y teoría del cine presentan las películas de estreno más relevantes y, tras cada proyección, debaten con los asistentes sobre las claves culturales y políticas que muestra cada film. El cine-club fue todo un éxito, superando todas las expectativas, y ya han creado un segundo centrado en películas que tratan sobre arte.
La versión original es una de las tendencias de exhibición más claras en la ciudad y los cines comerciales han tomado nota. Ya no es extraño ver programados pases de blockbusters en VOSE. Yelmo Cines en Campanar, Kinepolis o ABC Park, entre otros, incluyen esta posibilidad en su cartelera.
Los últimos en apuntar han sido los cines Lys, que han creado un pase matinal los domingos para "el estreno más potente de la semana" sin el doblaje habitual.
Los domingos también se llevan a cabo las Sesiones Teta: "dedicado a padres y madre con bebés. Adecuamos la sala para que el sonido no moleste al bebé y dejamos un espacio para los carritos", explican desde el cine. Las proyecciones alternan contenido adulto con películas infantiles.
También en los Lys cuentan con un cine-club propio, al que visitan diferentes realizadores de las propias películas que se presentan, algunas veces en preestreno.
Por otra parte, València también se ha apuntado a la moda de los cines de lujo, que propone butacas mucho más anchas, sistemas de imagen y sonido avanzados, y la posibilidad de beber un gintonic o comer tapas en una bandeja individual mientras se proyecta el film.