VALÈNCIA. Las mejores historias son las que plantean más preguntas que respuestas. Esas en las que el lector cierra el libro con ganas de investigar sobre lo que ha leído, con curiosidad sobre todo lo que rodea al relato. Para dar vida, contexto y forma a estas historias suele venir bien un apoyo visual, además del léxico, un relato dibujado que abrace al texto. Hay dos valencianos que crean estos cuentos como “poemas gráficos”, para acompañar a los textos y generar pequeños interrogantes en las cabezas de sus lectores.
Ellos son Miguel Calatayud y Carmela Mayor, dos grandes firmas del universo de la ilustración y cuatro manos encargadas de dibujar el universo de decenas de cuentos. Se reúnen una ventosísima tarde de febrero en la librería Vuelo de Palabras, donde el próximo martes 27 de febrero inaugurarán el ciclo Tardes LIJ. Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil, con una charla sobre el presente, pasado y futuro de la ilustración en la que buscan el equilibrio entre la estética y la narrativa visual a través de sus obras.
Gracias al "arte de ilustrar" ambos enriquecen -y complementan- los textos escritos de sus encargos para despertar la imaginación de sus lectores, aquellos que son los que finalmente reciben todo lo que Calatayud y Mayor plasman sobre el papel, su arte y su “nuevo relato”. En una librería abarrotada de libros y de asistentes a algunas charlas del día Calatayud y Mayor se esconden dentro de una pequeña oficina para aislarse un poco de todo y sumergirse en una conversación sobre ilustración, el arte de contar las historias y sobre los cuentos ilustrados para todos los públicos… hasta para niños mayores.
-¿Cómo contáis un cuento dentro de otro cuento?
-Calatayud: Para mi es muy interesante encontrar un tema y hacer que me pertenezca, es mi propio interés por ciertas historias lo que me hace introducirme en mundos que originalmente no son el mío, en historias a las que no llegaría por mi mismo pero que de alguna manera me parecen interesantes. Creo que en nuestra profesión es muy importante comprender cuando algo te provoca y te llama la atención, lo mejor que te puede pasar es pegar ese salto de interés por algo nuevo. Yo siempre he dicho que para trabajar en algo tengo que encontrar una especie de motivación por pequeño que sea, si no no funcionaría.
-Mayor: Yo investigo muchísimo antes de comenzar con un encargo, es el proceso en el que mejor me lo paso. Seguramente ese trabajo no se vea luego reflejado pero para mi es donde está lo más importante, ver que imágenes me viene a la mente según el texto, investigar y transformar lo que tengo. Creo que ahí está la magia de la creación, todo es un mareo y un caos que se va depurando hasta que ves que consigues resolverlo todo y además crear algo que te gusta. Cuando hablamos de ilustrar un relato muchas veces es la ilustración la que le da un sentido completo a lo que estamos leyendo.
-Así el dibujo añade un sentido completo a la narración
-Mayor: Es como cuando bailas en grupo, cada uno puede tener su estilo y su forma pero a la vez se respetan el resto de interacciones. El lector es quien finalmente hace el trabajo de comprender lo que le estamos diciendo.
-Calatayud: Es conveniente hablar sobre las diferentes personas del relato, hay una persona que trabaja el guion y que puede aplicar o no transformaciones sobre este. En cada historia que componemos se pueden añadir puntos de vista ajenos que provocan un cambio en la historia. Cuando hablamos de esas transformaciones para una editorial para mi lo más importante es trabajar la línea e ir con algo elemental.
-¿Pensáis en un lector en concreto cuando creáis?
-Mayor: No tiene por qué. Me pasó una vez que una madre le leía un cuento a su hijo que quedó fascinado con una ilustración mía de un plátano dentro de una jaula. No hace falta tener ningún nivel para comprender esto, cada lector dependiendo de su edad, filosofía o educación puede interpretar un detalle como ese como quiera. Creo que todo el mundo tiene que ser capaz de acceder a mi historia, que lejos de ser una historia puramente literaria se convierte en una auténtica.
-Calatayud: Depende del caso, en Las islas fabulosas escribía pensando en un niño que leyera solo sin la ayuda de sus papás. Es una historia que compongo en los años 80 pensando en los niños que empiezan a fijarse en las imágenes y en el descubrimiento. Para mi sorpresa este libro -gracias a su reedición en el año 2011- llegó a las islas Seychelles, al norte de Madagascar. El libro había llegado hasta ahí, y personas marcadas por una cultura francesa, o anglosajona y hasta con un lenguaje criollo habían podido comprenderlo. Nos invitaron a ir a las islas con todo pagado pero al final no surgió [ríe] pero lo cierto es que el libro sigue un código muy sencillo que el niño puede comprender perfectamente.
-¿Qué pasa en esa historia?
-Calatayud: Hay una isla con unos personajes que curan a una ballena que llega a la isla, a ese relato le iba muy bien una cosa elemental La historia es lineal: hay una herida y una cura, si añades más o menos elementos al relato puedo generar algo opuesto. Genero un producto en el que no hace falta contar con ningún bagaje… tal vez se sale un poco de lo que hace Carmela.
-Depende de que bagaje estemos hablando…
-Mayor: Al final yo hago una interpretación propia de los personajes y los espacios. Por ejemplo, en El arca de no-es imagino que el barco se divide en las estancias de una casa, y que cada estancia es donde va circulando la familia, los niños… Una vez tengo ese ambiente veo cómo compaginarlo todo. Para crear tengo que ver con perspectiva lo que está pasando.
-Calatayud: Coincide que la autora del libro, Ana Luisa-Ramírez, fue alumna mía -de cuando Calatayud dio clases en el Benlliure- y cuando le pregunté por este encargo me dijo que os ajustábais mucho entre vosotras pero mientras cada una hacía lo que quería.
-Mayor: Al final Ana inventa una historia oral que quiere transformar en libro, cuando Ana empezó a transcribirla le empezamos a dar vueltas y es cuando nace el viaje fantástico de El arca de no-es (de Iglu Editorial). Es ahí cuando decido que en vez de salir al mar lo hagamos dentro de una casa y que todo se convierta en una isla en mi mente. Al editor, Toni Alcolea, al principio no le encajaba por la complejidad del asunto, pero poco a poco fue funcionando y ahora ha quedado precioso.