VALÈNCIA. En marzo de 2015, el entonces candidato a la Generalitat y líder del PSPV, Ximo Puig, rescató para Les Corts -ante la sorpresa generalizada- al prestigioso abogado Manolo Mata (València, 1959) para que ocupara un puesto destacado en la candidatura autonómica por la circunscripción de Valencia. Una maniobra integradora que, en general, fue celebrada en el partido dado el alto índice de popularidad del dirigente aunque de la que algunos veteranos desconfiaron por anteriores pulsos mantenidos con el ahora parlamentario.
Experiencia, habilidad política, destreza oratoria, reflejos indiscutibles... Estas son algunas de las cualidades que aportaba a la lista Mata, vinculado históricamente a Izquierda Socialista, que sin embargo no le habían servido hasta entonces para ganar ninguno de los procesos en los que había sido protagonista. Su intento fallido de liderar el PSPV en la ciudad de València o el de convertirse en secretario general del partido en 2012 compitiendo, precisamente, con Puig, Jorge Alarte y Francesc Romeu, eran algunos de los fracasos orgánicos que acumulaba en su currículum.
Un historial que, no obstante, le ha dotado de cierta pátina de líder al que los pérfidos poderes internos no le han permitido liderar. La visión política de Manolo Mata supera con creces la mera mortalidad de los actores habituales próximos a Puig: apoyó a Pedro Sánchez frente a Susana Díaz en mayo; al presidente frente a Rafa García en junio; a Mercedes Caballero -afín a José Luis Ábalos- en septiembre y ahora a Sandra Gómez -'ximista'- frente a Maite Girau -'abalista'- en diciembre. Es decir, Mata ha hecho y hará lo que su indomable corazón socialista le dicte en que cada momento. La lealtad ciega -o perruna- es para los débiles, que dirían otros.
En cuanto a su trabajo en Les Corts, su labor como portavoz está en general bien valorada en las filas socialistas. En las situaciones más delicadas, Mata ha sabido lidiar con los diferentes grupos para llevar -a menudo con éxito- por el camino 'recto' a su socio en el Consell, Compromís, o para sacar adelante las iniciativas socialistas ya sea negociando con Podemos, Ciudadanos o los tránsfugas de este partido.
Con estos mimbres, no resulta extraño que el portavoz en Les Corts se haya convertido en uno de los habituales de Puig en sus reuniones de notables en Presidencia. Mata es el sabio consejero que en determinados asuntos susurra en el oído del jefe del Consell e, incluso, se atreve a contradecirle en determinadas cuestiones por la vía de los hechos.
Así lo dicta la realidad, que se plasmó en julio durante el diseño de la nueva Ejecutiva del PSPV de Puig, en la que el portavoz parlamentario recibió los galones de 'número dos' del partido, la Vicesecretaría General. Un premio -para algunos excesivo- que recaía, al fin y al cabo, sobre los hombros de un diputado que más allá de su propio peso y habilidad no posee territorio ni tropa gruesa en el apartado puramente orgánico. Los tiempos cambian.
Es más, Mata ha resultado beneficiado con los últimos procesos acaecidos en el PSPV. Caballero, su favorita para el congreso provincial de Valencia, resultó vencedora en el proceso con el beneplácito del 'ximismo' y en Alicante, el portavoz de la Diputación y alcalde de Xàbia, José Chulvi, fue ungido por Puig para convertirse en líder del partido. Al margen de su buena relación con el presidente, el referente de La Marina Alta también cuenta a Mata entre sus amistades: así pues, sin alardes, silenciosamente, el síndic socialista cuenta con la simpatía de los dos secretarios generales provinciales más poderosos.
Sin ir más lejos, la propia Caballero señalaba este viernes en una entrevista concedida al diario Las Provincias que Mata sería "un buen candidato" para la Alcaldía de València. Precisamente esta es otra de las futuras tareas para la que se le encomienda en los mentideros políticos: ser el encargado de recuperar la capital para el PSPV tras 28 años sin la vara de mando. Una misión para la que, a día de hoy, él mismo se descarta -no lo hagan ustedes- pero que podría cobrar sentido avanzado 2018 si algún oportuno sondeo así lo indica. Mientras, el destacado parlamentario ha prestado apoyo público a la concejal Sandra Gómez -justamente rival del 'abalismo'- en su aspiración para liderar el partido en la capital.
En conjunto, observando atentamente lo ocurrido en el año que expira, resulta indudable que Mata ha ocupado un asiento en primera fila dentro de la línea sucesoria del propio Puig. Mano derecha en lo político, 'número dos' en lo orgánico, el diputado se sitúa unos metros por delante de otros que vienen enfrascándose en una clásica y ordenada pelea por las cuotas territoriales y las áreas de influencia dentro del partido para alcanzar la corona a medio plazo.
Así, mientras sus partidarios le consideran un "faro" que ayuda a guiar el barco capitaneado por Puig, sus detractores le califican irónicamente como "futuro vicepresidente de Mónica Oltra". Al margen de filias y fobias, resulta indudable que Mata es un valor al alza en el PSPV de presente y de futuro: por sus condiciones, hay quien le señala como Molt Honorable tras la era Ximo Puig. Con sus defectos, mejor que muchos.