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EDITORIAL

La CAM y los consejeros de la triste figura

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Las vicisitudes por las que viene atravesando Caja Mediterráneo en su SIP con CajAstur, Caja Cantabria y Caja Extremadura amenazan con convertirse en una de las páginas más tristes y penosas de la historia financiera, no sólo del pasado financiero de la Comunidad Valenciana -repleto de fracasos- sino de la historia financiera española dado el nivel del enfrentamiento al que se ha llegado y su previsible resultado cediendo ante las pretensiones del que será consejero delegado del SIP.

Que a los dos meses de firmado un protocolo de 'fusión fría' el máximo órgano de gobierno de una entidad financiera del volumen de activos de CAM demuestre con sus actos que no sabía lo que firmaba dice bien poco en favor de su actuación y de la responsabilidad y capacidad de sus miembros. Una actuación que ya había mostrado sombras muy acusadas en la secuencia de búsqueda de potenciales acuerdos mientras sus directivos repetían una y otra vez que la entidad podía seguir perfectamente en solitario.

Todo lo anterior es todavía más criticable si se tiene en cuenta que el acuerdo fue aceptado en un Consejo de Administración de 26 de mayo en el cual se felicitó "expresamente, al presidente de Caja Mediterráneo, Modesto Crespo, y a su director general, Roberto López, por las gestiones realizadas para la consecución de este acuerdo, así como por los nuevos roles de liderazgo que asumirán en adelante en calidad de director general y presidente, respectivamente, de la entidad resultante".

Lo que ha pasado desde entonces no por conocido suscita menos perplejidad. Una de las principales cajas de ahorro de España se ve conminada por el Banco de España a ceder su gestión a una entidad de mucho menor tamaño sin que nadie vea necesario explicar las razones. No siendo partidarios de la teoría de la conspiración, que los mismo alicantinos que la aventaron contra Valencia y Bancaja la propalan ahora contra el Banco de España y su gobernador, si que cabe exigir a la máxima autoridad financiera española transparencia y claridad. Dos atributos que no dominan la actuación de su actual gobernador en esta súbita ola de SIP's que domina el panorama de la cajas de ahorro españolas.

Mención especial merecen los silencios que llenan estas últimas semanas la realidad cotidiana de la Comunidad Valenciana. Empezando por el presidente de la Generalitat y el conseller Camps que, según parece, lo que viene sucediendo no entra dentro de sus competencias y responsabildidaes. Y acabando por los representantes del empresariado alicantino que no dudaron en otros momentos por decantarse por los comentarios más broncos a la hora de defender, decían, la independencia de CAM y que ahora se encuentran consternados y desaparecidos.

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