VALÈNCIA. Empieza el verano y el tiempo se ralentiza. Momento perfecto para abordar la lectura pendiente, el libro gordo que nos espera desde la mesita de noche. Para quién no tenga un proyecto de lectura larga para estas semanas, Culturplaza ha pedido ideas a algunas librerías de València. La temática, el formato, o lo que entiendan por libro gordo es absolutamente libre.
- Título: Alimentar a los fantasmas, de Tessa Hulls (Traducción de Juan Naranjo)
- Editorial: Reservoir Books
- Número de páginas: 400
- Recomendado por: David Brieva y Manu Garrido (Bartleby)
- ¿De qué va?: Tres generaciones de mujeres se reúnen en este cómic autobiográfico de Tessa Hulls: su abuela Sun Yi, una periodista perseguida tras la victoria de los comunistas en China; su madre, Rose, quien cargó durante años con el peso del exilio y el dolor, y ella misma, que al cumplir treinta años decidió rescatar la memoria de su familia.
- ¿Por qué lo recomiendas?: Una autobiografía gráfica escrita y dibujada por la estadounidense Tessa Hulls y que ha sido galardonada con el premio Pulitzer Memoir o Autobiografía 2025 (el segundo cómic en conseguirlo en treinta y pico años después de Maus, de Art Spiegleman).
En ella, Tessa Hulls bucea no solo en su intrahistoria familiar a través de las relaciones entre su abuela, su madre y ella, sino que también ofrece un riguroso a la par que divulgativo repaso a la historia contemporánea de China desde la fundación del partido comunista. Una historia íntima que analiza las relaciones entre distintas generaciones y modos de pensar; que trata de la huida a través de desiertos, solitarios viajes en bicicleta y exilios a la Antártida; del miedo como mecanismo político de control ciudadano, de salud mental, de la búsqueda de la sanación de los traumas que permean de generación en generación, de los niños y niñas obligados al papel adulto de cuidar de otros o de la frustración de descubrir las grietas de la propia mitología familiar.
Tessa Hulls ha tardado 10 años en escribir y dibujar este libro y cuenta que, siendo ella pintora, aprendió de manera autodidacta a dibujar cómics específicamente para hacer este libro. Un libro apabullante en gráfica y contenido, expresivo, a ratos asfixiante, didáctico sin que se note, brillantemente construido para agotarnos, pero con la clemencia y la generosidad suficientes como para hacernos partícipes de su proceso de sanación.