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especialistas y familiares reflexionan sobre el patrimonio

Los objetos de Paterna y San Miguel de los Reyes: su valor para conservar la memoria democrática

3/03/2022 - 

VALÈNCIA. ¿Guardáis en casa algún objeto heredado? Cualquier elemento, aunque no tenga ningún valor económico o material, puede tener un gran peso emocional para aquella persona que lo posee. El patrimonio personal que cada individuo guarda de sus seres queridos hace que su recuerdo se mantenga activo de una manera totalmente diferente a cuando ese familiar o persona cercana estaba en viva. Pero también la manera de recordar a tus seres queridos mediante los objetos es bien distinta si nunca llegaste a conocerlos, sobre todo si ese familiar fue represaliado y asesinado por el régimen franquista.

Con esta primera pregunta ha empezado Elena Tamarit, periodista de À Punt especialista en memoria democrática, la mesa redonda que se ha celebrado en San Miguel de los Reyes sobre la importancia de los objetos de aquellas personas que asesinaron durante la Guerra Civil o el primer franquismo. El espacio en el que se ha realizado la charla no es baladí: fue en este monasterio de València donde muchos de los presos políticos pasaron sus últimas horas, ya que el recinto sirvió como cárcel desde 1936 hasta bien entrados los años sesenta.

Pero... ¿por qué centrar una jornada de memoria democrática en torno a los objetos? La respuesta es sencilla: el organizador del evento, el guionista Gabriel Ochoa, heredó de su abuelo un reloj. Al principio, cuenta, no le dio mucha importancia a la pieza, pero conforme pasaron los años fue preguntándose quién era su abuelo. A raíz de esa incógnita empezó a investigar y supo que su abuelo, Társilo Peris, que pertenecía a una familia socialista, había acogido en su casa de València durante tres días al presidente de la República, Francisco Largo Caballero, durante los primeros meses de la Guerra Civil. De ahí ha nacido una obra de teatro, Largo y Társilo, que se representa del 3 al 5 de marzo en el propio monasterio.

Gabriel Ochoa durante el acto. Foto: KIKE TABERNER

No obstante, Ochoa ha organizado esta mesa previa al estreno para contextualizar la pieza teatral y así conocer a fondo a los protagonistas de la obra. Pese a que la función se centra en su abuelo y Largo Caballero, fueron muchos hombres y unas pocas mujeres los que vivieron lo mismo que Társilo Peris en la prisión y son muchos los que aún se encuentran hoy en la gran fosa común que es el cementerio de Paterna.

Para ello, la mesa ha contado con la experiencia de primera mano de Pilar Taberner, presidenta de la asociación de familiares de la fosa 21 de Paterna quien, además de exponer qué supone para las familias poseer los materiales de sus seres queridos, ha mostrado algunos de los objetos que ella conserva de su tío abuelo José Giner Navarro.

Además, la charla ha contado con las experiencias de expertos y expertas que, aunque no tenían ningún objeto de valor, han aportado su granito de arena al tema de la memoria democrática. Como ha dicho Eva Máñez, fotoperiodista de Valencia Plaza y ponente de la mesa, "que no tengas objetos no significa que no tengas derecho a la memoria. No tener nada que contar ya es una historia, porque se puede averiguar por qué tú no sabes o no tienes nada, es una historia de silencios".

Preguntar a los objetos

La historiadora, arqueóloga y antropóloga Andrea Moreno ha empezado su intervención mostrando un objeto heredado, un tenedor de su abuelo -no fue represaliado, pero sí vivió la posguerra- que se quedó cuando él murió. Sin embargo, en su vertiente profesional, Moreno ha incidido en el valor que tienen los objetos para preservar la memoria democrática. "Nuestro trabajo como profesionales es preguntar a los objetos y contextualizarlos. Siempre hablamos de que las piezas hablan de forma metafórica, pero somos nosotros los que tenemos que interrogarlos para conocer la carga simbólica de cada uno".

Por su parte, Álex Calpe, de ArqueoAntro, una de las entidades arqueológicas que más ha trabajado en fosas comunes en todo el territorio valenciano, ha señalado que los objetos son de gran ayuda a la hora de identificar los cuerpos, ya que muchos no los poseen consigo, no saben quiénes son o es más difícil encontrar coincidencias de ADN. No obstante, ha coincidido en subrayar la carga simbólica y emocional que tienen, sobre todo cuando estos objetos son entregados a los familiares.

Carlos López Olano y Álex Calpe intervienen en la mesa redonda. Foto: KIKE TABERNER

"Lo que me llevo es la satisfacción de las familias, porque puede parecer que ver los huesos deshumaniza, pero los objetos tienen un gran poder humanizador", ha expuesto. En esta línea, ha subrayado su importancia no solo para la investigación científica, sino para que puedan descansar dignamente: "hay muchas familias que no tienen ni una sola foto de su ser querido fusilado, y solo por el momento en el que les entregamos los restos y los objetos ya merece la pena nuestro trabajo". 

¿Patrimonio individual o colectivo?

Otra de las cuestiones que ha sobrevolado en la mesa celebrada en San Miguel de los Reyes ha sido si los objetos de los represaliados y condenados por el franquismo deben formar parte del patrimonio individual de cada persona o si, por el contrario, deben constituir un patrimonio histórico para toda la sociedad. En este punto, que genera dudas y controversia, los expertos y expertas coinciden: el poder de decisión recae en primer lugar en las familias, pero es pertinente que estos objetos formen parte del patrimonio colectivo, sobre todo en un ejercicio de divulgación.

Es por esto que Carlos López Olano, profesor de Comunicación Audiovisual de la Universitat de València (UV) y director del podcast multimedia El Mur: Els llocs de la memòria -que empezó en Plaza Radio-, ha puesto el foco en su experiencia como docente y en cómo vive el alumnado realizar proyectos sobre memoria democrática. Así, son los propios alumnos y alumnas los que comparten las historias que crean a través de sus redes sociales y, de ese modo, pueden llegar a mucha más gente de forma más transversal.

A su vez, el profesor de la UV ha destacado que España es una anomalía en toda Europa y países de habla hispana en relación al tratamiento de la memoria histórica. Por poner tan solo un ejemplo, López Olano ha expuesto que en la mayoría de estos países hay museos y exposiciones del Holocausto y de la masacre judía por parte de los nazis, menos en España.

En este caso, ha especificado que los casi cuarenta años de dictadura y una "Transición complicada" han hecho que en el Estado español estemos en esta coyuntura, pero como ha sentenciado, no deja de ser una asignatura pendiente. En este sentido, Máñez ha añadido que tan solo hace un mes que la Generalitat Valenciana entregó un reconocimiento a los familiares de las víctimas valencianas del Holocausto.

Gabriel Ochoa y participantes de la mesa redonda. Foto: KIKE TABERNER

Las futuras exposiciones

No obstante, sí existen pequeñas iniciativas pedagógicas en València que tienen la intención de recuperar esta memoria a través de los objetos, relatos y, en definitiva, a través del patrimonio. Una de ellas verá la luz durante este año, tal como estima l'ETNO, el Museu Valencià d'Etnologia. Según ha adelantado mediante redes sociales su director, Francesc Tamarit, desde el año pasado están trabajando en la colección de los restos materiales de las fosas comunes del cementerio de Paterna.

A su vez, la Plataforma de Asociaciones de Familiares de Víctimas del Franquismo en Paterna ya está ocupándose de un memorial que se ubicará en el cementerio del municipio y que contará con los objetos encontrados en las fosas que donen las familias. Así, la intención no es que el mausoleo sea únicamente un lugar de dignificación de las víctimas, sino que tenga un carácter pedagógico reseñable a través de los materiales encontrados bajo tierra.

Andrea Moreno y Pilar Taberner escuchan la intervención de Eva Máñez. Foto: KIKE TABERNER 

Con todo, otra de las ideas clave que se han compartido en la mesa redonda ha venido de la mano de Máñez: "nos aferramos a los objetos porque nos han robado el tiempo". Así lo ha sentenciado la fotoperiodista, quien ha recordado que tan solo hace diez años que las familias pueden ir a los registros y empezar a abrir fosas comunes para que los restos de sus seres queridos descansen como siempre han deseado.

Por eso, son muchos los familiares que guardan un simple botón o, en el mejor de los casos, una carta o una foto. Para ellos poder disponer de estos materiales es una forma de tener presente aquello que no pudieron vivir con sus abuelos, sus tíos o incluso sus bisabuelos. No obstante, también son muchas las familias que donan estos objetos, para que la memoria democrática perdure en las futuras generaciones y no se olviden de dónde venimos.

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