VALÈNCIA. La vivienda industrializada coge ritmo en España. Cada vez son más las nuevas promociones que han recurrido a este sistema como alternativa al ladrillo. Y es que a los problemas tradicionales del sector de la construcción como la falta de mano de obra se ha sumado este último año el fuerte encarecimiento de las materias primas que en algunos casos se ha traducido en falta de suministro obligando a parar obras ya en marcha. Un escenario que ha llevado a muchas compañías a optar por la industrialización en sus proyectos de obra nueva en detrimento del sistema tradicional.
De este modo, varias promotoras, tanto grandes como pequeñas, se han decantado ya por esta fórmula que permite ganar eficiencia, controlar el proceso y acortar los plazos constructivos. No obstante, todavía queda un largo camino por recorrer. La velocidad de entrega y la eficiencia de la construcción con el mínimo desperdicio de material son dos factores que están fomentado el crecimiento de este sistema en las nuevas edificaciones. Y, especialmente, en un momento en el que la sostenibilidad y eficiencia energética marcarán la llegada de los fondos europeos para la recuperación económica
Tanto es así que hace un año la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (ASPRIMA) impulsaba la creación de la Plataforma para la Industrialización de Viviendas (PIV), formada por asociaciones, organizaciones, empresas y profesionales, con el objetivo de innovar en la edificación para fortalecer la competitividad, potenciar la generación de conocimiento y la visibilidad del sector.
La principal particularidad de este proceso es que se construyen los inmuebles en fábricas mediante procesos industrializados y mecanizados, lo que permite una mayor precisión en los acabados y, por tanto, controlar su calidad. En la mayoría de casos, el proceso se divide en varias etapas. Primero se levanta la estructura y, posteriormente, se va colocando la instalación de los equipamientos como suministro de agua, climatización y electricidad. Todo ello de de forma mecánica y controlada al milímetro. Finalmente, la vivienda se monta sobre el terreno y se encajan 'las piezas'. Muchas de las estancias de la futura casa llegan ya fabricadas en módulos listas para su ocupación.
Una fórmula que ha venido para quedarse porque no solo permite a las empresas menor necesidad de mano de obra y mayor agilidad en la construcción, sino también controlar sus costes. Así lo señalaba hace unos meses, en una entrevista con este diario, el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación de la Universitat Politècnica de València (UPV)y director del Observatorio de la Vivienda de la UPV, Fernando Cos-Gayón."El sector de la construcción necesita cambiar de paradigma constructivo para dejar definitivamente la artesanía y pasar a los procesos industriales y de gestión. Es su única salida para optimizar recursos", subrayaba.
Y es que, según explicaba "el cliente espera mejores productos a nivel de eficiencia energética y con menores consumos". "Esos niveles de confort son costosos de conseguir con la forma tradicional. En un taller, en cambio, optimizas materiales y te aseguras la calidad del acabado y la contención de costes", explicaba Cos-Gayón.
No obstante, todavía es una fórmula que queda por cristalizar ya que son todavía pocos los proveedores especializados en este campo, aunque el profesor cree que poco a poco irá creciendo. "Tenemos que pasar del yeso y el ladrillo al montaje de unidades completas de obra elaboradas en taller", apuntaba.
Una de las primeras compañías en apostar por este modelo en España fue Aedas Homes, que lleva un par de años recurriendo a la vivienda industrializada con varias promociones ya entregadas, pero también han surgido nuevos actores con intención de hacerse un hueco en este segmento. Y muchas de ellas con ADN valenciano. Este es el caso de NIU Houses, la compañía impulsada por el arquitecto Fran Silvestre junto al exconseller de Economía e Industria de la Generalitat Valenciana Máximo Buch a través de su fondo inversor Stator Management.
La compañía pretende dar una respuesta global a los procesos de la arquitectura y la construcción a través de procesos industrializados. Cuentan con ocho prototipos de viviendas bajo este sistema, todas ellas unifamiliares con piscina. "Esta nueva empresa tiene una misión clara: Queremos aumentar calidad de la construcción y hacerla mucho más precisa a través de una metodología que aplica procesos científicos en la construcción de la vivienda", explicó Silvestre durante la presentación de la firma.
Precisamente la precisión en los acabados fue lo que llevó a la firma valenciana Irucem a entrar en el sector de la promoción inmobiliaria con villas de lujo construidas con este sistema industrial. "En España, la vivienda industrializada no está aún estandarizada, pero nosotros quería desmarcarnos del sistema tradicional para ofrecer una mayor agilidad y un nivel de acabados superior ya que lo hace una máquina", explicaba en una entrevista a este diario su CEO, Jorge Bartual. La empresa se ha aliado con una compañía de Madrigueras (Albacete) para desarrollar los proyectos.
Y es que gracias a la industrialización se consigue agilizar el proceso constructivo acortando a solo unos meses el tiempo transcurrido entre la configuración de la vivienda y su entrega definitiva tras el montaje. Esa ha sido una de las razones que han llevado a la promotora Culmia, antigua Solvia Desarrollos Inmobiliarios, a recurrir a este sistema para levantar 1.700 viviendas en Madrid. La compañía se ha adjudicado este lote del Plan Vive de la Comunidad de Madrid -que contempla la construcción de más de 6.600 viviendas en régimen de alquiler asequible- y en colaboración con grupo Avintia ha optado por este sistema.
Según explicaban en un comunicado, este modelo les permitirá reducir hasta un 30% los plazos de entrega, cumplir con los compromisos financieros y abordar la sostenibilidad. Además, reducirá en un 60% los residuos que se generan en las obras disminuyendo las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
También la valenciana Jecama se ha sumado a esta tendencia con nuevos proyectos encaminados al uso de prefabricados para agilizar los tiempos y mantener costes. En un futuro podrían ser más las compañías que recurran a este proceso para evitar los envites de la actual coyuntura y conseguir viviendas eficientes minimizando el impacto medioambiental y con tiempos más cortos de obra.