VALENCIA. A las 11 de la mañana están citados hoy en el recinto de Ifema (Madrid) los accionistas del Banco Popular para la junta general extraordinaria, cuyo punto principal del día no será otro que el del relevo en la presidencia. Así lo anunció oficialmente la entidad madrileña el pasado 21 de diciembre, informando al mercado por hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que su sustituto será Emilio Saracho.
Los accionistas del 'Popu' -como se le conoce en la jerga bursátil- darán el visto bueno al relevo en la presidencia de una entidad que actualmente sigue en zona de mínimos históricos. Aunque sí que mantendrán a Pedro Larena como consejero delegado, cargo en el que lleva desde finales de julio pasado cuando sustituyó a Francisco Gómez, prejubilado después de estar tres décadas en el Banco Popular.
La caída no se ha detenido ni después de conocer que Ron abandonará la nave. Más bien todo lo contrario porque solo en lo que va de año ya se ha dejado en el parqué más del 8%, lo que ha reducido su capitalización bursátil por debajo de los 3.500 millones de euros.
Pero los que siguen sacando tajada son los bajistas de turno, que el pasado viernes incorporaron al sexto con nombre y apellidos: PDT Partners, un hedge fund o fondo de alto riesgo bien conocido en Wall Street. El sexto que da la cara dentro del capital de la entidad madrileña al superar el mínimo legal establecido en el 0,50%, dado que ha comunicado tener en cartera el 0,50%.
PDT Partners se suma a los otros cinco huesos duros de roer que siguen dentro del accionariado del banco, liderados por AQR Capital y Marshall Wace con el 2,88% y 2,61% respectivamente. Tras ellos aparecen Samlyn Capital (1,31%), BlackRock Investment Management (0,60%) y Oxford Asset Management (0,51%).
Según la última comunicación del organismo supervisor presidido por Sebastián Albella, con datos al cierre de la sesión del pasado 4 de febrero, Banco Popular tenía el 9,88% del capital en manos de los bajistas en lo que es todo un récord histórico. Pero todo apunta a que a estas alturas ya se haya superado el umbral psicológico del 10%. Ahora queda que Emilio Saracho, el que será elegido presidente en la mañana de hoy, consiga ir echando a los bajistas. Habrá que esperar.
Por lo pronto Saracho conoce bien el sector financiero tras haber participado durante su carrera en la creación y el desarrollo del Banco Santander de Negocios y haber trabajado para Goldman Sachs en Londres. Saracho es, además, consejero externo independiente de Inditex y consejero no ejecutivo independiente de IAG.
Entre los retos a los que deberá hacer frente al timón de Popular se encuentran reforzar la solvencia del banco y decidir el futuro del 'Proyecto Sunrise', el plan diseñado por la anterior directiva para crear una sociedad de activos inmobiliarios por importe bruto de 6.000 millones de euros que cotizaría en bolsa. Además, los analistas financieros prevén que Saracho podrá o bien llevar a cabo una nueva ampliación de capital o bien poner en marcha la venta de activos no estratégicos para mejorar la situación de Popular.
En este cargo, Saracho cobrará una retribución fija de 1,28 millones de euros, como acordó el consejo de administración a propuesta de la comisión de retribuciones. En concreto, percibirá una retribución fija de casi 1,3 millones de euros desde mañana hasta el 31 de diciembre de este año, a la que se sumarán las retribuciones en especie y variables destinadas a los consejeros ejecutivos.
Por su parte, Ángel Ron percibirá una retribución fija de 152.778 euros correspondiente al periodo comprendido entre el 1 de enero y el 20 de febrero, fecha del fin de su presidencia. El aún presidente acumulaba a cierre de 2015 compromisos por pensiones de 8,2 millones de euros, según consta en el último informe anual sobre remuneraciones de la entidad, aunque en su contrato no figura derecho a cobrar indemnización por cesar en su cargo.
Bajo el mandato de Ron, que finalizará este lunes tras doce años, el banco integró Banco Pastor en plena reestructuración del sector financiero español, una operación que realizó sin ayudas públicas. No obstante, el 'ladrillo' asumido y la negativa a traspasar parte de esos activos a la Sareb, conocida como 'banco malo', comenzaron a pesar en el balance de la entidad y se convirtieron en el origen de muchos problemas futuros.