VALÈNCIA.- Tras casi cuarenta años en el sector del diseño de interior, el interiorista valenciano accede al decanato de un colegio profesional que busca dar una mayor visibilidad y reconocimiento al trabajo desarrollado por sus asociados.
—Te estrenas como decano en una etapa de cierto vaivén para los profesionales del diseño de interior.
—El acceso al decanato se produce después de una etapa difícil, tras la salida del colectivo de Las Naves, un espacio donde habíamos peleado por continuar. Finalmente apostamos por un local en el que dependemos de nosotros mismos para alejarnos de situaciones inestables. El cambio de sede ha supuesto un nuevo impulso para el Colegio. Además, hemos intentado conformar una nueva junta, más abierta, en la que estén representadas todas las generaciones de interioristas.
—¿Se perdió con la salida de Las Naves la oportunidad de crear un hub del sector del diseño?
—Totalmente. O no se entendió nuestra propuesta para continuar, o no supimos explicarnos, o la idea por parte de Las Naves era la de dedicar el espacio para otros conceptos. Ahora el Ayuntamiento ha ofrecido, tanto a nosotros como a ADCV o APIV, unos locales comunes. Es una opción que se estudiará porque es una nueva oportunidad para conseguir un punto que aglutine y difunda la cultura del diseño. Además, hoy en día el diseño no está tan compartimentado como antes; los profesionales discurren entre diversas disciplinas.
—A este respecto, ¿no existe un riesgo para el diseñador de interior de quedar invisibilizado por otros profesionales del diseño?
—No lo creo. El diseñador, de cualquier disciplina, ampliará su campo de trabajo. El futuro está en estudios multidisciplinares que puedan abordar trabajos de muy distinta índole.
* Lea el artículo completo en el número de julio de la revista Plaza