VALÈNCIA. A finales del pasado año, este diario titulaba "La nueva Rowsley de Peter Lim será una de las grandes firmas asiáticas del sector sanitario". Y casi ocho meses más tarde el máximo accionista del Valencia CF ha dado un paso más (y de los grandes) en este sentido con la 'joint venture' sellada estos días con IVI-RMA Global, líder mundial de reproducción asistida. Una alianza que se tradujo ayer en una subida (+2,5%) de las acciones de Thomson Medical Group (TMG) en la Bolsa de Singapur donde cotizan, tal y como se recoge en el gráfico adjunto, pero aún así la pérdida anual alcanza el 23,4% en un nefasto ejercicio bursátil, que incluye la venta de un paquete del 6,3% del propio Lim hace dos meses y medio.
Todo lo contrario que TMC Life Sciences Berhad, cotizada de la Bolsa de Malasia controlada también por Peter Lim y enfocada al tratamiento de la fertilidad, que ayer retrocedió prácticamente un 2% para elevar la caída anual al 12,3%. Ambas (TMG y TMC) están a la espera del visto bueno de los organismos pertinentes de competencia y cerrar así definitivamente la operación por parte de la nueva Rowsley (ROWS).
Todo ello pese a que han pasado ya más de doce meses desde que se anunciara esta fusión a tres bandas. Y casi ocho meses desde que se informara que la operación se había cerrado, algo lógico teniendo en cuenta que las tres están controladas por el magnate del pequeño reino asiático.
El interés de Lim por el sector salud se vio acrecentado ante el pinchazo del 'ladrillo' en su país de origen. Fue a finales de septiembre de 2015, cuando ROWS comunicaba un cambio en su política de inversión en el megaproyecto Iskandar Malaysia donde participa, tal y como contó entonces Valencia Plaza. Las fuertes perspectivas de los sectores de salud y bienestar cautivaban al dueño del Valencia CF para dejar a un lado otros proyectos inmobiliarios ante la saturación existente en esa pequeña porción de tierra asiática, que busca convertirse en una gigantesca ciudad sostenible.
Rowsley anunciaba en la recta final del verano de 2015 la puesta en marcha de Vantage Bay Healthcare City, que va a albergar varios hospitales -entre otros recursos- para dotar a la población de atención a largo plazo. Para ello echó mano de Thomson Medical Center controlada también por el magnate singapurense. "Hemos decidido reposicionar Vantage Bay para aprovechar sus amplias capacidades y su ubicación estratégica", señalaba el comunicado oficial de ROWS enviado entonces al supervisor bursátil de Singapur. Y es que el turismo médico se ha convertido en una de las bazas de la economía singapurense.
Una vez que las autoridades aprueben la fusión a tres bandas entre ROWS, TMC y TMG, la nueva Rowsley -bajo su nueva denominación de Thomson Medical Group adoptada en la primavera pasada- tendrá una capitalización próxima a los 2.000 millones de euros al cambio, lo que la situará en la cuarta posición por capitalización entre las grandes del sector de aquellas tierras. Así lo preveía ya en diciembre pasado la cotizada presidida por por el también consejero del Valencia CF Ng Ser Miang.
Mientras tanto, TMG e IVI-RMA Global firmaban el pasado jueves el acuerdo para explorar la colaboración conjunta -y con otras empresas si fuera necesario- para el establecimiento y la provisión de servicios de empresa conjunta para el establecimiento de tecnología de reproducción asistida (ART) y plataformas de educación e investigación. Dicho pacto, según la nota de prensa de la empresa singapurense que publicó ayer este diario, no prevé impacto alguno sobre las cuentas -ni la cotización- de Thomson Medical Group.
"Estamos muy entusiasmados con el acuerdo con IVIR RMA Global para construir la mejor plataforma posible en el campo de la reproducción asistitida y quiero felicitar al equipo de TMG por este hito", afirmó el presidente de Thomson Medical -y a la sazón consejero del Valencia CF- Ng Ser Miang en una nota de prensa. "Esperamos convertirnos en la plataforma dominante en Asia", añadió. De momento, Lim ha dado un gran paso firmando ese entente con los hispanoamericanos tras varios meses de negociaciones y reuniones cada vez que el dueño del 'club ché' venía a València a ver a su equipo.