VALÈNCIA. El pasado viernes, la secretaría de Organización de Podemos que ocupa Pablo Echenique comunicó que Jaime Paulino había ganado las primarias del partido en la ciudad de Valencia. Los resultados de este proceso se conocieron con un retraso de ocho días debido a que, según la propia dirección estatal, debían realizar "comprobaciones extra" tras haber detectado "irregularidades graves" en las votaciones.
La sombra del pucherazo sobrevoló durante unos días, y ni la dirección autonómica ni la estatal llegaron a explicar qué tipo de incidencias se habían producido. Con el temporal ya en calma, este lunes sí profundizaron a Valencia Plaza qué les llevó a detenerlo: varios inscritos de Podemos –no especifican cuántos– votaron a los candidatos desde la misma dirección IP.
Una extraña circunstancia que, sin embargo, fuentes del partido aseguran que podía darse "y ser legal". Esto es porque explican que tanto las candidaturas como los círculos podían habilitar puntos de votación como, por ejemplo, un locutorio. No en vano, La Morada –sede local del partido– era uno de ellos. Ahora bien, "previamente se debía comunicar a la secretaría de Organización estatal esta intención de asentar un punto de votación para que se tuviera en cuenta en la fase de comprobación y no saltara el aviso". Algo que no ocurrió. Se produjeron varias votaciones desde el mismo sitio sin comunicación previa.
Esta anomalía hizo saltar las alarmas. Al detectarla en la fase de antifraude -segundo paso antes de iniciar a contabilizar los votos obtenidos por cada candidatura-, Organización paralizó el proceso. Lo hizo el pasado 21 de julio, el mismo día que se conocieron los resultados de los otros 46 municipios donde se celebraban asambleas ciudadanas. Además, también la dirección también constituyó un grupo auditor encargado de realizar averiguaciones para dirimir qué estaba ocurriendo.
Eso sí, no hubo celeridad para resolverlo. El grupo auditor no se formó hasta el martes 26 de junio, es decir, cinco días después de detectar las "irregularidades". Este equipo se dedicó desde entonces a comprobar que los DNI eran reales y a llamar a los teléfonos de contacto que facilitaron los inscritos para votar; sólo realizaron estas comprobaciones con aquellos militantes que habían votado desde la misma IP.
La investigación concluyó que no hubo pucherazo tras finalizar la ronda de contactos, pero los antecedentes semejantes -y recientes- en este tipo de procesos, "obligaron a poner en marcha todos los mecanismos de garantías".