análisis vp   

PP y partidos locales: claves de una nueva etapa en la provincia de Valencia

30/05/2023 - 

VALÈNCIA. Arturo Ros (mismo nombre y primer apellido que el obispo de Valencia) concurrió por primera vez como concejal en la lista del Partido Popular en su localidad, Tavernes Blanques, en 1991. Eran tiempos de´felipismo´, ' lermismo' y más ´ismos' que situaban al PSOE en la cumbre de la política autonómica. 

En 1995 ya lideró la candidatura. Ganó dos veces seguidas pero no pudo gobernar, como algunos de los miembros de su camada política en la época en que Rafelbunyol, con el sempiterno Jaime García en el sillón presidencial, se izaba como reducto popular en l' Horta Nord.

Hasta 2003, año del esplendor municipal del PP. Incluso ganaba en Mislata con mayoría absoluta. Y Arturo, más conocido en el partido como ' Arturet' por haber iniciado su periplo en la política bastante joven y por caracterizarse por un semblante que parecía inmune al envejecimiento, ejerció de alcalde hasta 2015. Seguía su línea en paralelo a la historia municipalista del PP.

Resistió en la fría oposición dos mandatos ante coaliciones gubernamentales con el PSPV al alza. Hasta este domingo 28 de mayo en que, como otros muchos conmilitones, ganó en su municipio. Logró seis concejales sobre 13. Le falta uno para la mayoría absoluta. Como también en tantas otras poblaciones, Vox ha obtenido representación. O más bien la repite con la bregadora Laura Carrasco como edil. 6+1= 7. Mayoría absoluta sobre 13.

Arturo Ros volverá a ser alcalde. Personaliza la evolución del PP en las últimas décadas. De oposición a gobierno para volver a quedarse fuera del ejecutivo y retornar de nuevo. Y, como bastantes de sus compañeros, previsiblemente con el voto de Vox, el partido que sustituye en la efervescencia de la política a los ya prácticamente finiquitados Ciudadanos y Podemos.

Se había hecho el ánimo de retirarse. De hecho, si hubiera tenido relevo en su formación no se hubiera ni presentado. "Si no ganaba había pensado incluso en no tomar posesión de mi acta", apunta este ya veterano de 60 años, quien, no obstante, "tenía claro que lo nuestro era una cuestión de aguantar la travesía en el desierto y de generar ilusión. La gente no se equivoca al votar".

Comienza un nuevo ciclo con Ros de alcalde. O con, también presuponiendo ese pacto con Vox, con Amparo Folgado de alcaldesa en Torrent. La trayectoria de esta última, con menor brevedad, podría asimilarse a la del futuro primer edil de Tavernes Blanques. 

Ha sido concejal de a pie, alcaldesa, líder de la oposición pese a ganar las elecciones, portavoz opositora tras perder los comicios y, en unas semanas, máxima munícipe de nuevo pese a no ser la más votada y en coalición, claro está, con Vox. 

Folgado ha estado en las maduras y en las duras. Esperando a que su persistencia y un contexto favorable le devolvieran su momento. Si en 2019 el PSPV sumó en todos los municipios uno o dos ediles por el efecto ´Pedro Sánchez', en aquel momento beneficioso; en 2023 le ha ocurrido al PP lo mismo pero a la inversa. 

La formación que preside Vicent Mompó en la provincia de Valencia ha sumado por la indignación contra el presidente traducida en castigo electoral. Donde gobernaba por los pelos, como en Puçol o en Bétera, por poner sendos ejemplos, ahora lo hará con holgura. En muchos sitios en los que se hallaba en la oposición, caso de Meliana, Carlet, Xirivella, Carcaixent, Algemesí, Alzira, Alcàsser y un largo etcétera, ha dado el vuelco o, como poco, semivuelco electoral. Vuelve a surfear en la ola buena.

Compromís no lo vio

Lo hace en parte por el castigo a la marca PSPV, en otra porción por la labor del equipo de su presidente provincial y de sus candidatos y, en otra dosis importante, por la caída de la tabla de Compromís. Esta última coalición no supo o no quiso ver su desgaste prematuro en 2019, cuando ya perdió concejales y un diputado provincial respecto a 2015 y lo atribuyó todo al tirón -¡qué tiempos aquellos para la marca socialista!- de Pedro Sánchez y el miedo que azuzaba a Vox.

Y en 2023 esa erosión ya ha taladrado toda su estructura. Ni Oliva, ni Tavernes de la Valldigna, ni Meliana, ni Paiporta, ni Bétera, ... ni tan siquiera en Sueca o Alzira han resistido el, para Compromís, fatídico domingo 28 de mayo. Y en Gandia queda arrinconado a dos concejales sobre 25. 

En todos sus grandes bastiones ha caído relegado a un papel secundario -o incluso de reparto- que, en el mejor de los casos, le permite ejercer de renqueante báculo para el PSPV y así mantenerse en gobiernos de coalición. Será su consuelo. O su penitencia. Esta última se verá agravada por haberse situado casi a la par que su antagonista Vox en representación municipal. 

Miguel Vidal en Alzira

Mientras, Ciudadanos se atrinchera en sus tres pequeños reductos de Cofrentes, Caudete y Llanera de Ranes, esperando salvar el de Vilamarxant y con el concejal de Alzira Miguel Vidal (sus 1.362 votos demuestran por qué tuvo ofertas de otros partidos) como cargo local más relevante. La ola que ha tumbado a Compromís ha tapado casi hasta las orejas a la formación de centro liderada por Mamen Peris. Se ha quedado con 30 munícipes y ha perdido 124

Si el PP ha sido el ganador global de estos comicios en la suma de los términos municipales, numerosos partidos locales han hecho lo propio a su escala, porque las fuerzas autóctonas siguen experimentando una tendencia al alza que debería dar que pensar a las grandes nacionales.

Más Camarena-Torre En Conill conserva sus cuatro concejales en Bétera, Centrats en La Pobla logra dos en su municipio (La Pobla de Vallbona); los hasta tres partidos de urbanizaciones se asientan en el pleno de Chiva; Units per Carcaixent alcanza ya el quinteto de munícipes; el Partido de Requena y Aldeas llega a tres concejales y puede inclinar la alcaldía, o Units per Almoines y Ciutadans de Alberic siguen arrasando en su respectivas localidades.

Más de partidos locales

El periodista Edu Badal debutará en el pleno de Canals con tres ediles; Rótova y Albuixec tendrán partidos independientes en sus plenos y XBuñol entra como grupo decisivo en el suyo; Projecte Oliva, con Yolanda Pastor de abanderada, ha dejado con la boca abierta a PSPV y Compromís en esta localidad de la Safor al lograr diez de los 21 ediles. Y así podríamos seguir un largo etcétera incluyendo, claro está, al alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, con su marca Ens Uneix. 

En unas elecciones en las que el PSPV no ha salido tan mal parado en los municipios como a escala autonómica y en las capitales (solamente ha perdido 61 concejales en la suma de las 266 poblaciones de la provincia y se queda con 1.021 frente a a los 1.082 que tenía hasta ayer), el PP ha logrado la medalla de oro en la competición electoral de 2023. Ha incrementado su representación en 200 ediles para sumar 1.075.

En el abigarrado compendio de partidos locales recaería la de plata. Y el PSPV y Vox (117 concejales) se quedarían, casi ex aequo, con la de bronce. Depende de si se valora más la resistencia numantina ante el viento en contra o el empuje con fuerza que le lleva a ser el apoyo decisivo en muchos municipios y en ganar incluso en Náquera.




Noticias relacionadas