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propuestas para un futuro incierto

¿Qué hacemos con el Ágora de la plaza del Ayuntamiento?

22/01/2023 - 

VALÈNCIA. Desde el pasado verano un gran Ágora habita la plaza del Ayuntamiento, una suerte de pabellón que ha acogido gran parte del programa de actividades de València Capital Mundial del Diseño. Concebido como una estructura efímera, fue el alcalde Joan Ribó el que desveló que tras su experiencia en el centro de la ciudad se trasladaría a La Marina, un traslado que se está retrasando algo más de lo esperado aunque con el objetivo de efectuarse antes de Fallas. Conocemos el espacio, pero, ¿qué proyecto de contenido le acompañará? De momento, es un misterio. Es por ello que Culturplaza ha lanzado la pregunta a distintos agentes culturales valencianos, quienes imaginan qué uso le darían al Ágora una vez se ubique en su sede definitiva.

Foto: KIKE TABERNER

Eva Sanjuán y Ana Beltrán, arquitectas de Estudio Correoviejo  

Más que plantearnos qué haríamos con el Ágora como espacio nos lo planteamos como un objeto. Para nosotras la mayor función que podría tener es generar Ágoras más pequeños, que tengan una escala no tan inmensa, que sea más humana. Estaría bien poder colocar estos pequeños Ágoras en otras plazas de València, en barrios como los de Patraix, Orriols, Benicalap… estos sitios podrían servir de conexión para tejer el tejido cultural valenciano y para ampliar la ciudad, y moverlos ahí sería una forma de salir de los “espacios de siempre”, es mejor descubrir la ciudad y sus barrios, nos gustaría reutilizar su piel y llevarlo a lugares que de verdad lo necesiten. Consideramos también que La Marina es un espacio ultra dinamizado, que igual no necesita el Ágora. Otra cosa a tener en cuenta es lo que sucedería en los pequeños ágoras, igual se pueden utilizar para ofrecer actividades culturales, cotidianas, charlas de crecimiento personal… todo de una manera más cercana. 

Teresa Juan, gestora cultural y artista

No haría nada en él. Yo dedicaría ese espacio a la desaceleración y a la vegetación, habría plantas y diálogo. Un ágora es un lugar de reunión y de debate, así que cedería ese sitio a las palabras, a la supresión de la ultra velocidad y a la conquista del espacio por parte de las plantas. Sería un espacio físico en el que estar y ser un cuerpo, cualquier tipo de cuerpo. Imagino un espacio no fotografiable donde no hacer absolutamente nada. No tendría ni gestores ni programación. Sería un espacio súper lento incapaz de generar un proyecto. Un sitio seguro donde los móviles se desactiven por sí mismos. Un lugar que omita la hiperproductividad, donde cualquier industria esté desubicada. O sea, posibilitaría un espacio de salud: no hay expectativas en él, no hay equipo, no hay trabajo, no se trabaja en él, solo hay gente, gente y plantas.

Inauguración del pabellón del diseño de la plaza del Ayuntamiento (Foto: EVA MÁÑEZ))

Sonia Rayos, cofundadora de Arquilecturas

Personalmente me ha sorprendido el uso que ha tenido ese espacio estando ubicado en la plaza del Ayuntamiento. Paralelamente al programa inicial al que fue destinado, de proyecciones y presentaciones de eventos relacionados con la Capitalidad del Diseño, la gente se ha apropiado de ese lugar y lo ha dotado de significado, más allá de las actividades programadas. Recuerdo la primera vez que pasé por allí y me fascinó ver a un grupo de estudiantes sentados en el suelo almorzando. Era un día de mucho calor, y pensé que habría aspersores de agua dentro, pero no: a 35º a la sombra, en un terrible día de poniente, estos chavales encontraban en esta estructura efímera la sensación de cobijo y sombra que sin duda necesitaban. Así que, me parece maravilloso que se vaya a seguir utilizando, aunque sea en otra ubicación. La Marina sin duda es un buen lugar. Creo que sería una buena oportunidad para que la ciudad, y las autoridades competentes, den continuidad a una programación relacionada con el arte, el diseño, la arquitectura, y que siguieran llevándose a cabo actividades culturales de presentación de eventos, proyecciones de películas y documentales. Y entre actividad y actividad, dejar que sean los ciudadanos los que decidan qué uso darle. El mero hecho de servir de sombra en una ciudad en la que tenemos tantos meses de calor infernal, me parece ya una buena idea.

Ignacio Bofarull, de la galería La Mercería 

El Ágora debería de seguir teniendo eso mismo, función de Ágora, de oro. Ser un lugar de encuentro cultural para València, quizás con programación mensual o trimestral, abierto a que la gente lo use y pueda proponer actividades, talleres, mesas redondas, conciertos, etc. Quizás con franjas horarias y un comité que analice las propuestas, siempre en mi opinión de ámbito gratuito. Podría convertirse en un lugar de peregrinación, especialmente los fines de semana, en el que la ciudadanía sabe que va a encontrar alguna propuesta de tipo cultural, podría ser que eventualmente contase con su propia app, o una cámara en streaming en la que ver que sucede desde cualquier punto de la ciudad.

Sara Olivas, poeta, escritora y gestora cultural 

Como gestora cultural, poeta y agente de igualdad, obviamente barrería para mi casa y para mi barrio: El Cabanyal-Canyamelar. Me encantaría que València se posicionara a nivel poético y tuviera la repercusión que se merece, sobre todo, abriendo nicho a nuevas generaciones que vienen pisando fuerte y visibilizando el trabajo de muchas mujeres que, en algunas ocasiones, se queda colapsado por la sombra patriarcal. Adoro festivales como el de LetrasHerida de Pamplona y es un sueño individual que persigo hacer aquí. Me encantaría ver eventos culturales donde no se vieran siempre las mismas caras y donde las y los jóvenes creadores tuvieran un espacio para dejarles creer, crear y ser. Unas residencias de escritura creativa, de dramaturgia o de poesía. Y, además, me gustaría que, en todo momento, se contara con las y los agentes culturales de la ciudad y, por supuesto, actividades que se abran a la participación de los barrios, en este caso, el Cabanyal-Canyamelar.

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