Descubrir las cocas de Pont Sec es lo mejor que me ha pasado (gastronómicamente hablando) en mucho tiempo
Los que escribimos sobre gastronomía somos un poco dados a la hipérbole. Las mejores croquetas de España, la paella más impresionante que he comido nunca, las diez tartas de queso que tienes que probar antes de morir... Esta vez no exagero. Sigo acordándome de aquellas cocas de Pont Sec dos semanas después. De la textura de la masa, del equilibrio entre la base y los ingredientes, del punto de cocción de la morcilla, la longaniza y el tocino, la alcachofa y los níscalos...
Nos había enamorado de tal forma la primera coca que pedimos (la clásica, la de pisto), que incapaces de comer más, preguntamos al camarero la posibilidad de llevarnos tres más a casa. Nada a lo que no estén acostumbrados en esta coquería de Dénia. De hecho, una moto aparcada en la puerta del restaurante se encarga de repartirlas domicilio.
Pep Romany es el rey de las cocas, el responsable de su perfección y propietario de Pont Sec junto a su mujer, Ana Giner. A la hora de elaborarlas, Pep mira a la cocina tradicional pero echa mano de la última tecnología. Así consigue una masa que tarda tres días en elaborar, con masa madre y fermentaciones que duran entre 26 y 28 horas. Una vez elegidos los ingredientes que completan la coca (gamba amb bleda, hierbas silvestres y morcilla, anchoa y mollitas de sangancho, foie, espinacas, pasas, piñones y queso de cabra...), esta se cuece en el horno con leña de encina. Solo 5 minutos y medio a 250 grados.
Nada falta y nada sobra en este producto de la cocina popular de la Marina Alta que tan bien elaboran en Pont Sec. Ah, y su precio es irrisorio: 4,50 euros cada unidad. Adiós pizza, hola cocas.