El Perellonet tiene su encanto. Huele a mar y a peix. Las casitas de construcción semicircular del grupo Marqués de Valterra, construidas en los años cincuenta en el casco urbano del pueblo, son el sello personal e intransferible de esta pedanía marinera de València, de postal turística. El Perellonet es un pueblo de fuertes tradiciones y lo confía todo a su patrona, sienten devoción por la virgen del Carmen. Una de esas tradiciones, que vamos a relatar, es la de la pesca o captura de nuestra querida y costosa angula. Exquisita de sabor. La angula es el alevín o cría de la anguila, muy valenciana también e ingrediente principal del all i pebre, plato típico de las poblaciones que forman el magnífico puzzle de los Poblados del Sur.
En El Perellonet apenas viven 1.400 personas, según el último padrón del Ayuntamiento de València. En tiempo estival se multiplica con creces, por ser la segunda residencia de muchos vecinos de la capital y de poblaciones de L’Horta Sud. La hostelería y la agricultura, hoy en alza gracias al cultivo del tomate valenciano o de la verdura china, son junto a una pesca en decadencia el motor de la economía de la localidad. Quien piense a estas alturas de la vida que la captura de la angula en el litoral del Mediterráneo valenciano es un mar cerrado se equivoca.
Varias décadas han pasado desde que los estudiantes del Grupo Escolar Grumete Javier Trénor llevaban en las mochilas, ante la sorpresa de los maestros, el almuerzo elaborado por un bocadillo de revuelto de angulas. O desde que las gallinas en sus corrales picoteaban para alimentar el buche estas estilizadas serpientes de la mar. Como las olas no hablan pero sí se escuchan, los más veteranos de la pedanía de El Perellonet sitúan en las dos primeras décadas del siglo pasado el primer recuerdo del ancestral oficio ejercido por los primitivos pobladores de una Galia con fuerte tradición pesquera.
Lorente, veterano de la angula
A sus ochenta y dos años no le falla la memoria. Basta la palabra de un hombre de los de antes para acordar una cita. Un encuentro no programado en la agenda del teléfono. Pepe Lorente me espera con la puntualidad que le caracteriza, vestido como un pincel, después de la clásica volteta por la demarcación que realiza todos los días hasta en dos ocasiones. Pepe ha declarado la guerra al azúcar.

- Kike Taberner
Recuerda que empezó a pescar angulas a los dieciséis años. En aquel entonces, no existía la regulación y el control sobre el arte de la pesca. La angula está intervenida por los burócratas. Celebró las bodas de oro, y a los sesenta y siete años se jubiló. En la reserva todavía echa una mano a los miembros de la cofradía en su tiempo libre. Es el 'costurero' de los monots y de las redes.
El pasado nada tiene que ver con el presente. Pepe llegó a ser uno de los ciento sesenta componentes de una asociación fuerte y distinguida, que se nutría no solo de vecinos de El Perellonet, también de pescadores de Pinedo y de El Saler. El periodo de pesca aperturaba el calendario en el mes de octubre, no como ahora que se inicia en el mes de Nadal. El oficio se realizaba todos los días de manera ininterrumpida y colectiva, organizada por grupos.
La otra modalidad de pesca, la individual, funcionaba con el sistema del sorteo de los puestos, ejerciendo cada uno con libertad el trabajo. Fruto del entusiasmo generalizado de estos irreductibles, la cofradía cruzó el puente, consiguiendo que la demarcación de la pesca se ampliara a la Gola de El Saler, allá por mitad de la década de los años cincuenta.
Tiempos en los que en un día se podían pescar hasta mil kilos, algo impensable en los días de hoy, con unos precios que rondaban las cuarenta pesetas por kilo. Rápidamente salían a la subasta, a la que acudía gent como Montoliu, la Tía Carmen, Roset o Fatbat entre otros empresarios del sector.
Pepe hace un inciso antes de que la pesca se organizara allá por los años cincuenta. El oficio se remonta, por lo menos a principios del siglo pasado, pero en los años cincuenta es el boom, fecha clave en la que la cofradía adquiere unos terrenos a la familia Patilla construyendo la sede social de la asociación. La nueva y moderna infraestructura que se va ampliando y adaptando a la singularidad del terreno y del tiempo. Antes de despedirse recuerda que «el mar ha sido mi vida, lo he mamado desde muy pequeño, saliendo a faenar en las barcas pescando langostas, lenguados, sepias, tellinas, almejas, pulpos…».

- Kike Taberner
El sorteo del salabre
En la siguiente parada me he perdido el sorteo de los puestos señalados para la pesca individual o salabre de los miembros que no secundan el turno. Aquí el gordo de la lotería es que el monot rebase de kilos de esas pequeñas, finas y elegantes 'serpientes' de mar transparentes en cada jornada de pesca. La llegada de la angula es el plan Marshall anual para muchas familias residentes en la pedanía. La asociación la componen actualmente cerca de cuarenta miembros en activo. Son más, pero prorrogan la excedencia de año en año por incompatibilidades con su vida laboral. Es la más importante de nuestro litoral. Para formar parte de ella es requisito ser hijo-a de pescador o estar empadronado al menos cinco años en la localidad y pasar el tribunal de la junta directiva. La Asociación no es un mar cerrado. En El Perellonet se superó hace muchos años el conflicto de la pesca de género, pescan libremente hombres, mujeres y viceversa.
Huele a sal. Llego al número 15 donde se aloja la sede social de la Asociación de Pescadores de Angulas de El Perellonet (antes era una cofradía). El edificio es pura fachada. Una mole de cemento. En la parte superior de la fachada luce un precioso mosaico amarillo, compuesto por azulejos rotulados con la inscripción de Cofradía de pescadores de Angulas del Perellonet año 1959.
El local de la asociación es amplio, con profundidad, de techos altos y la humedad está presente en el ambiente. El inmueble está separado por un muro de contención dividido en dos secciones, con acceso por una puerta interior a ambas dependencias. En la sección izquierda del local se encuentran las balsas donde miman las angulas cuando las rescatan del canal. Las balsas interiores me recuerdan a los baños veraniegos que me pegaba en la piscina del antiguo chalet que mis padres poseían en la calle trece de la urbanización de La Cañada. Aquella piscina estaba levantada con cemento, pintada en su interior de color azul, sin azulejo, no muy profunda y de tamaño rectangular.

- Kike Taberner
Cada hora los pescadores vacían sus monots en las piscinas. En el local habitan colchones como los utilizados en los cuarteles militares o en las vigilias de la adoración nocturna. Las imaginarias son los turnos —semántica del vocabulario marinero— extendidas a doce horas o media jornada, como dice el mayorista loco del pescado de una serie de televisión. El horario fijado para la captura es desde las 18:00 de la tarde a las 6:00 de la mañana.
La jornada de pesca: el turno
Salimos de Sotavent 15 dirección la Gola cargados con los utensilios de la pesca. Los monots o jaulas metálicas son denominación de origen de la pedanía costera y deben estar matriculados por la Conselleria para poder salir a faenar. Los agentes forestales o del Seprona ejercen de alguaciles, siendo los encargados de vigilar que los pescadores cumplan las leyes sobre la pesca impuestas por las administraciones autonómicas.
En Cataluña, por poner un ejemplo, está permitida la luz en las capturas, mientras que en la Comunitat Valenciana no es posible. En este asunto, Luis Zorrilla, secretario de la cofradia y antiguo alcalde, recalca que no solo se puede legislar desde los despachos, se necesita una mayor colaboración entre administraciones, técnicos y pescadores. Algunos lugareños han visto volar drones en el espacio aéreo de las playas de El Perellonet y Recatí. Esa vigilancia denota un férreo control por el cumplimiento de la ley de la pesca de la angula.

- Kike Taberner
Llegamos al final del canal en la desembocadura con el mar. Voro es el responsable de falcar los monots con la ayuda de Paco, pescador profesional que al mirar a la gola se da cuenta de que las compuertas no están abiertas; hay que liberar alguna de ellas para purgar las aguas. Para poder hacer saltar a las angulas es preciso un cambio de viento y un mar picado.
Paco es un hombre de mar, intuitivo, conoce bien el terreno que pisa. A él y a Voro no les gusta hablar de los datos de las capturas ni de los precios de las subastas. Son artesanos del noble oficio de la pesca. El Ibex marinero es el que fija el precio de la angula en las subastas de los lunes, en las que pujan mayoristas o comerciantes. No existe precio fijo en la cultura del mar, es la ley de la oferta y la demanda, aunque el precio del kilo de la angula es prohibitivo.
El verdadero patriotismo de la pesca es dar de comer a sus familias. Me dicen los pescadores que, cuando eran pequeños, sus madres los alimentaban con bocadillos de angulas que llevaban al colegio ante la sorpresa de los profesores. Les quedan por delante casi doce horas de vigilia, un viacrucis de frío y humedad, salvaguardados por mantas y abrigos. La visita ha sido ejemplar, por haber estado rodeado de hombres sabios del mar realizando un precioso ejercicio de mediterraneidad en una tarde navideña.
Ainhoa, la primera mujer
El peculiar arte de la pesca de este exquisito manjar es una tradición de pares a fills. Estos días, muchas familias valencianas beberán de las salinas aguas, con puerto en El Recatí. Sin cuotas de paridad, sin oposiciones en sus estatutos a la participación de la mujer en la pesca, la única igualdad que existe es la de trabajar en equipo por el interés general, arrimar el hombro por el bien de la comunidad. Desde siempre, las costumbres han fijado el sexo masculino al mando del timón de esta singular captura, reglada para frenar la competencia desleal.

Esta xiqueta, natural de València, fue a los dieciséis años de edad la primera mujer registrada oficialmente, convirtiendóse en la cuarta generación de pescadores de la angula de la heráldica que componen los Aznar. Ser hija de y estar al menos cinco años empadronada en la pedanía han servido para que Ainhoa, nacida en la era digital y disfrutando de la era Instagram, viera, en el año 2020, su deseo hecho realidad, siendo la primera dama federada de la historia de la angula en las aguas que bañan la fantástica playa de El Recatí.
Reglamentaciones para la pesca
Con Raúl Zorrilla, presidente actual de la cofradía intercambiamos impresiones sobre la situación actual de la pesca. No es para tirar cohetes, pero llegas a la conclusión de que ir a la angula es más por romanticismo que por hacer caja. Las administraciones lo ponen cada vez más difícil con normativas y restricciones. En esta nueva campaña del 2025 las incorporaciones a la plantilla son cuatro. Las caras nuevas rejuvenecerán el censo porque son muy jóvenes. Hijos y nietos. Es la buena noticia de la temporada.
Una temporada que estará marcada y regida por una reducción de días. La tendencia es a la baja en los últimos tiempos. En el año 2013 pasaron de pescar cinco días repartidos entre domingo, lunes, martes y jueves durante un período que abarcaba seis meses, con la apertura el 1 de octubre, y la finalización el 31 de marzo, a cuatro meses y cuatro días.

- Kike Taberner
Siguieron los recortes la temporada pasada (2024) con un descenso aún mayor, pasando a un calendario de tan solo ocho semanas, operando el primero de diciembre y terminando el 28 de febrero. Durante esa campaña pudieron elegir los días de pesca, siempre buscando las noches de luna nueva que beneficia la captura. Los meses de diciembre y enero, el de mayor número de días frente a un febrero de incertidumbre, respetando los festivos y los días de veda.
Me despido de Raúl con un apretón de manos en el primer día. Les deseo mucha suerte en la temporada de pesca. Su rostro no augura cierta festividad ni alegría, rematando: «Esta temporada estamos en un limbo. No existen directrices fijas, nos hemos encontrado algo de desconcierto en la Conselleria; pese a ello, seguiremos erre que erre con lo nuestro, manteniendo viva y custodiando la leyenda de la angula en El Perellonet».

* Este artículo se publicó originalmente en el número 132 (diciembre 2025) de la revista Plaza