VALÈNCIA. Sólo faltaba que el Ayuntamiento de València estampara su firma en el contrato. Sin embargo, siete meses después, este sigue paralizado. Se trata del proyecto piloto de alquiler de coches compartidos -carsharing- que el consistorio estaba preparando con la empresa valenciana Cargreen y que, por el momento, se mantiene en el aire, a la espera que el gobierno municipal tome una determinación siete meses después de que el acuerdo pareciera casi sellado.
El área de Alcaldía, dirigida por Joan Ribó, es la que está llevando a cabo las conversaciones con la operadora. En febrero, el acuerdo de funcionamiento ya estaba casi cerrado, y como en él entraba en juego el papel de la concesionaria de la O.R.A., Dornier, se esperó su visto bueno, que llegó poco después. Así, desde entonces, sólo resta que el área de Alcaldía suscriba el contrato que ella misma mandó redactar. Un último paso que está ahora retrasando sin esclarecer los motivos.
Pasó marzo, pasó abril, y llegó mayo, el mes de las elecciones municipales, sin que el consistorio suscribiera su parte del acuerdo. Los comicios provocaron la paralización de las conversaciones dado que los partidos centraron sus esfuerzos en la campaña electoral. En junio se constituyó la corporación municipal, pero Ribó no era todavía alcalde. Tuvo que pasar otro mes más para que Compromís y PSPV alcanzaran un acuerdo de gobierno que lo erigiría de nuevo primer edil.
Pese a ello, julio tampoco fue un mes de avances y Alcaldía se mantuvo en silencio, llegando a agosto, mes inhábil en la administración municipal. Así, pasadas las vacaciones estivales y entrado septiembre, se han retomado los contactos entre operadora y gobierno municipal, aunque no con una intensidad que haga inminente el acuerdo.
El proyecto piloto pretende durar 6 meses prorrogables automáticamente por períodos de 6 meses si no hay ningún problema. El objetivo es probar el servicio en la tercera ciudad de España para conocer su repercusión en la movilidad de la ciudad al tiempo que contribuye a las arcas municipales con una tasa que asciende a 1.028 euros anuales por vehículo desplegado.
La proyección de la operadora de carsharing es empezar la prestación del servicio con una flota de 150 coches eléctricos a lo largo y ancho de la ciudad. Así, la operadora pagaría un montante total de aproximadamente 154.000 euros anuales a la concesionaria de la O.R.A., dado que los usuarios de este servicio no pagarán la zona azul -de rotación- ni la zona naranja -de rotación y para residentes según la hora y el día de la semana-. Así, quien utilice estos vehículos no deberá correr con este coste, asumido por la propia empresa operadora.
Ahora bien, estos 1.028 euros anuales por vehículo forman parte de una proyección que no está exenta de cambiar y cualquier parte puede pedir la revisión de la mencionada tasa. Si los vehículos estuvieran aparcados más del tiempo previsto, la concesionaria de la O.R.A. podría pedir el aumento de la tasa, mientras que si los turismos ocuparan la zona azul o naranja menos tiempo del proyectado, sería Cargreen quien pudiera pedir una rebaja de la tasa.
Y para monitorearlo, la empresa valenciana deberá facilitar a la concesionaria de la O.R.A., si se suscribe el contrato tal y como estaba previsto, datos sobre el uso de los vehículos en tiempo real. Según explicaron fuentes conocedoras de este proyecto inicialmente, la recarga de los vehículos se haría en instalaciones de la empresa, por la falta de cargadores eléctricos en las calles de la ciudad, y cuando los vehículos tuvieran poca batería, enviarían un mensaje a la compañía, que los recogerá para recargarlos. Aquellos turismos que se hubieran quedado sin carga no aparecerían a los usuarios en la app del servicio.