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tiempos posmodernos / OPINIÓN

Rusia, un país 'pequeño' pero matón

Foto: VLAD KARKOV / SOPA IMAGES VIA ZUMA / DPA

La respuesta, ante la constatación de la vulnerabilidad del bloque europeo, debe ser más integración, tanto desde el punto de vista económico como político-militar

27/03/2022 - 

Acaba de cumplirse un mes de la invasión rusa de Ucrania y se ha escrito mucho sobre los efectos que está teniendo y puede tener en el futuro. Independientemente de las cifras, a las que luego me referiré, este conflicto en Europa, precisamente en este momento, está sirviendo para poner a cada país en su sitio, para que seamos conscientes de nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Como con otras crisis, enfrentarnos con la dura realidad de nuestras carencias puede tener importantes repercusiones sobre la integración económica en Europa.

Por descontado, el peor de los efectos de la invasión rusa de Ucrania es la terrible situación de los ucranianos, no sólo la de los refugiados que han podido escapar de la guerra, sino también la de los que aún están allí. Se puede consultar la información actualizada a diario por las Naciones Unidas, que indica el número de personas que han salido del país desde el 24 de febrero. 

Muchas cosas han cambiado desde ese día en que Rusia inició la invasión de Ucrania. Una de ellas, más importante de lo que pueda parecer, es la percepción que la opinión pública mundial tiene del país agresor. En el imaginario colectivo aún perdura el escenario de la Guerra Fría, que enfrentaba a dos super-potencias en un tablero mundial en un tenso equilibrio. Al observar a la Rusia actual, su tamaño la sitúa bastante lejos de poder compararse no ya con Estados Unidos, sino con cualquiera de los países medianos europeos. En 2020, el Producto Interior Bruto de Rusia era (en términos corrientes) de 1,48 billones de dólares, algo mayor que el de España (1,28 billones). 

En renta per cápita las diferencias son enormes: frente a los 31.676 dólares de Italia y los 27.057 de España, la de Rusia era de tan sólo 10.126 dólares en 2020. Por otro lado, a todos los efectos, la estructura del comercio ruso se corresponde con el de un país en desarrollo, puesto que la mayor parte de las exportaciones rusas (el 80%) son en forma de combustibles y materias primas, mientras que más de dos tercios de sus importaciones son manufacturas (maquinaria, material de transporte, productos químicos, electrónicos y farmacéuticos). 

VLAD KARKOV / SOPA IMAGES VIA ZUMA / DPA

Como apunta Paul de Grauwe en un reciente artículo, sin embargo, para su tamaño, el gasto militar es muy elevado: unos 62.000 millones de dólares al año (un 4% de su PIB) pero que, aún así, representan sólo el 8% de lo que gasta Estados Unidos. Concentra sus avances tecnológicos en la industria militar en lugar de en la de bienes de consumo. Además, aumentar el gasto militar, que es improductivo, sólo contribuye a hacer a Rusia más pequeña. El resultado de todo esto es que nos enfrentamos a un país que actúa como un matón, con una fuerza militar desproporcionada para su tamaño y ante el cual nos sentimos claramente asustados.

Rusia también es vulnerable, puesto que sus ingresos por exportaciones dependen de la evolución de los precios de las materias primas, que constituye el talón de Aquiles de los países en desarrollo. Ahora mismo ha podido financiar su gasto militar gracias a las reservas acumuladas (unos 600.000 millones de dólares) procedentes de sus exportaciones energéticas. Pero son la UE y Estados Unidos los que controlan el sistema financiero internacional y pueden bloquear, como ya lo han hecho, una parte de esos fondos (aunque con muchas, demasiadas, fisuras).

Por otro lado, esta crisis también ha mostrado la vulnerabilidad de los países ricos. La económica, por un lado, en un contexto de ya muy altos precios energéticos y de materias primas debido a la pandemia. Europa y Estados Unidos, además se han visto limitados por la dependencia de otros países a través de las cadenas globales de producción para la fabricación de muchos bienes, en especial componentes electrónicos. Obstáculos al comercio o falta de producción en algunas de las fases crea verdaderos problemas de abastecimiento. En el contexto actual, Estados Unidos, debido a su tamaño, tiene una elevada capacidad de autoabastecimiento, en especial de gas y petróleo. No es ese el caso de la Unión Europea. Aunque Rusia o Ucrania tengan un tamaño económico relativamente pequeño, sin embargo, concentran una importante producción de algunas materias primas y, además, son los principales abastecedores de buena parte de la UE. 

En concreto, según la OCDE, Rusia y Ucrania exportan el 30% del trigo mundial, el 20% del maíz, fertilizantes minerales y gas natural, así como el 11% del petróleo. Además, Rusia es un suministrador estratégico de paladio, utilizado en los catalizadores de los coches, así como de níquel, para la producción de acero y baterías. Como resultado de la invasión de Ucrania, los precios de estos productos han aumentado considerablemente desde enero, como puede verse en el gráfico 1.

Aumento del precio de algunas materias primas. Fuente: OCDE (2022)

Pero también la UE es débil desde el punto de vista político y militar. La reducción  desde el mandato de Trump de gasto militar de Estados Unidos en Europa, sin que se haya sustituido por esfuerzo interno, ha quedado patente en la actual crisis.

 Con todo, desde el punto de vista económico, la UE no va a poder, con la rapidez que había previsto, retirar las medidas monetarias y fiscales excepcionales que se pusieron en marcha con la pandemia. La acumulación de deuda pública y la elevada inflación hacían recomendable la consolidación fiscal y una política monetaria paulatinamente más contractiva. Ambas se van a realizar, pero a un ritmo más lento, debido al aumento de la incertidumbre y a la caída en la actividad económica. Es evidente que la inflación va a ser aún más alta, pero hay que tomar medidas para frenar los efectos que sobre las economías europeas este nuevo shock externo está teniendo, que vuelve a tener carácter asimétrico, ya que el grado de exposición de los países no es el mismo (puede verse en el gráfico 2 los efectos por países y por sectores).

Efectos sobre la producción de una reducción de las importaciones energéticas en un 20%. Por países y por sectores. Simulaciones realizadas por la OCDE. Fuente: OCDE (2022)

La respuesta, ante la constatación de la vulnerabilidad del bloque europeo, debe ser más integración, tanto desde el punto de vista económico como político-militar. Desde el punto de vista macroeconómico, avanzar hacia la unión fiscal, de manera que exista suficiente capacidad para que la UE realice una labor de estabilización ante los shocks y pueda emitir bonos europeos para financiarla. Los mercados y, en especial, del energético, deben estar más interconectados (tanto de la red eléctrica como mediante gaseoductos) con vistas a hacer lo mismo en el futuro con otras energías limpias, como el hidrógeno verde. Además, países como Alemania van a tomar medidas para reducir su vulnerabilidad energética. En el ámbito político y de la defensa, la UE no tiene otra opción sino reforzar su papel en la OTAN mientras decide su propia unión política en sentido amplio.

La Unión Europea se vuelve a encontrar en una encrucijada, ya que tanto desde el punto de vista político como económico, la invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto debilidades en el proceso de toma de decisiones, en la política de defensa y en la energética. En los próximos meses asistiremos a nuevas medidas integradoras, si de verdad queremos permanecer “unidos en la diversidad”, que es el lema de la UE.

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