Cecina, vino, conservas, queso, jamón, rodillos de bicicleta y también café de especialidad. El delivery y los capos cafeteros nos están salvando del torrefacto
Te despiertas por la mañana. Si es que es por la mañana. No suena la alarma del móvil. La alarma son las gaviotas, que han rebasado la primera línea de mar y ahora tienen apartamentos turísticos en el centro. Si tienes a la Pachamama de tu lado oirás aves, pero es más probable que te despierte el graznido de una urraca reinterpretando a guitarra desafinada el Resistiré del Dúo Dinámico. O Aníbal con sus treinta y ocho elefantes de guerra siguiendo una rutina de entrenamiento HIT. A lo que íbamos, consigues zafarte del manto protector del edredón. Enciendes alguna fuente de noticias. Apagas la fuente de noticias, porque ni fuente, ni noticias. Es una cascada de paparruchas. Necesitas algo sincero. No hay nada más sincero que el café, bueno sí, el pan. Lo dijo uno de los grandes escritores del realismo ruso y lo escribió un estadounidense en la contraportada de un libro que no compré. No recuerdo el nombre del libro, ni del escritor ruso, ni del escritor estadounidense. La librería donde está el libro está cerrada, como todas.
Te desperezas y das tumbos hasta la cocina. Abres Guía Hedonista. Entras en un artículo que se titula Si tú no vas a la cafetería, el café irá a ti y el déjà vu que sientes crece. El arranque del artículo es muy similar a otro que iba de cafeterías de especialidad. Solo que ahora no hay cafeterías. Darías dos paquetes de levadura química y siete kilos de harina por romper el confinamiento y hacerte –que te hagan– un café de filtro. Sigues leyendo y de repente, en el tercer párrafo, una banda de ángeles se cuela en tu cuarentena: varias marcas y cafeterías locales tienen servicio delivery.
A la otra línea del teléfono está Isabel Restrepo, de Elixir Coffees, una marca de café de especialidad que días antes del estado de alarma iba a inaugurar la primera tienda física
en los puestos exteriores del Mercat de Russafa. «Será una tienda donde se podrá comprar café a granel en diferentes formatos, incluso en cápsulas 100% compostables. Queremos acercar el café de especialidad a todo el mundo, independientemente de la cafetera. ¡Esperamos abrir en cuanto acabe la cuarentena! Mientras tanto, hemos reforzado nuestras ventas online y estamos desarrollando un programa de suscripción mensual».
La semana pasada lanzaron el #cremaetchallenge, un reto para involucrar el café de especialidad en la tradición valenciana y matar el interminable hastío de la cuarentena.
«La idea surgió después de ver como nuestro vecino/primo casi quema la casa intentando hacer un cremaet con su cafetera italiana, sustituyendo el agua por el ron. Se prendió fuego todo. ¡No intentéis imitar esto en casa! No esperábamos que se uniera tanta gente al reto. Seguro que lanzamos alguno más».
En el tostadero de Don Gallo están Enrique Muñoz y Pablo Ferrer. Por la mañana empaquetan y preparan los pedidos, por la tarde tuestan cafés de Honduras, Colombia o Costa Rica, entre otros orígenes. con todas las medidas higiénicas posibles. El grueso de la venta de esta marca es a esa nueva hostelería que se preocupa por el café. «Hay varios proyectos con restaurantes paralizados a raíz de esta crisis. La hostelería está siendo golpeada fuerte, pero con buenos mimbres y más ilusión que nunca, los retomaremos cuando esto pase».
En Elixir los envíos en València son gratuitos a partir de las compras superiores a 30€. En el resto de España, por compras superiores a 50€. Tardan entre 24 y 48 horas una vez realizado el pedido. Disponen de cincos cafés de origen en cápsulas 100% compostables: Colombia, Guatemala, Brasil, Etiopía y México (descafeinado). En grano y molido tienen Colombia y en descafeinado, un café procedente de México al que se le ha extraído sin químicos, a través de un proceso natural llamado Mountain Water Process.
Los envíos de cafés Don Gallo son gratuitos en todo el país en pedidos superiores a 20€. Se envían a través de mensajería 24 horas. En València hay posibilidad de entrega eco y en el mismo día. Además de sus cafés de especialidad recién tostados en Massanassa, envían cafeteras y molinos Wilfa, tés e infusiones y cajas de la bebida de avena Oatly.
Aunque nunca será igual que tu barista de confianza tirando espressos en la todopoderosa La Marzocco, hay soluciones caseras para tener buen café estos días descafeinados. Retrogusto Coffeemates, Beat Brew Bar, Los Picos Café o The Flying Bean son cafeterías con la persiana bajada pero abiertos a llevarte el café al pie de tu puerta.
Flying Bean Coffee es de las últimas cafeterías en irrumpir en el panorama cafetero valenciano. Aprovechan la cuarentena para sacar lustre a la cafetería y a la web. «También utilizamos el tiempo para hacer experimentos con café en casa, por ejemplo recetas de Cold Brew, pruebas de agua o cócteles con café. Lo compartimos en nuestro Instagram». A través de esa red social recogen los pedidos. «No tenemos tenemos un sistema de envíos regular pero te podemos llevar el café (en grano o molido) gratis a tu casa si vives cerca. También puedes recogerlo en la cafetería». También tienen filtros para la V60 o aeropress y molinillos. En Beat Brew envían mediante los bicimensajeros Kurutta couriers sus especialidades: café, infusiones, kombucha y matcha. Mediante Whatsapp, Instagram y Facebook recogen las peticiones y ya que están, dan tutoriales y consejos.
Martina Requena y Paula Esquembe de Retrogusto Cofeemates han adoptado el delivery por petición popular: «Al ponerse en contacto con nosotras muchos clientes decidimos montar un servicio a domicilio. Nos hacen los pedidos a través de las redes sociales y se lo llevamos gratis». Sencillo y local: Recogen los pedidos y Martina se sube a su moto corporativa para ir al Mercado Central, y de ahí a las cafeteras domésticas. Venden café en grano o molido y filtros.
«Al igual que otros negocios de hostelería, estamos preocupadas por el nuestro. Aunque termine el confinamiento es obvio que las aperturas de establecimientos va a ser graduales, con restricciones de aforo. Y muchos negocios no pueden sobrevivir varios meses cerrados. Pero hasta que no termine esta crisis no se puede saber realmente lo que va a pasar. Hay una incertidumbre bastante seria, pero intentamos vivir el día a día». De momento, los posos de café no aciertan con su pronóstico del fin de la cuarentena.
Rafa y Gema de Los Picos Café lo llevan «rematadamente bien». En una cadena de emails que parece que siga el método paranoico-crítico de Dalí, explican que esto «es algo así como una especie de largas vacaciones mentales. Nuestra faceta misantrópica se desinflama con esta suerte de rutina más sujeta a uno mismo que a los caprichos y/o obligaciones que marcan la habitualidad del día a día comercial». Antes de que los tilde de conversos al new age, añaden que «parece que este paso obligado por "el vientre de la ballena" que es la casa está produciendo toneladas de tele-manisfetaciones del ego, donde lo importante es mostrarse por encima de tener algo interesante que decir. Parece que hay una competición digital que no se reduce solo a marcas y servicios que buscan la retención de la atención, sino a particulares con poco más que unos centenares de seguidores que, dirigiéndose a una audiencia, consideran a bien enseñarte su habitual rutina de maquillaje, su poco brillante plato de alimento del día o la forma más espacialmente eficiente de doblar calcetines». Por ello, no esperéis que hagan tutoriales: «No hemos querido participar en este empacho de contenidos sin contenido, de recetas sin secreto y de ruido sin mensaje. Quizá tampoco esperamos volver renacidos de este encierro como Jasón. Lo que sí tenemos claro es que no vamos a participar de esta no-conversación del mundo». La inacción es el precio de la brillantez.
«Nuestro sistema de envíos es bastante simple, personal y directo: nos escriben para pedir café. Recogemos el pedido tras una breve (a veces no tan breve) conversación: número de bolsas, método o cafetera, cómo suele tomar el café y preferencias de sabor. Metemos los paquetes de café en bolsas de plástico individuales. Guantes y mascarilla. Vamos en bicicleta a domicilios dentro de Valencia ciudad. Hacemos la entrega a uno o dos días vista. Realizamos la entrega sin contacto directo y guardando una distancia de seguridad prudencial». El envío es gratuito y el pago del café –solo entregan café– es a través de TWYP.
Esta cuarentena es amarga como una extracción demasiado larga.