Pues sí, el día que dije que no entraba más Nutella en mi despensa fue duro. Aunque nunca fui mucho de dulces todos sabemos lo que apetece a veces meter la cuchara ahí dentro, untarlo en tortitas, bizcochos… Y entonces llegó Tiggy
¿Los motivos por los que desterré la Nutella? muchos. Estoy segura de que se te ocurren unos cuantos. Si no era porque tenía leche, era por el aceite de palma o porque medio bote era puro azúcar. Empezaron a salir versiones caseras pero la idea de ponerme a hacer crema de cacao me daba un poco de pereza, la verdad. Así que apareció Tiggy y mis ojos se abrieron como platos. ¿Una crema de cacao vegana, sin aceite de palma y a base de chufa valenciana? ¡Qué me digan dónde!
Pues no tardó mucho en aparecerse antes mis ojos. Fue hace unas semanas cuando me encontré su puesto en el Big Yoga Festival y conocí a Vasco Acursio, su creador. Hablando con él me cuenta que se ha dedicado gran parte de su vida al sector de la alimentación, principalmente al cacao y al chocolate, 18 años nada menos. Y aunque la crema de cacao Tiggy es a base de horchata, él es portugués pero resulta que cuando llegó a València cayó rendido ante las propiedades de la chufa. Empezó a investigar las propiedades de este tubérculo y quiso darle valor de una manera diferente a la clásica horchata, que es la única manera en que la chufa parece tener provecho.
La chufa, en primer lugar, no es un fruto seco, y aunque ahora mismo no pueden asegurar la trazabilidad al respecto, en un futuro está entre sus planes, incluso asegurar que sea un producto totalmente seguro para celíacos evitando problemas de contaminación cruzada. Además, les permite ofrecer un producto libre de proteína láctea y libre de procedencia animal, completamente basado en plantas (de hecho su etiqueta dice “Hola, soy Vegano”), así que es un producto amigo de todos. La chufa le da consistencia pero sin dar pesadez a la crema y no resulta nada empalagosa, nos aporta grasas insaturadas y fibra. Todo un chollo.
Se les ocurrieron muchas ideas para sacar a la chufa de su contexto habitual. Una de ellas fue crear una tableta de chocolate pero resultó salir blanda y sin suficiente consistencia, así que de ahí nació la crema. A veces las cosas buenas son los efectos colaterales de empeñarnos en otras.
Así nacieron dos crema diferentes. La primera, la más clásica, y mi favorita, la de chufa y cacao. Está increíble. La segunda crema, la más valenciana de las dos ya que además de ser a base de chufa, sustituye el cacao por algarroba, algo que últimamente se está viendo mucho en repostería. Esta última además es ecológica y se hace con azúcar de caña. En un futuro pretenden sacar ambas versiones sin azúcar y algunas sorpresa más, y yo ansiosa por probar.
La composición en ambas es de aproximadamente el contenido de 3 vasos de chufa y medio por cada bote, aceite de girasol, cacao y azúcar. Y ojo, todo de procedencia local. Una composición simple, honesta y transparente. Algo que por otra parte les ha dado muchos quebraderos de cabeza ya que eso complicaba lograr el máximo tiempo de conservación, un reto que han conseguido salvar asegurando una fecha de caducidad de 9 meses desde que se produce la crema de chufa.
Más adelante consiguieron la certificación de chufa de València, lo cual comentan que se ha notado bastante en el crecimiento de la marca, sobre todo en Madrid. Parece que la chufa versionada triunfa fuera de la Comunidad más que en su lugar de origen.
¿Y a ver, dónde podemos encontrar esta maravilla? Pues la verdad es que ahora copan casi todas las tiendas de producto ecológico con la versión de chufa y algarroba. Puedes encontrarlos en las tiendas Navarro, por ejemplo, o hacer un pedido online en su web.
¿Y su trayectoria? Llevan poco tiempo en el mercado y reconocen que aún son una empresa pequeña, de hecho toda su producción se encarga a Vegadénia, los impulsores de los patés futuristas. Pero su perspectiva es buena, seguir creciendo, investigar nuevos productos y nuevas posibilidades de la chufa. Tienen algunas ideas en mente pero todavía son “top secret”, están probando. Me cuenta que lo más importante es darle vidilla a la chufa, darle vueltas a este tubérculo, ponerle el mismo empeño que le ponen a las utilidades de los productos. Porque no se contentan con la propia crema, sino que han elaborado unas galletas en base a la misma que son otra gozada (la receta está en su web). Quieren que se juegue con ella, que nos atrevamos con bizcochos, flanes, tartas... y un sin fín de ideas. Aunque yo me quede con mi tostada de Tiggy y frutas.
A mí desde luego la crema de cacao y chufa me ha flipado, soy clienta segura, leal, fiel y eterna. Bueno, miento, cuando saquen la versión sin azúcar será la verdadera conquista de la parte más dulce de mi corazón.