Vanessa de Prado es ganadera y pastora, uno de los oficios más antiguos del mundo, al que su familia se ha dedicado desde hace cinco generaciones. Este verano se ha quedado con sus ovejas cerca de su pueblo, Gordaliza del Pino (León), para poder estar junto a la familia. No es lo habitual. Durante años, Vanessa se ha desplazado con el rebaño a alguno de los puertos de montaña situados entre León y Asturias, huyendo del calor y buscando pastos frescos para alimentar a sus animales. No ha tenido una vida fácil. Cuando su hija pequeña tenía veinte días se separó, cargó a la niña en la mochila y, como cada verano, se subió al puerto con sus cerca de cuatrocientas ovejas. Ella se ha convertido en la representante del sector femenino del pastoreo del proyecto Fundación Monte Mediterráneo, creada en 1993 para explotar de forma sostenible y ecológica la dehesa con diferentes tipos de ganado y trabajos forestales.
El oficio de pastor tradicionalmente ha estado copado por hombres. Porque si trabajar de domingo a domingo los 365 días del año ya es duro, que la persona que está al frente del rebaño sea una mujer todavía lo pone más difícil. «El hecho de ser mujer hace que el trato sea diferente. Cuando vienen a comprarte los corderos, tú has quedado en un precio y muchas veces tratan de rebajarlo. Más de una vez he tenido que bajar los corderos del camión porque no me querían pagar lo acordado», afirma, aunque también reconoce que ha recibido mucha ayuda por otro lado, sobre todo a la hora de realizar trámites. «Esto es muy vocacional. Gracias a mi madre y a mi hermano he podido salir adelante. Aquí tienes que luchar día a día, y si no tienes quien te apoye es inviable tener ganado», admite.
La trashumancia se ha practicado desde siempre en los cinco continentes. El clima mediterráneo y la orografía de la Península Ibérica favorecieron el desarrollo de la trashumancia como sistema para aprovechar la productividad de los pastos a lo largo de todo el año. La práctica en nuestro territorio parece remontarse a tiempos prehistóricos, aunque no es hasta la Edad Media cuando se tienen las primeras evidencias históricas. Según el Libro blanco de la trashumancia en España, durante los siglos de dominación romana, los conquistadores aprovecharon algunos de los caminos pecuarios para la construcción de sus calzadas. Antes de que nuestro país dejase de ser predominantemente agrario y rural, cordeles, cañadas o veredas fueron los escenarios en los que transcurría la vida y donde se cimentaba gran parte de la economía de este país. Pero la trashumancia va mucho más allá del hecho de mover al ganado para que se alimente a lo largo de todo el año. Se trata de un sistema de gestión de los recursos naturales y de interrelaciones culturales, sociales, económicas y biológicas que ha modelado muchos de los paisajes de España y contribuido a su cohesión.
Esto es precisamente lo que INTEROVIC, la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino de Carne, a través de su Programa Europeo 2021-2023 “Sabrosa y Sostenible. Elige el Origen Europeo”, junto la Fundación Monte Mediterráneo, quieren resaltar. «La importancia de la ganadería extensiva que es cultura, tradición y vida rural, contribuye a la conservación de ecosistemas, de paisajes, es productora de oxígeno, de agua, amortiguadora del cambio climático y es la común en el sector del ovino y caprino», explican en este recorrido por diferentes puntos de los Picos de Europa leoneses para conocer la historia de sus pastores trashumantes.