CLAVES PARA DESDIBUJAR LA CIUDAD

La València que se construye a través de sus carteles

16/05/2023 - 

VALÈNCIA. València como ciudad es eterna y hay tantas maneras de representarla como manos que la dibujan. Algunos optan por tonos anaranjados, atardeceres y el mar; otros por retorcer los clichés desde un plano más emocional. Todas las miradas son bienvenidas en una ciudad a la que gusta posar. Hoy nos proponemos crear un paseo por los nuevos -y viejos- carteles que dan forma a la identidad visual de la ciudad de la mano de varios artistas que se han atrevido a retratarla. Por un lado, Rosana Monrós y César Martínez de Locandia Estudio, quienes este año cuentan con el encargo del cartel de la Gran Fira de València. También aporta su visión el valenciano Dídac Ballester, encargado de la identidad del Año Sorolla. Se suman a ellos los “paseantes” Miguel Monck y Vir Palmera, que intentan representar en sus piezas todo lo que se nos pasa por alto a los que vivimos en la ciudad. Y también aporta su granito de arena en este recorrido Pablo Casino, encargado de la tienda Novedades Casino, que alberga una parte importante del imaginario visual valenciano a través de carteles de época y de todo tipo de festividades. 

Cartelería en la que menos es más 

Locandia Estudio se encuentran en pleno proceso de preparación de la campaña gráfica de la Gran Fira de València 2023, un proyecto mediante el que darán su particular visión de la València, en este caso, festiva. “Queremos captar la fiesta de los valencianos y su fuerza. Es un momento que queremos representar muy vivamente desde el lenguaje gráfico. Para esto utilizaremos colores saturados o formas geométricas”, explica César Martínez sobre el proceso de creación de la imagen. "La Gran Fira es muy heterogénea, no nos queremos cerrar a representar solo la ciudad, sino que queremos cohesionar todo por el sentimiento de la fiesta”. 

Rosana Monrós, por su parte, comenta que cuentan con la dificultad añadida de representar la ciudad en un momento de consumo rápido, en el que se pone menos atención en los detalles: “Hay que encontrar una imagen que sea flexible y versátil, y a la vez ir a un concepto puro, impactante e innovador que se pueda percibir en pocos segundos. Estamos ultra saturados de información y poca gente se para a recrearse”.

El objetivo final es hacer carteles en los que uno quisiera quedarse a vivir, y para esto reavivan el concepto de lo mediterráneo: “Queremos hacer algo festivo y espontáneo, no queremos centrarnos en algo que sea tipográfico. València no tiene que ser el centro exactamente. Vamos más con la actitud de representar lo que somos como sociedad también”, explica Rosana, quien desvela que la imagen -todavía por publicar- seguirá la personalidad y estilo del estudio, que define como “expresivo, alegre y fresco”. 

Dídac Ballester ha sido el encargado de dar forma gráfica a uno de los grandes eventos culturales del curso: el Año Sorolla. Pero, ¿cuál es la clave para representar todo el programa de actividades y presentar al pintor de una manera novedosa? En su caso, pasa por no buscar una representación demasiado explícita, buscando un punto de choque y dejando todo abierto a interpretaciones, relata. “València yo la veo como una ciudad con una cultura evocadora y alegre, todo lo que hacemos está a una escala muy humana. Es una ciudad muy viva y grande en la que está todo a mano, y cuando trabajas en el plano institucional intentas centrarte en ese tipo de cosas”. 

En el caso de la identidad del Año Sorolla quería poner en valor la fuerza del color, añadiendo su luz, el agua y los reflejos pero de manera contemporánea: “Quería distorsionar esas imágenes. Al final es donde está el juego del diseñador, quería que tuviera tonos alegres y una voz propia en lo que se refiere al estilo gráfico”. De la misma manera, Ballester considera que le resultaría muy extraño hacer un cartel relacionado con València que fuera en blanco y negro, porque siente que no funcionaría: “Creo que la ciudad tiene mucha vida, y querría darle una imagen divertida. En el caso de Sorolla no quería quedarme solo en la idea de retratista, quería darle vida a su historia de la manera más transgresora posible, y con la distorsión logro que seamos nosotros mismos los que construyamos la narrativa”.

Imágenes creadas por Dídac Ballester para la identidad del Año Sorolla

València en su versión más cotidiana

El cubano Miguel Monck contempla la ciudad con una mirada que se salpica con elementos externos e internos. Su trabajo se exponía hace poco en Veles e Vents en la muestra Imaginar y traducir carteles, en la que hacía una recopilación de piezas impresas que hablaban, entre otras cosas, de València. Inspirado por el sol, el mapa y los olores de la ciudad crea algo que expresa “lo tangible del lugar” y todos los pequeños elementos que la componen. Esta idea se plasmó en su proyecto para el Festival Polirritmia de esa València que siente tan hogar como lo es La Habana, aunque su estilo está claramente influenciado por las expresividad del arte cubano: “Era un mapa para que la gente supiera donde estaban los lugares y para que interactuara con la festividad”, comenta. La clave de su mirada es que contempla esas pequeñas cosas que los valencianos pudieran pasar por desapercibido: “Al final hay que hacer algo que entendamos todos, las imágenes se construyen de inspiración pura y dura y la manera de representar es más bien técnica, pero al final lo que se ve es lo que de alguna manera te cala".

Vir Palmera señala como elementos clave los colores anaranjados que visten la ciudad, los árboles y las palmeras. En sus ilustraciones siempre está latente el tono del atardecer y la representación de los edificios desde la vista del que pasea: “Casi siempre intento representar todo desde mi visión. Incluyo también edificios más antiguos e individuos que pasean en la ciudad como la gente que va en bicicleta”. Huyendo de una representación plana busca las escenas de la cotidianidad que tienen lugar siempre en segundo plano: “Dibujo a personas que hacen cosas en la ciudad, con motivo de desvincularme de la representación que se hace siempre de la arquitectura. Las personas a las que dibujo viven dentro de un cuadro, y como estamos en un momento en el que se vive todo muy deprisa, decido capturarlas en esos momentos”. En la era de la inmediatez merece tanto la pena capturar la cotidianidad como pararse a contemplar los carteles que hacen reflexionar como los de Ballester o los pequeños detalles de la ciudad, como también lo hace Monck.

La artista confiesa también que lo que más le enorgullece de trazar este mapa creativo es crear una firma, tanto suya como de la ciudad: “Me gusta que si la obra se ve por separado se sepa que esto pertenece a València. También me conmueve mucho cuando veo mi trabajo en otras ciudades como Berlín o París, es como si pudiera llevar un trozo de la ciudad a estos lugares, de alguna manera”. 

En la trastienda

Y por último pero no por ello menos importante… La visión de Pablo Casino. Él no es artista pero se rodea todos los días de carteles en Novedades Casino, donde además contempla cuál es la imagen de la ciudad que más atrae a los turistas que pasean frente a su escaparate: “Casi siempre se paran a ver los carteles que tienen barracas o palmeras, y ya ni te digo cuando representan Fallas. También se buscan mucho los carteles de los años 30, que a su vez son los más complicados de conseguir, los 40 son más oscuros y se buscan menos”. 

El ingrediente clave es el 'exotismo' de los carteles antiguos, aunque siempre representando una  “vida luminosa" y el "buen tiempo” del Mediterráneo. “Al final buscan la vida alegre y el buen tiempo sin tener que irse de su casa, sin tener que huir al Caribe [ríe] buscan mar, frutas y mucho color. Es un poco la definición mediterránea. Considero que poco a poco los monumentos cobrarán más importancia, igual la barraca se deja de lado y se busca algo más nuevo”. 

Y para dar otro paseo...

Noticias relacionadas