Una vez dije que la cocina de Vicente Patiño es un viaje gastronómico por la Comunitat Valenciana, que su forma de entender la gastronomía te lleva a reencontrarte con sabores de tu infancia o con aquellos que un día te robaron el corazón. Tan sencillo y complicado a la vez porque, a veces, los recuerdos los idealizamos tanto que es difícil superarlos, y más cuando se trata de gastronomía. Por suerte, en Sucar he encontrado el lugar donde dejar a un lado la morriña para reencontrarme con las coques de dacsa y no tener miramiento si, casualmente, el corte se me ha ido un poco y me llevo el trozo más grande. La culpable de ese pequeño desliz es la coca de dacsa de berenjena con capellán, una combinación de sabores que te lleva hasta el séptimo cielo.
Patiño logra rescatar este plato tan tradicional de La Marina y La Safor —sí, hay más vida más allá de la fideuà— para darle una pequeña vuelta y convertirlo en un espectacular entrante o en el colofón de una comida a base de tapas. Lo hace con esas brasas que en Sucar tienen tanto protagonismo. En ellas, cocina tanto la berenjena como el capellán para que adquieran esa textura y sabor. Curiosamente, el alioli también lo elabora en la brasa para darle un toque diferente que no eclipsa el sabor de los demás ingredientes y lograr que no te acompaña el resto del día