VALÈNCIA. El 29 de octubre de 2024, la provincia de Valencia estuvo afectada en mayor o menor medida por la Dana, que provocó inundaciones súbitas, causó graves daños materiales y dejó 229 víctimas mortales. A partir de aquel episodio climático, quedó clara la necesidad de revisar el urbanismo y adaptarlo a un clima que se comporta de forma diferente al esperado. En este contexto, Massanassa se ha convertido en uno de los primeros municipios en completar una reforma urbanística integral pensada para reducir riesgos y mejorar la seguridad de sus vecinos.
De hecho, el consistorio ha publicado este martes en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) la aprobación definitiva de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Massanassa. Lo hace después de meses de trabajo técnico y de tramitación municipal, y siguiendo la senda iniciada en los últimos meses por otros municipios de la llamada 'zona cero' como Albal o Sedaví, que también han introducido cambios en sus normativas tras la riada. En el caso de Massanassa, el pleno municipal dio su visto bueno el 30 de septiembre y, con la publicación en el BOP, el cambio ya se hace efectivo.
A partir de ahí, el nuevo documento marca un antes y un después en la forma de construir y rehabilitar viviendas en la localidad. El cambio más evidente es la prohibición de edificar viviendas en planta baja. La decisión llega después de constatar que durante la Dana "la altura del agua ha sido superior a 100 centímetros en todas las edificaciones" y que la corriente llegó a desplazar muebles y pertenencias dentro de las casas, según recoge el documento técnico.
Por ello, la nueva norma obliga a que los dormitorios se sitúen a más de tres metros sobre el nivel de la calle. Así se pretende evitar que las zonas de descanso queden expuestas a inundaciones como las del 29-O. Además de esta medida, la reforma esclarece uno de los puntos donde más dudas se acumulaban: los patios interiores.

- Voluntarios en Massanassa en los días posteriores a la Dana. -
- Foto: EP/ROBER SOLSONA
Hasta ahora, la normativa local contenía "contradicciones" que dificultaban su correcta aplicación y generaban interpretaciones distintas entre propietarios y profesionales. En episodios de lluvias intensas, estos patios pueden tener comportamientos muy diferentes según cómo estén diseñados.
Por ello, el ayuntamiento ha optado por definirlos con más precisión y alinearlos con los criterios autonómicos. De este modo, se garantiza que todos los patios cumplan unas condiciones claras y coherentes que reduzcan problemas en casos de fuertes precipitaciones.
Límites a las actividades de ocio nocturno
El texto aborda otro de los frentes donde el ayuntamiento veía necesario actuar. En los últimos años, habían aumentado las actividades de ocio nocturno y recreativas tanto en calles residenciales como en el polígono industrial. El informe de la Policía Local incluido en el expediente describe "graves problemas de convivencia, ruido, tráfico pesado y seguridad ciudadana" derivados de esta situación.
En consecuencia, la nueva normativa limita estas actividades. Los espectáculos públicos quedan prohibidos salvo los organizados directamente por el consistorio y los locales de ocio solo podrán instalarse en zonas donde no generen molestias al vecindario.
Del mismo modo, la reforma incide en un problema que ha crecido de manera silenciosa. La transformación de antiguos locales comerciales en viviendas pequeñas sin plaza de garaje estaba saturando la disponibilidad de aparcamiento. El documento municipal explica que este fenómeno estaba generando "un importante incremento de las necesidades de aparcamiento" sin que se habilitaran nuevas plazas privadas.
Para corregirlo la nueva normativa exige que cualquier vivienda nueva o cambio de uso cuente con una plaza de aparcamiento vinculada. Con ello se pretende evitar que la presión sobre las calles siga aumentando.

- Un hombre realiza tareas de limpieza en una de las zonas afectadas por la Dana, en Massanassa. -
- Foto: MATIAS CHIOFALO / EP
Otras medidas que regula el nuevo PGOU
Además de estas medidas, el ayuntamiento ha aprovechado la modificación para corregir situaciones que afectaban al casco antiguo. Hasta ahora, los salientes y balcones estaban prohibidos en todas sus calles incluso en las que tienen suficiente anchura. Con el cambio, se permiten voladizos en las vías que superan los 25 metros. El objetivo es lograr una transición más natural hacia la zona del Ensanche donde sí son habituales y evitar restricciones excesivas que no aportaban beneficios.
Las modificaciones también incluyen la rehabilitación de viviendas tradicionales en el Ensanche. Muchas parcelas estrechas estaban obligadas a respetar alturas que resultaban difíciles de cumplir. La normativa anterior permitía dos plantas de diferencia respecto al máximo permitido pero seguía siendo insuficiente. Con el nuevo criterio se permite una diferencia de hasta tres plantas para que estas viviendas puedan reformarse sin necesidad de unir parcelas ni ejecutar obras desproporcionadas.
Por último, el documento introduce una regulación clara de los vertidos al alcantarillado. Quedan prohibidas las toallitas incluso las biodegradables junto con aceites grasas y residuos sólidos que según el Ayuntamiento de Massanassa provocan la mayoría de atascos en la red. Las actividades industriales y recreativas deberán cumplir límites concretos y depurar sus aguas si es necesario.

- Imagen de archivo de Massanassa, tras la Dana. -
- Foto: EP
En definitiva, la modificación del PGOU de Massanassa no es solo una reacción a la Dana, sino una apuesta por transformar el urbanismo del municipio en una herramienta de prevención, convivencia y seguridad. Al igual que otros municipios afectados por las inundaciones, Massanassa ha decidido que aquello que ocurrió el 29 de octubre de 2024 no vuelva a poner en riesgo a su población. De este modo, inicia un camino hacia un modelo urbano más preparado para un clima que exige respuestas distintas a las del pasado.