VALÈNCIA. La Guardia Civil ha contestado al requerimiento de la jueza para que realizara un informe sobre lo ocurrido el pasado 29 de octubre con motivo de la Dana. Un detallado documento con más de 200 páginas, al que ha tenido acceso Valencia Plaza, donde analiza cómo actuaron los diferentes agentes aquella jornada y donde, entre sus numerosas consideraciones, señala de manera demoledora a la falta de control por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que avisó tarde sobre el desbordamiento del barranco del Poyo.

Así figura en el apartado referido al organismo de cuenca, que dirige Miguel Polo, y donde expone los diferentes avisos que lanzó empleando los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). En cuanto al barranco del Poyo, recoge que desde las 16.13h de la tarde, cuando se registraba una tendencia descendente del caudal, no se envió ninguna alerta a Emergencias hasta las 18.43h, cuando ya se superaban los 1.600 metros cúbicos por segundo.

"Destaca por tanto sobremanera la inexistencia de avisos comno consecuencia del ascenso exponenciual desde las 16.15 horas, momento en el que se rebasa el umbral 1, las 17 horas, en que se rebasa el umbral 2 y las 17.25 horas en que se rebasa el umbral 3", expone la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Valencia: "Sin embargo, hasta las 18.43 horas no se realiza comunicación alguna del ascenso de caudal con un dato sin duda extraordinario como fueron los 1.686,8 metros cúbicos por segundo de caudal circulante".

Pero el informe va más allá, y señala directamente a los responsables de la CHJ. "Llegados a este punto, cabría perguntar en este caso a los responsables de la CHJ cuál fue el motivo por el que no se llevaron a cabo los avisos de superación de los umbrales preceptivos por parte de las personas que tenían encomendadas estas funciones durante la tarde del día 29 de octubre". Y finaliza con un contundente: "Sin duda, denotaron una aparente ausencia del control sobre el dispositivo de registro de la rambla del Poyo, justo en el peor momento".

Cabe recordar que, según el propio protocolo de la CHJ, debieron existir tres correos alertando de la situación en el barranco. Dicho documento fija tres umbrales de caudal que, cuando se superan, obligan a emitir un aviso dirigido al centro de coordinación de emergencias de la Generalitat y la Delegación del Gobierno. Tal como explica el ente, en el caso del barranco del Poyo estos son los 30, los 70 y los 150 metros cúbicos por segundo. En ninguno de los tres casos se hizo, sólo  cuando se superaban los 1.600 metros cúbicos por segundo, diez veces más que el tercer umbral.

No hay que olvidar tampoco, tal y como ha defendido la Confederación, que los datos sobre caudales estaban reflejados en formato cincominutal en tiempo real en el portal al que tenía acceso la Generalitat Valenciana. Po ortra parte, el presidente de la CHJ, Miguel Polo, explicó en un informe ante el juzgado que más allá de los datos aportados por el organismo, esta información es "complementaria al resto de información que reciben los centros de emergencias y de la que se nutren para la gestión de las emergencias por inundaciones". Sin embargo, la Guardia Civil desecha este argumento porque, pese a no ser la única información que había, esta era fundamental.

Así, el informe insiste en que "es evidente que la información que se transmitió y aquella que se debió transmitir en tiempo por la CHJ en base a los datos recogidos por el SAIH, no es la única de la que disponia el Centro de Coordinación y Emergencia para la gestión de la catástrofe del día 29 de octubre". Pero aún así, "se entiende que al menos en este episodio de inundaciones y dada las extraordinarias precipitaciones que se estaban registrando, era fundamental que esa información se transmitiera en tiempo para conocer la situación real de los volúmenes de agua que circulaban por los cauces de los cursos fluviales con dispositivos del SAIH, en este caso en el barranco del Poyo".

Recado a la AEMET

En su informe, la Benemérita también deja un recado a la Agencia Estatal de Meteorología. La Guardia Civil empieza haciendo un repaso de las funciones de la agencia y subraya que entre ellas se incluye “la elaboración, el suministro y la difusión de las informaciones meteorológicas que puedan afectar a la seguridad de las personas y a los bienes materiales”. 

Además de apuntar a la ausencia de boletines de aviso entre las 9:31 y las 16:24, la Guardia Civil señala que “todos los boletines de aviso de nivel rojo se comunicaron con posterioridad al momento del comienzo previsto”. El informe considera “especialmente llamativo” aquellos avisos comunicados casi cuando estaba apunto de finalizar el período en el que se debía producir.

El informe también se detiene a analizar los distintos tipos de avisos, ya que existe una diferencia entre los avisos basados en predicciones y los llamados ‘avisos observados’, que son aquellos que se emiten cuando a través de la información de los radares o de estaciones meteorológicas se observa que se está produciendo en la realidad una situación más adversa que la prevista inicialmente. 

Sobre esta última tipología de avisos la Guardia Civil remarca que -siempre según la información remitida a la Instrucción por la AEMET- solo se produjeron los siguientes:

La Benemérita va más allá y llega a señalar al propio jefe de climatología de la AEMET en la Comunitat Valenciana, José Ángel Núñez. El informe subraya que “tampoco consta información en tiempo real en otras formas de transmisión, por ejemplo, de los registros pluviométricos durante la participación de Núñez en el CECOPI”. Una información que a juicio de la Guardia Civil, “ podrían haber aportado una imagen más real de la verdadera entidad del episodio meteorológico extraordinario que se estaba produciendo”.