VALÈNCIA. El pasado mes de septiembre, este diario analizaba los distintos retos a los que se enfrentaba el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en el arranque de este nuevo curso político. Uno de ellos, sin duda, era la celebración del 9 d'Octubre, día de la Comunitat Valenciana, el primero tras la Dana y en vísperas del aniversario de la tragedia.
La preocupación en el entorno del jefe del Consell era evidente. Mazón viene recibiendo abucheos y protestas, a veces de forma aislada y en otras ocasiones con un carácter notorio, en muchos de sus actos públicos de los últimos meses. La tradicional Procesión Cívica que se celebra por las calles de València durante esta jornada festiva, podía convertirse en un particular 'via crucis' para el presidente de la Generalitat de larga duración y recurrido si, como se temía, la reprobación y los pitos -ya fuera de asistentes organizados o espontáneos- salpicaban todo el recorrido.
De hecho, los días previos llegó a especularse con la posibilidad de que Mazón no acudiera y eludiese esta cita, tal y como hizo en otras grandes citas festivas del año como las mascletás de estas Fallas o en la mayoría de actos centrales de las fiestas de la Magdalena y Fogueres. No obstante, finalmente el Palau confirmó su presencia a la Procesión Cívica, lo que provocó distintos posicionamientos políticos relacionados con su asistencia. Así, la secretaria general del PSPV-PSOE y ministra, Diana Morant, tachó de "provocación" que el presidente acudiera, una postura muy criticada especialmente desde el Consell al considerarla de bajo talante institucional y por interpretar que buscaba "calentar" el ambiente para que Mazón recibiera más críticas en el acto.
Mientras, los populares también se preparaban para esta posible eventualidad, colocando -en una estrategia que vienen usando para diversas cuestiones- la venda antes de la herida. En este caso, recordando e insistiendo sobre la importancia de la seguridad en la Procesión Cívica, que en este caso recae en la delegada del Gobierno y compañera de Morant en el PSPV-PSOE, Pilar Bernabé. Es decir, si ocurría algún incidente sería atribuido al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Sin embargo, nada de eso ocurrió. La alerta naranja por lluvias provocó la suspensión de la Procesión Cívica y también del acto institucional del Palau de la Generalitat. De un plumazo, y por una causa externa, Mazón se libraba de la que iba a ser la exposición pública más comprometedora del año: probablemente, el presidente y su equipo exhalaron un suspiro de alivio.
Pero no fue esta la única buena noticia para el jefe del Consell. Tal y como es habitual en el Día de la Comunitat, algunos medios de comunicación publicaron sondeos con intención de voto para las elecciones autonómicas. Una de las habituales es la de Prensa Ibérica, grupo del diario Levante-EMV, que días atrás había publicado un avance que señalaba la baja popularidad de Mazón, dado que, según su estudio, el 82% de los valencianos creía que debía dimitir y el 90% consideraba que no tenía que volver a presentarse como candidato. Un dato similar a otra encuesta, en este caso publicada por la Cadena Ser y El País, que revelaba que siete de cada diez ciudadanos de la Comunitat Valenciana cree que Carlos Mazón debería dimitir como 'president' de la Generalitat, incluidos la mayoría de los votantes del PP preguntados.

- Mazón, en la presentación de la campaña del Día de la Comunitat. Foto: EP/Rober Solsona
Ahora bien, en la estimación de voto de la encuesta del Levante-EMV, esta visión crítica respecto al presidente de la Generalitat no se traducía en un castigo lo suficientemente severo para evitar que los populares siguieran siendo la fuerza más votada ni para que el bloque de derechas -con un ascenso reseñable de Vox- perdiera la mayoría. El PP se dejaría seis escaños respecto a las elecciones autonómicas de 2023 al pasar de 40 a 34 escaños, aunque podría gobernar junto a Vox por la mínima (51 diputados de los 99 de Les Corts) porque este partido subiría de 13 a 17, si se celebrarán ahora unos nuevos comicios. En el bloque de izquierdas, este sondeo concluye que tanto el PSPV como Compromís subirían un escaño desde las elecciones de 2023: de 31 a 32 y de 15 a 16, respectivamente.
Más aún, otro dato resultaba en cierto modo alentador para el presidente Mazón. Pese a tener la peor valoración (1,67) de todos los dirigentes por los que fueron preguntados los encuestados, sólo la alcaldesa, María José Catalá, y el presidente de la Diputación, Vicente Mompó, sacarían mejor resultado que él -concretamente dos escaños y uno respectivamente- si se presentaran en su lugar a la Generalitat. Así pues, aunque no es ni mucho menos soñado la pérdida de seis diputados, la encuesta ofrece una fotografía tras el ecuador de la legislatura donde Mazón, con un año y medio por delante hasta 2027 para recuperar crédito, tiene posibilidades de resistir y volver a ser candidato.
Curiosamente, otra encuesta difundida horas antes, la de ESDiario, de corte más conservador, arrojaba unas previsiones prácticamente idénticas: 34 escaños para el PP, 31 para el PSPV, 18 para Vox y 16 para Compromís, lo que apuntaba a un victoria de Mazón que le permitiría, con el apoyo del partido de Abascal, seguir al frente de la Generalitat.
A estos datos, se unían las tres entrevistas concedidas por Mazón -las primeras desde la Dana hace casi un año- y publicadas en espacio de unas horas en Las Provincias, OKDiario y en À Punt, donde el presidente aprovechaba para apuntalar su tesis sobre la supuesta desinformación que sufrió el Gobierno valenciano por culpa de los organismos dependientes del Ejecutivo central como la Aemet y la CHJ, e insistía en que "jamás" le dio "una orden a Pradas, ni para convocar el Cecopi, ni para activar la UME ni para mandar la alerta", una declaración que parecía dirigirse a reforzar su ausencia de responsabilidad respecto al proceso judicial abierto.
De esta manera, el presidente de la Generalitat superaba este 9 d'Octubre, que aparecía como una cita donde confluía una coyuntura negativa, de una forma airosa e incluso positiva, tomando cierto oxígeno para los siguientes retos que le esperan en los próximos días, como son la presentación de los presupuestos, la remodelación de su Consell y, posiblemente el más difícil, el funeral de Estado por el primer aniversario de la Dana.