VALÈNCIA. Ha transcurrido poco más de una semana desde que el rector de la Universitat Politècnica de València (UPV), José Capilla (València, 1961) fuera reelegido máximo responsable de esta institución, una situación que le llevará a permanecer en el cargo hasta 2031. Antes de su toma de posesión, que se celebrará previsiblemente en marzo, Capilla explica a Valencia Plaza cómo interpreta los resultados y la participación de los comicios universitarios, que por un lado califica de "excelentes" aunque por otro expresa que deben leerse "con cuidado".
Además, el rector ofrece detalles sobre los planes de desarrollo de las infraestructuras de la UPV, con iniciativas que se plantean, en gran medida, para paliar la “pérdida de oportunidades” que se habrían producido en los últimos años por falta de espacio. Aun así, Capilla asegura que no se plantea “en absoluto” si quiere ser recordado por estos proyectos, y que su objetivo es “hacer una buena gestión”. Respecto a los objetivos de internacionalización de la universidad, destaca que se trabaja en su expansión a China mediante un acuerdo con la Universidad de Beihang, que espera concretar “en breve”.
Al mismo tiempo, el también catedrático valenciano ha subrayado el interés por potenciar la inteligencia artificial en la formación del estudiantado para que le sea "provechosa", así como que ya existe una cierta demanda empresarial en este sentido. Por último, el rector repasa la gestión de la UPV durante la jornada de la Dana, y valora que, a nivel político, no tiene sentido “señalar a alguien y echarle toda la responsabilidad”.
- Acaba de ser reelegido rector en unas elecciones a las que concurrió como único candidato y en las que, pese a ello, la participación podría considerarse buena. ¿Está satisfecho con el resultado?
- Estoy muy satisfecho. Había muchas incógnitas porque se daban varias circunstancias nuevas: era la primera vez que en unas elecciones con un solo candidato había votación electrónica, y también la primera ocasión en la que, simultáneamente, tenían lugar otros 47 procesos. Por otra parte, a nadie se le escapa que hemos pasado meses de incertidumbre. Con lo cual, ¿cómo ha reaccionado la comunidad universitaria? Pues ha reaccionado muy bien. Los números en algunos aspectos son brillantes y en otros hay que leerlos con cuidado e interpretarlos, pero desde luego se ha participado masivamente, sobre todo si comparamos este proceso con el de 2017, el último en el que concurrió un único candidato a rector.

- Foto: KIKE TABERNER
- Sobre la lectura de los resultados, recibió un buen respaldo de la mayoría de los colectivos que ejercieron su derecho a voto, pero no del personal de administración y de servicios, que votó más en blanco que a favor de su candidatura. ¿A qué achaca esta situación?
- Hay que leerlo con cuidado y no precipitar conclusiones. En 2017 solo votó el 47% de este colectivo, que de entrada cuando no hay una competencia electoral tiende a inhibirse. Pero ha ocurrido una cosa que en principio no esperábamos y es que la votación electrónica ha hecho que se participe más en lugar de menos. Yo lo interpreto en ese contexto. Muchos votos en blanco, que podrían haber sido abstenciones, se han materializado en un tipo de voto que puede querer decir que ni se da ni no se da el apoyo, pero se participa. Al mismo tiempo, he recibido mensajes de felicitación de personas que conozco bien y que me han dicho: “no he votado porque creo que el sistema de elección no es correcto, pero tienes todo mi respaldo”.
- ¿Y por parte del cuerpo de docentes funcionarios? De quienes fueron a votar, dos de cada tres respaldaron su candidatura.
- En ningún momento me planteo que un blanco sea un voto que no aprueba la gestión ni mucho menos, pero tengo que decir que durante estos cuatro años hemos resuelto muchos problemas necesarios para la universidad y no ha sido cómodo para todos. Por ejemplo, tengo que recordar que, en este momento, de media, el profesorado da más clases. Ha habido que cambiar la normativa de ordenación académica en dos ocasiones en una misma legislatura, cosa que no había pasado nunca en la historia de la universidad.
- Todavía no ha tomado posesión, está previsto que eso suceda el mes que viene, pero, ¿ha pensado ya cuáles van a ser sus primeras tareas tras la reelección?
- Cuando uno ha estado cuatro años y tiene muchos proyectos abiertos, antes de tomar posesión ya está en marcha para continuarlos y abrir las nuevas perspectivas que había sobre la mesa. Yo he anunciado cosas en el programa, algunas han sido novedosas, otras la continuación de lo que teníamos en marcha. Está el desarrollo y renovación de las infraestructuras de los campus y en internacionalización estamos trabajando en la posible y casi segura expansión en China. Además, hay una serie de compromisos en el programa de mejoras en la eficiencia del funcionamiento de la institución.
- Muchos de esos grandes anuncios están en ese apartado de infraestructuras. Existe un interés claro en este segundo mandato por ampliar los campus. ¿Se ha quedado pequeña la UPV?
- Veníamos de una situación derivada de la anterior crisis con una serie de recortes en general, también en las subvenciones a la universidad y en las inversiones, que han hecho difícil el funcionamiento en este mandato. Eso ha hecho que perdamos oportunidades, y además hemos crecido muchísimo en investigación. Todo eso hay que gestionarlo y buscarle espacio. Lo que se han planteado son opciones de muy corto plazo, que van a arrancar ya, y otras de medio largo y muy largo plazo para dar respuesta a una universidad de futuro.

- Foto: KIKE TABERNER
¿Qué es lo más urgente? Voy a empezar por la presencia en el centro de València, con la sede UPV Caramelos, que probablemente se quedará con ese nombre. Es un edificio emblemático, le vamos a dar máxima prioridad. Es algo que dará la oportunidad de que se conozca mucho mejor lo que se hace a todos los niveles: conferencias, exposiciones, eventos… Sobre todo, eventos internacionales que de alguna manera ayuden además a promocionar a València. Las actuaciones en Ciutat Vella somos conscientes de que son delicadas, vamos a intentar que esté lista para finales del 2027.
Dentro del campus hay cosas que se van a lanzar ya. Por ejemplo, la construcción del edificio de Generación Espontánea – la lanzadera de iniciativas que provienen de los estudiantes de la universidad – que se ha ido gestionando a lo largo de esta legislatura. Ha salido la licitación de obra y va a empezar en pocos meses, con un presupuesto de 17 millones. Es un programa único dentro del contexto de las universidades españolas, donde tenemos grupos como Hyperloop, Azalea o Formula Student.
En el Parque Científico hay una actuación que va a ser muy rápida, que es un nuevo edificio que daría a Tarongers y que esperamos suponga una ampliación de 16.000 o 17.000 metros cuadrados. Lo llamamos edificio de maduración de tecnologías y es conocido, por ejemplo, por las cátedras Chip. Son cuestiones que han llegado a la UPV en los últimos años y que estamos teniendo serias dificultades para alojarlas.
- También tendríamos la ‘Torre UPV’.
- Primero habíamos pensado que fuera un edificio empresarial o de ampliación del Parque Científico, pero luego nos hemos dado cuenta de que tendría un enorme sentido que sirviera para dar respaldo a las necesidades de residencia del estudiantado. Puede ser emblemático para la Politècnica y para la ciudad. Queremos además que no tenga huella de carbono, sino que sea incluso generador de energía.
Y si hablamos ya del largo plazo, estamos cerrando la compra del antiguo Conservatorio Superior de Danza, y vamos a seguir en conversaciones con el Ayuntamiento para la zona de las cocheras. La voluntad del consistorio es que el parque empresarial de la UPV pueda crecer por ahí. Si las cocheras no pueden reubicarse, buscaremos alguna opción que las integre. Haremos un plan maestro e iremos ejecutándolo poco a poco, las cosas pueden evolucionar muy en positivo, o, a lo mejor, por las circunstancias económicas, frenarse en un momento dado.
No me planteo en absoluto por qué quiero ser recordado”
- ¿Se ha hablado ya con el Ayuntamiento de València para acotar cuáles serán las características definitivas de la ‘torre UPV?
- No hay nada formalizado. Verbalmente sí que lo he adelantado, pero estaba esperando a que terminara el proceso electoral para sentarnos a hablar y presentarlo ya de manera más concreta. Entiendo que, aunque esto se haga dentro del campus y los parámetros de la edificabilidad estén claros, es un edificio a la entrada de Valencia y evidentemente ahí el Ayuntamiento va a tener mucho que decir.
- En relación a estas nuevas infraestructuras, ¿le gustaría ser recordado por todo ello, como el rector que expandió la UPV?
- Sinceramente, no me planteo en absoluto por qué quiero ser recordado. Mi único objetivo es hacer una buena gestión de la universidad, llevarla a más, resolver problemas del pasado, y si en el futuro se recuerdan los mandatos en los que he estado porque se hizo una buena labor y se consiguió resolver todos esos problemas y prever el futuro de la Universitat Politécnica, pues estaré muy satisfecho, desde luego.
- Otro de los puntos relevantes del programa es la internacionalización. En campaña dijo que esperaba materializar “muy pronto” la expansión de la UPV en el exterior. ¿Se refería a la sede que comentaba antes en China o a algo más?
- En este momento, lo que hay es una expansión a nivel de desarrollo de programas de investigación. Lo de China es ya un caso de presencia física, estamos hablando de un paso mucho más avanzado. Hemos firmado un memorando de entendimiento y de hecho en breve, a principios de marzo, el presidente de la Universidad de Beihang va a venir a la UPV y vamos a concertar los términos del acuerdo. Estamos en negociación de cuáles son los temas de mutuo interés. Es un proyecto muy importante para la Politècnica y para todo el entorno en el que la universidad tiene influencia, y desde luego para la Comunitat Valenciana. Quiero recordar además que Beihang es de las mejores universidades tecnológicas chinas, está en el top 200 del ranking de Shanghái.
La sede en China es un proyecto muy importante para la Comunitat Valenciana"
- ¿Sería allí entonces la sede, en esa universidad?
- Sí, correcto.
- Otra de las cuestiones que salieron en campaña es la incorporación de la inteligencia artificial (IA) a la docencia y a la formación. La UPV está desarrollando su propio GPT, ¿hay más planes en este sentido?
- Hay que mirar cómo podemos usar la IA para que los estudiantes que salgan de aquí utilicen esas herramientas bien y que les sean provechosas. Tenemos que pensar cómo llevamos a cabo la transformación de la formación y, desde luego, que sea una oportunidad para mejorar la gestión, para simplificar los procesos y, en definitiva, que todos los que trabajan en esta universidad lo hagan con mayor comodidad.

- Foto: KIKE TABERNER
- La IA es ya un recurso más para prepararse de cara a la vida laboral. ¿Han crecido mucho las demandas del polo empresarial y tecnológico?
- Tenemos una enorme demanda en el ámbito de las TICS y de la ingeniería informática, lo cual incluye la inteligencia artificial. En estos dos últimos años el empleador está mirando muy bien ese perfil. Nosotros ya teníamos formación de máster en inteligencia artificial y el curso que viene empezamos con el grado tanto en nuestra Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de València como en Alcoi. No obstante, cualquier titulado nuestro de Ingeniería Informática usa esas herramientas, igual que todo el profesorado. Y tenemos un gran instituto universitario de investigación dedicado a la inteligencia artificial, el VRAIN.
- ¿Puede avanzar algún acuerdo cerrado de cara al edificio de maduración tecnológica?
- Tenemos expresiones de interés. Si irán a ese edificio o no… no lo puedo asegurar, pero, por ejemplo, la china Huawei planteó una inversión de varios millones de euros para poder ubicarse aquí. Hemos tenido también otras empresas que han planteado peticiones, como Hewlett-Packard (HP), pero en estos temas los tiempos son fundamentales y este edificio evidentemente seguirá su proceso. Hasta que esté terminado… a lo mejor ahora hay una empresa que está muy interesada y no llegamos a tiempo, o aparecen nuevas oportunidades en el futuro, pero en este momento formalizado no puede haber nada.
- Un asunto que había quedado paralizado por la Dana es el Plan Plurianual de Financiación (PPF). ¿En qué punto se encuentra?
- Tengo un relativo optimismo. Es cierto que la Dana ha cambiado los programas políticos de todo el mundo, e incluso nos cambió en la universidad, porque hemos tenido que dedicarnos en cuerpo y alma. Pero tenemos ya de alguna manera un preacuerdo que nos garantizaría una estabilidad en la financiación de cara a los próximos años. Yo siempre he sido partidario de, en la medida que se pueda, firmar algo que nos lleve al año 2028 o 2029. De momento creo que hay razón para el optimismo porque el acuerdo que había antes de la Dana se está manteniendo.
No tiene ningún sentido señalar a alguien y echarle toda la responsabilidad"
- Respecto a la Dana, se sigue evaluando la gestión de las autoridades durante esa jornada. ¿Cómo valoraría la actuación de la UPV?
- Es cierto que hay gente que ha tratado de sembrar cierta polémica, a mi juicio totalmente injustificada. En la mañana del día 29, a primera hora, el único sitio donde teníamos alerta como para tomar alguna medida era el campus de Gandía. De hecho, allí amanecimos con actividad cero. En València se inició el día de una manera más o menos normal, con la precaución de estar atentos a Aemet y a las autoridades. Se produjo la situación de alerta ya entrados en la mañana y analizamos cuál era la situación. Entonces, tras hablar con la policía, descartamos plantear una evacuación inmediata porque no tenía ningún sentido: era más un problema que otra cosa y las condiciones no lo justificaban. Pero, en cualquier caso, a las 10:45 sí que estaba tomada la decisión de interrumpir las clases y dejar la actividad en mínimos.
Lo primero que tenemos que hacer es centrarnos en la reconstrucción, es esencial, que se investigue a todos los niveles porque es evidente que han fallado cosas. Los sistemas de alerta sin ninguna duda, y luego, ¿por qué no se han hecho tantas infraestructuras de las que se han propuesto desde hace décadas? Hubieran mitigado mucho los daños. No quiero entrar a decir si hay responsabilidades o no, pero es una pregunta que todos los ciudadanos nos estamos haciendo.
- ¿Cómo valora la actuación de la Generalitat Valenciana o del Gobierno de España?
- Esto está además sometido a investigación judicial, hay que respetar las conclusiones de toda esa investigación y desde luego, lo que está muy claro, es que no tiene ningún sentido señalar a alguien y echarle toda la responsabilidad. Creo que cualquier ciudadano eso lo entiende ya desde hace tiempo.
- En estos meses también se han puesto de relieve las aportaciones de la universidad tras la Dana, tanto con iniciativas solidarias como con otras más técnicas que han ayudado a dimensionar la catástrofe. Supongo que se sentirá muy orgulloso del papel de la UPV.
- Toda la comunidad universitaria está muy orgullosa, y bueno, las valencianas y los valencianos tienen también que estarlo. Hemos hecho un ejercicio de demostración de nuestra responsabilidad social, que para mí es uno de los pilares en los que tiene que sustentarse la universidad. Fue impresionante la movilización del estudiantado. Nos convertimos en un centro casi logístico, acumulamos mucho material y lo distribuíamos ayudados por las autoridades. Convertimos nuestros campus, en la medida que podíamos y se nos demandaba, en sitios donde alojamos a centenares de personas.
Y desde luego está la intervención de nuestros expertos, se volcaron desde el primer día. Gente del ámbito de la construcción, asesorando porque algunas estructuras y algunas edificaciones quedaron en peligro de ruina. Algunos de nuestros ingenieros profesores colaboraron también en los procedimientos de urgencia que sacó el Ministerio para la reconstrucción de puentes, etcétera. Todo lo que pudimos, lo hicimos, y además de una manera proactiva.

- Foto: KIKE TABERNER