VALÈNCIA. Adiós a la denominación Bloc Nacionalista Valencià. Después de 22 años con este nombre -el cónclave en el que se rebautizó a Unitat del Poble Valencià (UPV) se celebró en 1999-, el partido decidió este sábado en su VIII Congrés Nacional celebrado en Feria Valencia pasar a llamarse Més Compromís. Un cambio que, sin embargo, ha dividido a la pata mayoritaria de la coalición valencianista prácticamente por la mitad.
La coordinadora general, Àgueda Micó, y el conseller de Educación, Vicent Marzà, fueron los que se encargaron en el cónclave de este sábado de defender el cambio de nombre que, entre otras cuestiones, busca un mayor aperturismo con la intención de ampliar la base electoral que tiene ahora mismo el partido referente del valencianismo político. La respuesta de la militancia, sin embargo, no fue la esperada: el 55% de los delegados respaldaron modificar las siglas, mientras que más de un 43% se posicionó en contra de esta decisión. La cifra sirvió para sacar adelante el texto, pero con una ajustada mayoría que muestra la debilidad de apoyos con la que cuenta.
De hecho, al congreso de este fin de semana, llegó viva una enmienda a la ponencia de estatutos que pedía mantener el mismo nombre que los identifica desde hace más de dos décadas. No logró salir adelante, pero por la mínima: 313 personas votaron en contra de mantener el nombre del Bloc, mientras 244 lo hacían a favor. A esto se sumaron además 8 abstenciones. Entre los detractores de la propuesta expuesta por Marzà o Micó se encontraban Jordi Pla, concejal de Cocentaina; Quico Fernandez, el exalcalde de Sagunt; Josep Maria Pañella, exdiputado autonómico por Castelló; o Josep Llàcer, el portavoz suplente del grupo Compromís en el Ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna, que pidieron intervenir en el turno de réplica para poner pegas al cambio.
La oposición que ha despertado el cambio de nomenclatura no pilla excesivamente por sorpresa a nadie, pues ya en el mes de marzo cuando se celebró el proceso participativo al que se presentaron cinco nombres alternativos -Ara, Avancem, Lliures, Més y Valentia-, la militancia no se mostró partidaria de realizar ninguna variación. De hecho, poco más del 37% del censo decidió emitir su voto en la primera fase de la votación, mientras que en la segunda, apenas lo hizo un 30%. En total, la opción ganadora obtuvo el respaldo de 564 votos en la consulta telemática, lo que representa un 20% del censo total del partido.
El resultado de este sábado, por tanto, fue un fuerte varapalo para los defensores del cambio de nombre, pues aunque este finalmente haya salido adelante, lo hace con una fuerte oposición. Casi la mitad lo rechaza. Un contexto que Micó entiende que será algo "temporal" y la militancia acabará "acostumbrándose" porque se trata de una cuestión, a su juicio, "emocional" que el partido ya vivió cuando pasó de ser UPV a Bloc. Así, considera que cuando pase el tiempo y la denominación sea asumida dejará de haber reticencias. No obstante, desde otro sector consideran que este resultado podría pasar factura en la votación de este domingo, donde se debe elegir entre la candidatura de la actual coordinadora general -secundada por pesos pesados como Marzà, el president de Les Corts, Enric Morera, o el síndic en el Parlamento, Fran Ferri-, y la del alcalde de Bellreguard, Àlex Ruiz.
Si bien se da por hecho que la actual coordinadora continuará al frente de, ahora, Més Compromís y el porcentaje de apoyo que obtuvo el informe de gestión la secretaria general avala esta tesis -también la manera en la que llegó al congreso, arropada por varios representantes del Bloc, mientras Ruiz lo hizo en solitario-, diversas fuentes apuntan a que las cifras respecto al cambio de nombre no se deben tomar a la ligera. "La dirección se ha significado mucho con este cambio de nombre que tiene a casi la mitad del partido en contra", apuntaba un referente de la formación a este diario. "No creo que con esa contestación deba continuar adelante con él", añadían.