Hiro no es el resultado de una idea que rondaba por la cabeza de sus socios durante años. Tampoco un homenaje a aquel primer Q Tomas que durante casi una década defendió dos conceptos diferentes de cocina en el que Asia era uno de ellos. Hiro nace casi sin avisar. Surge como surgen los mejores planes, que siempre brotan de noche, con amigas cerca y mucho vino. En este caso, lo que iba a ser una cosa, acabó siendo otra. Aunque Japón siempre estuvo en el embrión, el concepto dio un giro inesperado, y en ese golpe de timón, acabó perdiendo la g y ganando una h.
"Hiro nace por casualidad, de algo que se nos ocurrió a Andrés y a mí en un momento puntual. Él quería volver a sus orígenes. Le contactan para proponerle un concepto japonés. Llevábamos año y medio trabajando juntos y nos entendíamos bien y le dije, ¿para qué te vas a ir ahora si podemos ir de la mano?", aclara José Tomás desde Q Tomas. A su lado está Andrés Pereda, actual jefe de cocina de la casa madre en Pascual y Genís. Un cocinero vinculado durante mucho tiempo al grupo Kabuki. Las manos que elaboraban aquellos nigiris en los que la tradición nipona se fundía con el Mediterráneo detrás de la barra de Komori. Y ahora también socio de Hiro.
La semilla estaba plantada pero ni el concepto ni el barrio tenían nada que ver con lo que es ahora. Pensaron montar algo y Ruzafa era el lugar por el que Andrés se decantaba. Aunque a José, al barrio le daba cierto respeto. "Me daba vértigo Ruzafa porque es una barrio que no controlo", confiesa. Y en ese preciso momento aparece la oportunidad de un local al principio de Martínez Cubells, prácticamente junto a Pascual y Genís. A 100 metros de Q Tomas y a 150 de Barrafina. Y en ese instante, la balanza se decantó.