VALÈNCIA. Ir desenredando la madeja de la titularidad de los Bloques Portuarios antes de afrontar los realojos. Ese es el objetivo de la nueva partida incluida en el presupuesto de 2026 del Plan Cabanyal-Canyamelar, que destina casi 350.000 euros a la compra de viviendas vacías en el edificio. Una operación que pretende facilitar el complejo proceso de realojo de los actuales propietarios en los futuros edificios todavía pendientes de construir para sustituir a los Bloques Portuarios.
Según las últimas estimaciones, esta dotación del Plan Cabanyal permitiría adquirir entre siete y ocho viviendas. La compra está pensada especialmente para casos como por ejemplo el de propietarios de edad avanzada que no residan en el bloque y que, en principio, no necesitarían ser realojados. Situaciones así pueden convertirse, tras una herencia con múltiples titulares, en un auténtico cuello de botella legal que ralentice todavía más un procedimiento ya de por sí marcado por su complejidad.
El proyecto de los nuevos edificios espera el 'ok' municipal
En cuanto a los edificios para el realojo, su tramitación avanza en paralelo aunque con retraso. El Ayuntamiento recibió el proyecto de ejecución el pasado mes de julio, pero los servicios municipales señalaron varios reparos que debían ser subsanados. Hace un par de semanas, el estudio redactor entregó la versión corregida, que ahora está siendo revisada para comprobar que todas las modificaciones se han aplicado correctamente. Aunque inicialmente se preveía licitar las obras antes de que acabara el año, ese horizonte ya es materialmente imposible. En previsión de su inicio en 2026, el presupuesto municipal incorpora una partida de 700.000 euros para arrancar una construcción cuyo coste total ascenderá a 10,5 millones de euros.
Cabe recordar que los nuevos edificios se levantarán en una parcela de 2.100 metros cuadrados, situada a unos 350 metros de los actuales bloques, delimitada por las calles Astilleros, Vicente Guillot, Tío Bola y Eugenia Viñes, y albergarán 51 viviendas de uno y dos dormitorios, distribuidas en dos bloques de planta baja y tres alturas, con superficies de entre 65 y 85 metros cuadrados.
Labor de "cirugía fina"

- Bloques Portuarios del Cabanyal. Foto: EVA MÁÑEZ -
Los Bloques Portuarios son, en sí mismos, un microcosmos administrativo. Casi 170 viviendas con titularidades diversas y realidades sociales muy distintas, que exigen lo que fuentes implicadas en el proceso describen como una "labor de cirugía fina". Esta tarea implica la coordinación simultánea de varias administraciones y servicios como Urbanismo, Servicios Sociales, la Entitat Valenciana d’Habitatge i Sòl (EVha) o el propio Plan Cabanyal-Canyamelar para encontrar soluciones adaptadas a cada caso.
Según los datos aportados en su momento por el Ayuntamiento, la propiedad de las viviendas se reparte aproximadamente de la siguiente manera: algo más de la mitad son de propietarios privados, 21% pertenecen a la EVha, en torno al 20% al Plan Cabanyal-Canyamelar y aproximadamente un 4% al Ayuntamiento de València.
Alternativas de realojo
La sociedad pública continúa ofreciendo a los titulares distintas alternativas según las particularidades de cada caso. El planteamiento pasa por que aquellos propietarios que quieran permanecer en el barrio puedan realojarse en los nuevos edificios, abonando la diferencia correspondiente, también se ha planteado la alternativa de optar por alquiler con opción a compra, aunque esta fórmula ha sido descartada por la mayoría de propietarios. También se contempla la permuta por viviendas del propio Plan en otras zonas del Cabanyal y, en el caso de mercantiles que son titulares de pisos vacíos, se les ofrece el abono de la indemnización económica como vía para agilizar el desenlace.
Mientras tanto, los Bloques Portuarios y sus propietarios e inquilinos continúan esperando una salida que lleva años retrasándose. El edificio acumula problemas de okupación, tráfico de drogas, deterioro estructural y situaciones de vulnerabilidad social que han marcado la vida de decenas de familias durante demasiado tiempo. La solución, largamente prometida y arrastrada desde anteriores legislaturas todavía no termina de materializarse.