Verduras, brasa y amor; tampoco parecía tan difícil
Una de las expresiones más bonitas del mundo (a mí me la sopló Vanesa Robles en el Castell de Peralada hace no tanto, ella vive y trabaja en México) es 'apapachar': achuchar, dar calor, cuidar muy cerquita. Apapáchame, papasito. Pues eso.
“El país más bello del mundo” según Chavela Vargas y Carlos Fuentes, allá donde donde termina la civilización y comienza la cultura del pecado —así que fue una alegría inesperada (yo me enteré leyendo a Molins en Guía Hedonista, las cosas como son) la apertura de este Apapacho en Artes Gráficas, a la vera de ese Foster Hollywood donde caí alguna vez con mi primera novia; yo era de bacon & cheese fries, me ponía hasta las trancas y era feliz con aquellas Coca-Colas gratis. Como para no detestar la nostalgia.
Apapacho es la apuesta por la cocina confortable de Óscar Pecero (cocina) y Ana Llopis (sala). Mexicano y valenciana; buena vibra y mucha paciencia, queridos. Cocina sin pretensiones —aviso: es un piropo— con platos que acompañan la conversación como estas verduras a la brasa, “verduritas asadas con mantequilla noisette y a la brasa, una crema de ajos asados en el fondo del plato, y de acompañamiento un majado de avellanas (hecho con avellanas tostadas y cebolla caramelizada); y una salsa de tatemados (original de México: cebolla, tomate y ajos asados, perejil y un toque picante)”.
Estas cosas las digo con cuidado pero a veces las tengo claras: volveré a Apapacho.