VALENCIA. El PP consiguió el martes su primer objetivo de la nueva legislatura: hacerse con la Presidencia del Congreso, que recayó en la ya exministra Ana Pastor, gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención de las fuerzas nacionalistas. Un primer paso de cara a que Mariano Rajoy consiga los apoyos suficientes -o al menos evite el rechazo mayoritario- para ser investido presidente del Gobierno por segunda vez.
Con este escenario, y aunque todavía queda mucho camino por recorrer para los populares, ya hay quien empieza a confiar en que el PP volverá a ocupar La Moncloa y, con ello, los ministerios del nuevo Ejecutivo. Un diseño de gobierno que aún queda lejano pero que algunos empiezan a mirar de reojo. También en rama valenciana de los populares.
De hecho, uno de los hechos más decepcionantes del inicio de la pasada legislatura fue la poca presencia de valencianos en el Ejecutivo de Rajoy. Solo el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ostentó esa vitola en el Gobierno aunque fuera de adopción dado que es natural de Madrid y su vínculo se sitúa en que posee una segunda residencia en Xàbia.
La situación mejoró levemente con posterioridad, con el nombramiento la diputada Susana Camarero como secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad en marzo de 2014 y, después, con la designación del también parlamentario Rubén Moreno como secretario general de Sanidad y Consumo a finales de ese mismo año. De esta manera, el poder político valenciano en Madrid se elevaba a dos altos cargos y medio, un balance bastante modesto ante los en torno a 100 puestos directivos que se reparten.
En este sentido, fuentes del PPCV apuntan a que el deseo de la actual presidenta regional, Isabel Bonig, va dirigido a mejorar esa marca y lograr que el 'poder valenciano' del partido se ponga de relieve en el nuevo gobierno, si es que finalmente Rajoy repite en La Moncloa.
Sobre esto, son varios dirigentes de los populares valencianos que señalan como argumento el buen resultado cosechado en las elecciones generales del pasado 26J en la Comunitat, donde se consiguieron dos diputados más que seis meses antes en el 20D y se elevaron los resultados en unos 80.000 votos.
En esta línea, la relación entre Génova y Quart, calle donde se ubica la sede del PPCV, ha mejorado en el último año. Cabe recordar que en la última etapa de la era Alberto Fabra la sintonía con Madrid fue especialmente fría, una situación que cambió con la llegada de Bonig al poder y con los cambios que también introdujo Rajoy en la dirección nacional del partido.
Por otro lado, un factor que algunos dirigentes consideran que podría mejorar las opciones de tener mayor representación valenciana en un hipotético Ejecutivo de Rajoy es no tener bajo dominio popular el gobierno autonómico. Si la oferta de responsables populares valencianos que se plantearían ir a Madrid ya sería alta de por sí, en la actual situación se dispara: algunos nombres que se repiten en estas circunstancias son los de ex altos cargos del anterior Consell como José Císcar, María José Catalá o Juan Carlos Moragues, si bien este último mantiene opciones de continuar como delegado del Gobierno.
Además, desde el PPCV consideran que la acción directa de representantes valencianos desde el Gobierno central podría contribuir de forma fundamental para darle la vuelta de nuevo a la Generalitat en 2019. En este sentido, consideran que al no ser el Consell un bloque monolítico, Bonig tendría más capacidad para rentabilizar la gestión y visitas que desde Madrid se hicieran sobre la Comunitat.
Es cierto que, y así lo admiten dirigentes valencianos consultados, Rajoy no suele vincular sus decisiones de composición de equipos a equilibrios territoriales, pero los aspectos citados anteriormente sí pueden incrementar el peso de una voz regional en decisiones nacionales. En este sentido, ya algunos miembros del PPCV aventuran áreas como Fomento, Agricultura, Turismo o -el premio gordo- Hacienda como objetos de deseo aunque fueran con puestos en el segundo escalón.