Restorán de la semana

La Flaca de Ruzafa 

| 08/09/2023 | 3 min, 52 seg

VALÈNCIA. “Por un beso de la flaca / Daría lo que fuera / Por un beso de ella / Aunque sólo uno fuera..” 

Es imposible no cantar esa canción de Jarabe de Palo—o Flaca de Andrés Calamaro— cuando te preguntan si has ido ya al restaurante de La Flaca de Ruzafa (Puerto Rico, 34). El nombre es todo un gancho, aunque también saber que detrás está el equipo de El Rodamón de Russafa: Adrián Rigau, Marin Mihaila y Javier Rodríguez, a quienes en esta ocasión se suma un cuarto socio: Amman. Es pronto y todavía hay que afinar el concepto y la carta, pero su buen hacer en el restaurante madre y los platillos que hay en el menú dejan entrever que el nuevo local dará de qué hablar. También su declaración de intenciones: cocina abierta. 

Precisamente, esa cocina abierta que deja ver en las mesas que hay a su alrededor cómo los cocineros se manejan entre fogones y esa vitrina bajo la barra en la que se expone el producto dejan entrever la filosofía con la que se quiere dar esta segunda vida a La Flaca de Ruzafa: Cocina de proximidad, sin grandes artificios y asentada en materias primas de máxima calidad. Y es precisamente detrás de esa barra repleta con cuencos con frutas y algunas salsas donde está Javi Rodríguez, cuyas propuestas culinarias comienzan a dibujar la carta del restaurante. Croquetas de txanguro, buñuelo de bacalao, pez limón con verduras —riquísimo—, pulpo a la cerveza, ensalada de tomate con atъn en escabeche… Y productazo, como esa carne que cuidadosamente está fileteando. 

Una carta sencilla para compartir que se acerca más al concepto de taberna que de restaurante. “La idea es crear una carta en la que el rey sea el producto, con sabores puros, sin grandes artificios y con la máxima de menos es más”, comenta Javi desechando la idea de crear salsas complicadas o platos que disfracen el producto. En otras palabras: “volver a poner en valor las materias primas”. Y de ello sabe mucho Javi, que antes de aterrizar al lado de Luca Bernasconi hace ya algunos años pasó por grandes templos del producto, como Ca Sento o Entrevins. 

Asimismo, detalla que “todas nuestras frutas y verduras son de proximidad y ecológicas, el pescado de la lonja de València y la carne de proveedores nacionales”. Y esa transparencia en su propuesta —y cocina— y la apuesta por el buen producto es la diferencia que quieren dar en La Flaca de Ruzafa con respecto a sus otros dos locales, El Rodamón de Russafa y Tanamadana. 

De momento no hay menú al mediodía, y eso alegra a Javi, que considera que “el menú es más sencillo para el comensal, pero no para nosotros porque en cierto modo te esclaviza”. Tampoco arroces, algo de lo que no está tan conforme: “La intención es introducir algún arroz, pero hay que ver en qué formato —por encargo, por ejemplo—, pero a mí sí que me gustaría tenerlo en carta”. Como él mismo dice, todavía es pronto y hay que aterrizar el concepto. 

Un restaurante de decorado industrial y de atmósfera cálida en el que se puede dar servicio hasta a ochenta comensales, aunque en los próximos meses tienen previsto realizar una reforma para diferenciar los espacios, uno más enfocado a restaurante y otro más informal, enfocado a tomar algo. “Todavía estamos definiendo el espacio, pero la idea es crear dos ambientes”, destaca. Y mirando hacia fuera, donde unos comensales disfrutan comiendo bajo el sol de septiembre espeta: "la terraza es una de las claves del restaurante.

Es pronto para catalogar a La Flaca de Ruzafa pero lo que está claro es que el equipo de El Rodamón está definiendo un local de producto donde el vino sea también un factor diferencial. También que, con sus dos nuevos locales — La Flaca de Ruzafa y Tanamadana— han creado su propio triángulo de las bermudas en las calle Puerto Rico, calle Sueca  y Reina Na Maria. Un triángulo en el que difícilmente será imposible no caer ante estas propuestas gastronómicas que se complementan entre ellas. 

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