VALÈNCIA. Aldaia intenta cerrar las heridas que dejó la Dana del 29 de octubre. Un año después de la tragedia que se cobró la vida de seis personas, el municipio de l'Horta Sud avanza a paso lento en una reconstrucción que dista de completarse en un corto plazo de tiempo. En esta entrevista con Valencia Plaza, el alcalde, Guillermo Luján (Aldaia, 1974), reconoce que, pese a la magnitud de los fondos comprometidos por el Gobierno central -unos 40 millones de euros-, la gestión de los recursos supone un reto enorme para el consistorio.
Las carencias de personal técnico y administrativo, sumadas al colapso del sector de la construcción, han ralentizado la reconstrucción de viviendas, ascensores, comercios y espacios públicos. Luján advierte de que la recuperación será larga y compleja, posiblemente de varios años, y reclama medidas extraordinarias que permitan a los ayuntamientos afrontar emergencias de esta magnitud con más agilidad. Mientras tanto, Aldaia avanza con prudencia en proyectos clave como la canalización del barranco de La Saleta, una reivindicación histórica que, según el alcalde, debe basarse "en la ciencia y no en el ruido político" para garantizar que una catástrofe similar a la Dana del 29-O no vuelva a repetirse.
- Se va a cumplir un año de la Dana del 29 de octubre. ¿En qué situación se encuentra Aldaia en estos momentos?
- Es indiscutible que lo más dramático es la pérdida de seis personas, seis aldaieros que ya no están con nosotros. Es lo más duro y lo más terrible. Por eso, el próximo mes de noviembre celebramos en Aldaia un acto en su memoria, para que los familiares y amigos sientan el calor y el cariño de todo el municipio. A partir de ahí, la reconstrucción y el objetivo de volver a la situación del 28 de octubre de 2024, el día anterior a la tragedia, todavía presentan muchas dificultades. Quedan numerosas necesidades en el ámbito particular: viviendas, comercios y empresas que sufrieron graves daños. Destacaría especialmente el problema de los ascensores, ya que muchos continúan sin funcionar y hay personas que siguen confinadas en sus casas. También hay negocios que no han podido recuperarse y se han quedado por el camino. Desde el ámbito público, aunque contamos con una financiación importante -casi 40 millones de euros aportados por el Gobierno de España-, afrontamos la dificultad de gestionar todos esos recursos. Nos preocupa que la recuperación completa nos lleve varios años. Supone un gran esfuerzo, dedicación y, en ocasiones, frustración, porque lamentablemente no disponemos de mecanismos especiales o extraordinarios que nos permitan atender esta situación de manera más ágil. Además, existe un evidente colapso en el sector: falta de profesionales, de empresas de reconstrucción, de albañiles y de técnicos. Todos estos factores hacen que el camino hacia la recuperación sea largo.
- ¿Qué es lo que se ha hecho y queda por hacer en Aldaia tras la reconstrucción por la Dana?
- En el espacio público, lo más urgente -los coches, el fango y todo lo relacionado con la limpieza inicial- ya se ha recompuesto. Las plantas bajas se están recuperando poco a poco, aunque todavía hay muchas personas que no han podido volver a sus casas. En las partes inferiores y los subterráneos, la mayoría de los espacios siguen sin poder utilizarse o necesitan trabajos de limpieza, reparación y electricidad, especialmente los garajes. Hay también casos concretos de comercios y empresas que, lamentablemente, no van a poder reabrir, lo cual es una situación muy complicada. En cuanto al ámbito público, de los casi 40 millones de euros apenas hemos podido ejecutar una parte muy pequeña. Por eso, insisto en que aún nos queda mucho camino por recorrer y que la gestión de todos estos recursos llevará varios años.

- - Foto: MARGA FERRER
- Sé que es muy complicado hablar de plazos, pero, ¿en cuánto tiempo estima que la reconstrucción de Aldaia estará lista?
- Cuando hablo de "varios años", me refiero a que no serán uno o dos, sino más de eso. El plazo es indeterminado porque no controlamos los tiempos de los procedimientos. Dependemos de factores externos. Por ejemplo, la empresa pública Tragsa está pendiente de poner en marcha un sistema que, en principio, podría ser un mecanismo más ágil: un acuerdo marco que permitiría contratar empresas de forma más directa. Sin embargo, ese sistema aún no está operativo. El principal problema es la incertidumbre. No tenemos una fecha concreta porque no depende de nosotros. No puedo dar un dato exacto, pero temo, con cierta solvencia, que el proceso se prolongará durante varios años.
- A diferencia de otros alcaldes afectados por la Dana, que fijan el plazo de la reconstrucción en seis o siete años, ¿usted no se atreve a dar una fecha ?
- No, es imposible preverlo con exactitud. Seguro que no acierto, porque el plazo es totalmente indeterminado. Puede ocurrir que algún procedimiento se atasque si una empresa presenta un recurso o lleva el asunto a los tribunales, lo que retrasaría todo el proceso. Lamentablemente, para que se entienda la magnitud de las dificultades, pondré un ejemplo: si todo va bien, en 2026 podremos inaugurar la nueva biblioteca municipal de Aldaia, un proyecto emblemático de las últimas legislaturas. Ese gran proyecto, que no tiene relación con la Dana, nos ha costado once años. Lo menciono para ilustrar lo complicado que resulta sacar adelante iniciativas de esta envergadura. Ahora tenemos muchos proyectos importantes en marcha, así que prefiero no imaginar el tiempo que nos llevará completarlos todos.
- Uno de los cuellos de botella que atascan la reconstrucción es la regla de gasto y la falta de técnicos para sacar adelante ciertas inversiones o proyectos. En Aldaia, ¿cómo afecta esta situación a los trabajos relacionados con la Dana?
- Siendo precisos, la regla de gasto no afecta en este caso, aunque sí incide en otras cuestiones. El verdadero problema está en la capacidad y los recursos humanos de los que disponemos los municipios para gestionar todos estos procedimientos. Hemos hecho una apuesta clara por la empresa pública estatal, Tragsa, que está trabajando en un acuerdo marco para facilitar la gestión de estos proyectos. Aun así, hablamos de casi treinta grandes actuaciones que requieren muchas manos, por lo que la ayuda es imprescindible. Recuerdo los primeros días tras la catástrofe en Aldaia: había más policías que nunca en el municipio. Esa situación refleja la magnitud de la emergencia. Ahora necesitaríamos una medida excepcional similar, no en términos de seguridad, sino de apoyo técnico y humano. Con los recursos actuales, este proceso nos llevará varios años y, siendo sincero, al pensarlo me asusta, porque realmente serán muchos años de trabajo.

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- Ahora mismo, ¿con cuántos técnicos se opera y cuántos harían falta?
- El Ayuntamiento de Aldaia cuenta con más de 200 funcionarios. El problema no es solo de personal técnico, sino también administrativo; en realidad, se trata del conjunto de empleados municipales. Hay que tener en cuenta que el ayuntamiento dispone de un presupuesto de unos 30 millones de euros y algo más de 200 trabajadores públicos. Si recibimos 39 millones adicionales, lo lógico sería pensar que habría que multiplicar los recursos humanos para poder gestionarlos adecuadamente. No de forma exacta, pero sí está claro que necesitamos un refuerzo importante. En ese sentido, existen dos posibles vías. Una sería recibir ayuda mediante la incorporación temporal de técnicos externos, de la misma forma que en las primeras semanas tras la emergencia vinieron policías locales de toda Valencia e incluso de toda España. La otra opción sería que se nos ayudara gestionando directamente los proyectos, centralizando la administración a través de un organismo único. Esa es la propuesta que ha planteado Tragsa, aunque todavía no sabemos si será efectiva. La idea suena bien, pero prefiero ser prudente hasta ver cómo funciona en la práctica.
-Por concretar, ¿cuáles son los trabajos más importantes que se deben acometer en el municipio?
- Lo más sensible en este momento es la recuperación de los ascensores, tanto en el ámbito particular como en los edificios municipales. Ese es, sin duda, el aspecto más delicado. En cuanto a la reconstrucción de los espacios públicos, estamos buscando alternativas. Un ejemplo claro es el centro de jubilados en la calle Major, un lugar emblemático que actualmente no puede utilizarse, lo que deja a las personas mayores sin su espacio habitual. Hemos planteado varias medidas para que, en las próximas semanas, puedan disponer al menos de zonas provisionales donde reunirse y realizar sus actividades. Aun así, no contamos con datos concretos. Lo cierto es que los costes son muy elevados y, con los recursos actuales, resulta imposible abarcar todas las necesidades.
- El Ayuntamiento de Aldaia ha decidido instalar compuertas metálicas en las zonas cercanas al barranco como medida ante las inundaciones. ¿Cómo están funcionando estas infraestructuras?
- Esto no es una novedad. Llevamos 40 años sufriendo inundaciones por el desbordamiento del barranco de La Saleta. A lo largo de este tiempo se han ido tomando medidas y nuestro objetivo sigue siendo el mismo: que el barranco funcione como tal y no desagüe en la llamada "zona cero", que corresponde a la estación de tren de Aldaia y al entorno urbano. Para evitarlo, estamos trabajando en su canalización. De hecho, hemos puesto en marcha un plan de choque. Hasta ahora, instalábamos compuertas de una determinada manera, pero con este plan hemos aplicado las actuaciones en dos líneas: sellar completamente para evitar cualquier fisura o pérdida de agua y reducir el nivel del caudal en la zona urbana. Esto último ha sido posible gracias a la autorización de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), que es la entidad responsable de la gestión del dominio hidráulico del barranco. El objetivo es claro: canalizar el agua y disminuir su nivel para que se dirija hacia las afueras y desagüe fuera del municipio. Esta medida está vinculada a la futura obra de canalización subterránea de la salida del barranco, que conectará directamente con esta actuación. La intención no es simplemente alejar el agua de Aldaia, sino canalizarla de forma ordenada para que se incorpore al Plan Sur y llegue finalmente al mar. En definitiva, este plan de choque refuerza la idea de canalizar el nuevo cauce de La Saleta, evitando que descargue en la zona cero y asegurando su conexión con la infraestructura subterránea que lo conducirá hasta el Plan Sur y, de ahí, al mar. Esa es nuestra hoja de ruta.

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- El desvío del barranco de la Saleta es una de las principales reivindicaciones que este consistorio lleva reclamando desde hace 40 años. La CHJ ya ha sacado a información pública este proyecto, lo que supone el último paso antes de licitar las obras. ¿Cómo lo valoran?
- El último paso llegará el día antes de que empiecen a trabajar las máquinas. Hasta que ese momento no llegue, no vamos a descansar y seguiremos exigiendo que se inicien las obras, porque ya hemos tenido mucho caos. Hace unos meses firmamos un escrito los cuatro alcaldes de la etapa democrática que seguimos vivos -Empar Navarro, Enric Luján, Carmen Jávega y yo-, pertenecientes a distintos partidos políticos, tanto del Partido Popular como del Partido Socialista. En él reivindicábamos la necesidad de ejecutar esta obra estructural, que es fundamental. No es la única actuación necesaria, pero sí una de las más importantes dentro de una estrategia más amplia que debe abarcar desde la montaña hasta el mar. Estamos esperanzados, pero también muy prudentes. Hasta que no veamos las máquinas trabajando, no bajaremos la guardia y mantendremos toda la atención y la exigencia para que la obra se ejecute. En resumen, esperanza, pero también prudencia.
-Llevan muchos años reclamándolo, ¿qué ha cambiado para que ahora "se hayan puesto las pilas"?
- Este proyecto lleva años en tramitación. Recientemente, en un proceso de alegaciones de la CHJ, se contestó a todos los que presentaron observaciones. Una de las cosas que se puso encima de la mesa, que considero significativa, es que ya en los años 60, cuando se ejecutó el Plan Sur, estaba previsto este proyecto. Por tanto, es una deuda histórica. No soy yo como alcalde en esta etapa ni los anteriores quienes lo han iniciado. ¿Qué ha cambiado? Lamentablemente, hay seis fallecidos, y eso es muy duro. Siempre tenemos la sensación de que, con esta canalización, el problema no se resuelve en su totalidad, pero seguramente es una ayuda importante. Ha servido para agilizar los trámites y poner el foco en el proyecto, aunque seguimos siendo prudentes. El proyecto no estaba parado, estaba en trámite, y esperamos que esto haya acelerado su marcha.

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- El plan ha traído mucha cola. El Ayuntamiento de València presentó alegaciones y algunos vecinos de su propio municipio tampoco han estado a favor del proyecto porque consideran que lo que se plantea no soluciona el problema.
- En este momento, para la reconstrucción y la protección de la Dana, tenemos dos alternativas: ciencia o ciencia. Todo lo demás es caos. Por eso, lo que hago y sugiero a todo el mundo con dudas es que escuchemos a la ciencia, a los científicos y a los ingenieros. Creo que es lo más razonable, porque cualquier otra cosa que no sea ciencia genera caos, confusión y valoraciones políticas que no merecen atención. Lo correcto es escuchar a los expertos; ellos nos proporcionan la solución, y ante esa orientación, debemos avanzar y luchar para que se ejecute.
- Hablando del 29 de octubre, ¿qué recuerda de aquel día?
- La verdad es que nosotros, al llevar 40 años lidiando con inundaciones, ya estábamos en activo desde el viernes 25 de octubre de 2024. Pero, entre las 21:00 y las 22:00 horas, cuando detectamos, tras quedarnos atascados en una rotonda de la zona de las Barracas, que había gente subida en tejados o llamando desde sus casas pidiendo auxilio, nos dimos cuenta de que no era una inundación más, sino que había personas jugándose la vida. Ante esta situación, llamé a la policía para solicitar ayuda, y me respondieron que ellos también estaban en peligro, buscándose y salvándose la vida cada uno por su cuenta. Fue un momento de shock e incredulidad, preguntándome qué estaba pasando. El problema fue que en ningún momento se nos advirtió del riesgo de un tsunami, que requiere medidas diferentes a una Dana, como las que nosotros aplicamos habitualmente. La medida correcta era subir a plantas altas, pero esta información llegó tarde, lo que provocó una tragedia con seis fallecidos en Aldaia.

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- ¿Recibió antes de esas horas algún tipo de aviso sobre el desbordamiento del barranco del Poyo ese día?
- Nosotros formalmente no tuvimos ninguna comunicación y eso está constatado, pero eso no significa que no estuviéramos al tanto de la situación. Aunque no llovía en la zona y había problemas de viento, desde la mañana vigilábamos el barranco y al mediodía ya activamos nuestro primer nivel de compuertas, atentos a la evolución de la información que circulaba en redes o se publicaba en los medios de comunicación. Formalmente, no hubo aviso y el Es Alert de las 20:11 horas no era determinante; solo indicaba alejarse de los caudales y barrancos, una medida insuficiente. La medicina adecuada, como la que se aplicó el pasado 28 de septiembre con alerta roja, habría sido subir a plantas altas. Si no se diagnostica correctamente el problema, no se puede aplicar la solución correcta.
Nosotros estuvimos hasta el último momento tomando medidas y en activo, junto a la brigada municipal y la policía, hasta que la situación nos desbordó y nos permitió reconocer que no era una Dana, sino un tsunami. Esa información llegó demasiado tarde, y lamentablemente fallecieron seis personas. El Es Alert de las 20:11 horas no proporcionaba la advertencia determinante; hay que indicar claramente la alerta y las medidas a tomar. Durante todo el día actuamos en consecuencia. Con avisos parciales y sin información adicional, seguimos luchando contra lo que pensábamos que era una Dana, desde el viernes hasta altas horas de la madrugada. Cuando finalmente comprendimos que era un tsunami, la medicina era distinta, y el resultado fue un desastre. Incluso durante el pleno municipal, estábamos dando instrucciones para que se tomaran medidas, supervisando continuamente la situación y movilizando a los servicios municipales, policía y brigada.

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El problema se evidenció entre las 21:00 y las 22:00 horas: no era una Dana, sino un tsunami cuya respuesta correcta no era recorrer la zona, sino advertir a la población con antelación. El 28 de septiembre de 2025, por ejemplo, la alerta roja permitió que la gente subiera a pisos altos, demostrando que la advertencia correcta salva vidas. Lo demás solo puso en riesgo a los trabajadores y no resolvió la situación.
- Aun así, ¿decidió no cancelar el pleno de ese día y en el que sonó el Es Alert?
- Sí, estábamos tomando todas las medidas necesarias en ese momento con los recursos que disponemos. No estábamos de vacaciones; estábamos en el ayuntamiento, activos en los edificios y en la calle, pendientes de la información. Estábamos en la sala de máquinas, atentos a la evolución, cuando detectamos que comenzaba a llegar agua a Aldaia. En ese momento, hice un receso para supervisarlo directamente. Al llegar el agua a Aldaia, continuamos con el seguimiento. Desde ese viernes que te comento, estuvimos activos todos los días, lo que significa estar pendientes de la información y en contacto con los servicios municipales y nuestra estación propia. A partir de ahí, nos dirigimos a la calle Doctor Marañón para supervisar la zona hasta quedar atascados por el agua.
- ¿Qué ha cambiado desde el 29 de octubre de 2024 hasta, por ejemplo, el pasado 28 de septiembre, donde también se emitió una alerta por fuertes lluvias?
- La clave ha sido recibir el aviso con tiempo suficiente, con alerta roja, pero no solo la alerta, sino también la indicación clara de lo que hay que hacer. El 29 de octubre hubo alerta roja por la mañana, pero aquí no llovía y la preocupación estaba en otras zonas. Lo importante es la acción a tomar, como se determinó en septiembre. A partir de ahí nos centramos en informar principalmente a las personas mayores con movilidad reducida, intentando localizar a quienes viven en plantas bajas o tienen dificultades para moverse, para que ellos y sus familiares estén atentos y puedan subir a pisos altos. Esa es la clave: avisar a la gente con antelación para que puedan protegerse en caso de una inundación importante.
- ¿Cómo valora usted la gestión de la Generalitat del 29 de octubre?
- Es tan complicada como sencilla: el no aviso de tsunami provocó esas consecuencias en Aldaia. Ese incumplimiento fue determinante. La cuestión clave es la medicina: no basta con la alerta roja, amarilla o azul, sino con saber qué medidas tomar. Si solo te informan de la alerta sin indicar la acción adecuada, no sabes cómo actuar. El 29 de octubre, lamentablemente, no se hizo el aviso correspondiente.

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- Y, ¿sobre la reconstrucción? ¿Qué balance hace de la gestión del Consell?
- La reconstrucción requiere la colaboración de todas las administraciones. Hay aspectos que cada una puede mejorar y otros que han hecho bien. Por ejemplo, nuestro plan de choque para canalizar el barranco de La Saleta cuenta con el impulso municipal; es una iniciativa que hemos propuesto para que, de forma urgente y con contrato de emergencia, pueda ejecutarse lo antes posible. Esta iniciativa surge de una visita a Valdepeña, en Ciudad Real, un municipio que sufrió inundaciones años atrás, de donde detectamos algunas soluciones provisionales mientras se realizan las obras estructurales más importantes. La inversión está financiada por el Gobierno de España, con una previsión de 40 millones, y las compuertas, por ejemplo, se financian con la Dirección General del Agua de la Generalitat Valenciana. En definitiva, necesitamos a todos; la colaboración de todas las administraciones es indispensable para avanzar.
- ¿Cree que ha habido una coordinación real entre administraciones?
- Creo que hay dos realidades: una política y otra técnica, lo he manifestado en distintos foros. A nivel político, el ruido impide visualizar esta relación, pero a nivel técnico ha habido más coordinación de la que aparentemente se percibe. La prueba es que el proyecto del barranco de la Saleta ha avanzado gracias a la coordinación y aceptación técnica de la Generalitat y del Gobierno de España. Esta obra estructural, que lleva 40 años gestándose, ahora cuenta con la alineación del gobierno autonómico y del Estado. Aunque no se perciba tanto públicamente, existe coordinación técnica, que es la más importante: la ciencia y los técnicos son los que realmente determinan el avance. La política, en este caso, posiblemente está generando más confusión que otra cosa.
- ¿Se ha sentido escuchado y acompañado por las administraciones estatal y autonómica durante la reconstrucción?
- Lo indiscutible, y que sufrimos especialmente en Aldaia durante los primeros días, fue la invisibilidad del municipio y del Barranco de la Saleta. Esto fue absolutamente generalizado: tardaron meses en nombrarlo. Si algo no se nombra ni se conoce, no se toman medidas. Los primeros días, como en muchos municipios, hubo falta de ayuda, de recursos y de visibilidad. Era fundamental dar altavoz al grito de auxilio de Aldaia, de los afectados por la Dana, de los barrancos del Poyo y de La Saleta, para que se reconociera que también habíamos sido muy perjudicados. Según los datos estadísticos del Consorcio de Compensación de Seguros, que valora los daños, Aldaia ocupa el cuarto o quinto lugar por número de casos y el volumen de indemnizaciones supera los 200 millones de euros. A pesar de ello, en algunos foros se planteó que Aldaia tenía una baja afectación, lo que resultó ofensivo y generó gran enfado entre la ciudadanía. Además del cabreo y la frustración por la situación, esto provocó mucha hostilidad.
-¿Por qué cree que Aldaia en los primeros días estaba tan invisibilizada?
- De forma inesperada, apareció el acta de un Cecopal que señalaba que Aldaia tenía baja afectación. No sé si incluía otros elementos ni puedo diagnosticar por qué. Lo que sí puedo afirmar es el efecto: en los primeros días, la gente me decía: "Guillermo, no se nos identifica". Si no se nos nombra, los recursos no llegan. Tanto yo como muchos ciudadanos intentamos, de manera individual, alzar la voz, pero fue frustrante, especialmente por los problemas que ya teníamos.

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- Carlos Mazón no ha visitado su municipio un año después. ¿Echa en falta que se haya preocupado por la situación de Aldaia o se haya puesto en contacto con usted?
- Si somos precisos, en algunas actuaciones de carreteras de la zona ha estado presente en términos municipales y yo he tenido ocasión de interactuar con él. Es indiscutible que, desde la percepción de la ciudadanía, su presencia en primera persona no ha recibido la atención necesaria. Soy sensible a esa inquietud, y sobre todo reconozco que todo es insuficiente: necesitamos más ayuda, más impulso y más fuerza. Más allá de la presencia de una persona u otra, que siempre tiene un valor simbólico, lo más importante son los recursos y las manos necesarias para avanzar. Las visitas están bien, pero lo esencial es contar con recursos y técnicos que permitan seguir adelante; queremos que nos visiten, pero sobre todo necesitamos capacidad para gestionar y avanzar.
- Tampoco ha renunciado a presentarse a la reelección. ¿Cree que después de todo es la mejor opción para los valencianos y valencianas?
- Lo que debe hacer cualquier político es escuchar a la ciudadanía y, creo que si Mazón lo hace, tendrá la respuesta en ella.
- ¿Tienen algún acto u homenaje previsto desde el Ayuntamiento de Aldaia para el 29 de octubre?
- Hay distintas actividades previstas, pero, a nivel municipal, el 29 de octubre la Plataforma de Afectados por la Dana en Aldaia realizará una marcha que recorrerá la zona de la colina del barranco. El 12 de noviembre se llevarán a cabo otros actos más específicos, entre ellos, un reconocimiento en memoria de las personas que fallecieron. Tristemente, en medio de todo lo relacionado con la reconstrucción y las necesidades materiales, los familiares de las víctimas son quienes peor lo están pasando. Por ello, el acto del 2 de noviembre tendrá un enfoque cultural, diseñado para que se sientan cómodos y perciban el calor y el cariño de su comunidad. Queremos ofrecerles memoria, recuerdo y acompañamiento, conscientes de que enfrentar esta situación es lo más duro que están viviendo.

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- ¿Qué ha aprendido como alcalde de la Dana?
- Se aprenden muchos elementos importantes, sobre todo porque Aldaia es una ciudad muy crítica. Lo más determinante es que la política debe apoyarse en la ciencia y en los especialistas. Por ejemplo, una recomendación del jefe de policía fue fundamental: lo primero era despejar las arterias principales de vehículos para permitir el acceso de ambulancias o camiones de bomberos en caso de incendio u otra emergencia. Estos aprendizajes muestran que la política debe liderar e impulsar, pero siempre de la mano de la ciencia. Hoy enfrentamos dificultades y opiniones diversas sobre los proyectos, pero la ciencia sigue siendo la guía; lo que no es ciencia genera caos y no conduce a ningún resultado. Por tanto, lo más importante es liderar la reconstrucción desde el ámbito político, escuchando a expertos, ingenieros, policías y técnicos, para garantizar que se logre un buen resultado.