Los coodirectores del festival, Isabel Caballero y Jacobo Roger, lamentan que el presupuesto no supere los 50.000 euros, frente a los 60.000 del año anterior
VALÈNCIA. Entre la memoria histórica, la familiar y también la desmemoria. La octava edición de Cabanyal Íntim vuelve un año más para transformar el humilde barrio valenciano a golpe de cultura y con una programación que indagará por completo en historias del pasado. Articulándose por primera vez durante diez días sin pausa- del 10 al 20 de mayo- su oferta se nutre de relatos de mujeres intelectuales que nunca fueron reconocidas, de personas que sufren Alzheimer o algún tipo de enfermedad mental, pero sobretodo de obras que ponen la lupa en la Guerra Civil. "Siendo España el segundo país, tras Comboya, con más desapariciones de personas que se encuentran en fosas, no podíamos pasar por alto la necesidad de reflexionar y de dar voz a tantos recuerdos", explican los coodirectores del festival, Isabel Caballero y Jacobo Roger.
Durante siete años las artes escénica se han convertido en compañeras de un proceso de cambio y de "evolución" en el barrio valenciano. Sin embargo, los pasos siguen siendo pequeños, tanto para el Cabanyal como para el festival. Prueba de ello es el presupuesto de este año que no supera los 50.000 euros, frente a los 60.000 que se alcanzó en la edición anterior. Tanto para Caballero como para Roger está cifra queda "muy por debajo" de lo que debería de ser. "Se olvida que no solo hacemos cultura, el arte también es educación. Unos conocimientos que, por ejemplo, la gente mayor encuentra con el teatro de vanguardia [...] El problema es que aún necesitamos mucho apoyo. Los programadores nos encontramos con que muchas veces se nos pide que las entradas a los espectáculos sean gratis, algo que para nada compartimos."
Aún así, Cabanyal Íntim reafirma que su objetivo no es otro que estar en "la trinchera" de su barrio para crecer a la par que él. Su ambición continuará esta vez con cerca de 30 propuestas escénicas- 20 de ellas estrenos absolutos-, nuevos espacios y escenarios en los que desarrollarse -entre los que destaca el Refugi antiaeri del Grau- y una mayor inclusión en sus representaciones que incorporarán el lenguaje de signos en algunas de las funciones.
La programación de la octava edición se articula en diez piezas breves de corta duración (30'), cuatro piezas largas (60'), dos obras infantiles y familiares, una sesión doble de danza dentro del espacio de Dansa Mutant, tres íntims a la nit, a la que se suman siete acciones de arte vivo i un íntim al Mercat. Igualmente, continuarán los Paseos por el Cabanyal y varias actividades paralelas que se completan con mesas de debate, acciones colectivas, clases abiertas o lecturas poéticas. Acciones de vanguardia que tomarán, de nuevo, las viviendas de vecinos y vecinos y también, otros espacios como el Refugio Antiaéreo del Grau, el Mercat del Cabanyal, La Mutant, el Espai Miss Panamà y el Estudi Interminent.
El recuperado Refugio Antiáereo del Grao se convertirá en una emisora de radio en directo que trasladará al público a 1937 con Amparito te ampara, de Antonia Bueno y las reflexiones de la sociedad del momento, mientras fuera sonarán las alarmas por la amenaza inminente de bombas. El Centro Especial de Atención a Mayores (CEAM) será el corazón de los Iaios, con un espectáculo de Edu Borja y Teatre de Marionetes que recreará la vida de estas personas en una residencia plagada de sentido del humor y de ganas de vivir. Por su parte, el Mercado del Cabanyal se convertirá en un gran escenario para que el público pueda interactuar con Las Marujas, varices y raíces, de Cía pa toa la vida, a través del juego teatral, las canciones y el baile.
En otros espacios se exhibirá Atlas: la alquimia de lo cotidiano, de Isabel Martí y Ana Ulloa; California de Teatre Textual; Carmen Muñoz o el rescate de una memoria de Teatro de la Catrina, obra que nace a partir de unas cartas sobre la modelo que sus autoras encontraron en un mercado ambulante; El funeral de Raúl Molero, el hombre que quiso y no hizo' del Colectivo Isquin, Ombres de Cent i la mare; Yo no puedo olvidarla' de Ángela Bermúdez; y Piedra y encrucijada, de la Compañía Hongaresa de Teatro, con texto e interpretación de Paco Zarzoso.
Entre las piezas largas destaca 43º13'44''N y su posibilidad de ver la función desde el lenguaje de signos. Se trata de una propuesta de la artista bilbaína Olatz Gorrotxategi a modo de cuaderno de bitácora que muestra el proceso de búsqueda de la autora en la memoria familiar y colectiva. También, las piezas Donde los viejos no andan de Sergio Villanueva; Instruccions per a no tenir por si ve la pastora, creado e interpretado por Laia Porcar y Núria Vizcarro; y Tempatives d'un barri que recorda, un taller que recorre la memoria del Cabanyal con la colaboración de sus vecinos.
Completan la cita cultural las propuestas infantiles y de público familiar Nada es verdad ni mentira de Lü de Lürdes y Carlos Alcolea, y Recuerdo una vez... de Iván Soler. Con ambas propuestas Cabanyal Íntim quiere acercar la memoria història a los más pequeño. Igualmente, desde la disciplina de danza, en la Mutant se acogerán las representaciones El Síndrome de Ausencia Inducida, de La Casa Amarilla y Trampantojo, de Abel Martí Belda.
Por su parte, Territorio Performance se consolida como espacio de experimentación y vanguardia escénica de la ciudad de Valencia. Un contenedor humano de acciones performativas y efímeras que liberará su arte en las entrañas del Teatre El Musical en una sesión continua de 3 horas ininterrumpidas protagonizadas por siete artistas y/o colectivos procedentes de la geografía nacional e internacional.
Con el objetivo de conocer los hábitos de sus espectadores, al igual que la implicación y la valoración que tienen éstos sobre el festival, Cabanyal Íntim realizó el año pasado- en colaboración con la UV- un estudio que recogía casi 300 opiniones entre las 8.000 personas que acudieron a sus espectáculos. Coordinado por el profesor Manuel Cuadrado, los datos reflejan que gran parte de su público son mujeres (60%), residentes en València, con edad media de 41 años, con estudios universitarios o empleo activo y de ideología progresista.
Respecto a la asistencia, dos tercios afirmaba que había asistido en ediciones anteriores y el tercio restante eran nuevos espectadores, lo que pone de relieve que "el festival sigue atrayendo y creando nuevos públicos". Además, el 50% de los asistentes "son fieles al festival porque son los que han asistido a más de tres o cuatro ediciones".
Preguntados por los motivos que les hacía llegar al festival, las razones apuntan a un carácter humano que traspasa incluso la vertiente cultural: "conocer más sobre otras culturas o realidades, ayudar a construir un proyecto, la solidaridad con el barrio del Cabanyal, el compartir una experiencia y la proximidad a los artistas en las representaciones".