OBITUARIO

Adiós a Leonor, la memoria de los Machado en Rocafort

21/06/2017 - 

 VALÈNCIA. El siete de marzo de 2009 Leonor Machado (sobrina del poeta, que convivió con el durante los 15 meses que vivió en Villa Amparo) visitó Rocafort en el contexto de las actividades que se celebraron entre marzo de 2009 y febrero de 2010 y que iniciaron, de algún modo, la reivindicación de Rocafort como ciudad machadiana. Aquella visita, estuvo caracterizada por la mutua emoción que provocaba el reencuentro y la presencia de la familia Machado, 75 años después, a Leonor y a los organizadores del evento y quizás por eso no tuvimos oportunidad de entrevistar con cierta profundidad a Leonor, y pospusimos esa posible entrevista a un futuro cercano.  

Entre unas cosas y otras, transcurrieron los años, pero finalmente el pasado mes de febrero pudimos programar una visita a Madrid con dos objetivos: devolver la visita que Leonor nos hizo en Rocafort, y hablar con la sobrina de Antonio Machado para registrar mejor sus recuerdos sobre aquellos meses. Desde que visitara Rocafort, no había habido más contactos con la familia Machado y por ello creíamos necesario acudir a su casa de la calle de Santa Engracia de Madrid para ofrecerle como recuerdo de aquella visita las publicaciones que se editaron para aquella ocasión y una reproducción de la escultura que ahora se puede observar enfrente de Villa Amparo, como puede observarse en una de las fotos que acompañan esta nota.  Sobre el segundo objetivo, cabe decir que a pesar de su avanzada edad, Leonor conservaba una envidiable lucidez y vitalidad y pudimos obtener material suficiente para poder editar una entrevista con la que complementar un pequeño discurso evocativo de aquellos meses que ya grabamos para el documental Antonio Machado, un poeta en Rocafort.

Estando en el proceso de edición de la entrevista, nos llega la triste noticia de su fallecimiento. Lamentablemente, Leonor Machado, una de las seis sobrinas de Manuel y Antonio Machado y presidenta de la Fundación que lleva el nombre de este último, falleció el pasado lunes en Madrid. Leonor Machado, nacida el 3 de septiembre de 1924 en Madrid, era la única sobrina que vivía en España porque Carmen -hija de José, el hermano de Antonio, autor de las Ultimas Soledades de Antonio Machado –en la que nos cuenta la vida de la familia en Rocafort–, reside en Santiago de Chile, según explica Manuel Álvarez Machado, hijo de Leonor.

Los Machado vuelven a Rocafort

“Allí se sentaba la abuela Ana. A su derecha el tío Antonio, el tío Pepe y su mujer, mis padres y el tío Joaquin y la tía Carmen….” De este modo relataba Leonor Machado la disposición en la mesa familiar del comedor de la segunda planta de Villa Amparo. Leonor, que volvía a a aquella estancia setenta y dos años después, cuando convivió con su tío Antonio quince meses en esta residencia de Rocafort también recordaba que en aquella habitación su tío les impartía clases de francés, “para que no estuviésemos en barbecho”. También se animó a abrir una puerta: “Tras esta puerta estaba el mirador donde comíamos las seis primas”. Allí estaba, efectivamente, tras franquear una puerta cerrada durante mucho tiempo, se descubre un mirador abierto al jardín y a la huerta, junto a la terraza en la  que según Gil Albert, departía con el poeta sobre sus colaboraciones para Hora de España.

El origen y el destino de ambos viajes coinciden, pero la llegada de las representantes de la familia Machado a  Valencia fue bien distinta de aquella de noviembre del 36, que Leonor recuerda muy bien. En aquella ocasión, era tan sólo una pizpireta muchacha de 12 años, que vivía aquella experiencia con sus cinco primas como una especie de aventura. “la correa de transmisión de aquel autobús no aguantó el puerto de Contreras”. Antonio y su madre pudieron llegar a Valencia en un coche particular, el resto de la expedición llegó casi al caer la noche. Allí, en la Casa de la Cultura, en el reconvertido hotel del 42 la calle de la Paz les esperaban en un ambiente un tanto caótico, acomodo de decenas de refugiados de Madrid. En el mismo hotel que acogerá a Leonor (ahora es un confortable hotel de cuatro estrellas) durante su breve estancia en Valencia y Rocafort.

Memoria y emoción

 “Benicalap, Empalme, Burjassot, Burjasot-Godella, Godella, Rocafort…” Leonor recordaba perfectamente la secuencia de las estaciones de aquel trenet “casi de juguete” que la llevaba en veinte minutos de la estacioneta de Pont de Fusta hasta Villa Amparo, a escasos 100 metros de la estación de Rocafort. Setenta y dos años después, recorrió el mismo trayecto, en la linea 1 de metrovalencia, rememorando las sensaciones que tras salir del casco urbano ofrece el paisaje de la huerta, entre Godella y Rocafort, tal y como lo expresó su tío Antonio en una entrevista a Plá y Beltran: “Es como un poco de paraíso, sobre la huerta flamean todos los verdes, todos los amarillos, todos los rojos, el agua roja de esas venas surca graciosamente y abastece el cuerpo de esta tierra”. Un texto, que aparece reflejado en un mural realizado muy cerca de Villa Amparo, sobre la acequia de Montcada, y cuyo motivo principal es al viñeta de Ramón Gaya con  el poeta atravesando la propia acequia se reproduce ahora también, a modo de escultura, frente a la puerta de Villa Amparo.

Antes de la comida de homenaje, pudimos recorrer con Leonor y Mercedes los jardines y las estancias de Villa Amparo, saboreando las noticias inéditas que nos brindaba. “Mi tío dormía y trabajaba en esta habitación, que daba al balcón donde aparece en la famosa foto con el pie equivocado”; “en este porche jugábamos con María Teresa León, que acompañaba a León Felipe y a Rafael Alberti, cuando venía a visitar a mi tío, ella me llamaba la niña de los ojos grises”. También nos relato una de las anécdotas que ha conformado la memoria familiar de los Machado. “Un día, se suscitó en la casa un inmenso revuelo formado por una gallina suelta. Mi tío, estaba muy preocupado por los destrozos que pudiera ocasionar en la casa (era consciente que vivía en una casa expropiada), pero al final, tras el alboroto y la captura del animal, se propuso que al día siguiente la gallina sirviera para un sustancioso caldo. Jamás, respondió el poeta, no merece tal castigo. Y nos quedamos sin caldo”. 

Pero uno de los momentos más emotivos, fue cuando acompañamos a Mercedes, sobrina de Leonor, a lo alto de la torre a la que el poeta, según palabras de Leonor, subía muy a menudo al amanecer para meditar. Mercedes se asomó a una de las desvencijadas ventanas y pudo observar un paisaje similar al que  contemplara el poeta, y le inspirara aquellos versos que dedicara a Valencia, la de las finas torres y fecundas primaveras. (Amanecer en Valencia. Desde una torre)

Ahora, con la desaparición de Leonor Machado, desaparece también parte de la memoria de la estancia de los Machado en Rocafort; esperemos que al menos el chalet de Villa Amparo (ahora que Rocafort es la capital de la Red de Ciudades Machadianas) pueda seguir siendo la referencia de la memoria del poeta en Rocafort y en la Comunidad Valenciana.