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análisis

Al rescate de Bombas Gens

El gobierno autonómico negocio asumir parte del proyecto de la fundación privada Per Amor a l'Art tras dos años de reajustes

16/11/2022 - 

VALÈNCIA. Cuando en el verano de 2020 Nuria Enguita cambió la dirección de Bombas Gens por la del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) pocos habrían imaginado que sus caminos volverían a cruzarse, al menos tan pronto. Pero el regreso -al menos parcial- de Enguita al centro privado está a punto de convertirse en realidad. La Fundació Per Amor a l’Art, impulsora del centro expositivo, y la Generalitat Valenciana están en pleno proceso de negociaciones para concretar medidas de colaboración que den “un nuevo sentido al centro cultural Bombas Gens”, un acuerdo mediante el que se busca un “encaje real” entre el centro privado y el público. Así lo confirmaron este martes desde el departamento de Raquel Tamarit, unas negociaciones que nacen a propuesta de la fundación y que, aunque todavía no han concluido en un acuerdo firme, suponen un punto de inflexión en la breve historia del proyecto cultural, un proyecto al que, tras los fuegos artificiales de la inauguración, le ha costado encontrar su espacio. 

El proyecto desembarcó con un concepto, a priori, redondo, con el aval del prestigioso Vicente Todolí, asesor de la colección, y con un atractivo que iba más allá de la colección, tras la rehabilitación de un complejo fabril convertido en un foco de atención en sí mismo. También el equipo de mediación se había convertido en punta de lanza del proyecto, una apuesta por la educación que había hecho que muchas miradas del sector voltearan la mirada para ver qué se estaba cociendo en el barrio de Marxalenes. Bleda y Rosa, Cristina Iglesias, Anna-Eva Bergman o Sheela Gowda fueron algunas de las artistas que marcaron los primeros años de trayectoria del centro, tiempo en el que la colección fue reconocida con el premio ‘A’ al coleccionismo de la Fundación ARCO. Sin embargo, pronto llegarían los baches.

Fue en 2020 cuando Enguita cambió Bombas Gens por el IVAM, un movimiento que también acabó con la ‘mudanza’ de la entonces coordinadora de actividades culturales y educativas de Bombas Gens, Sonia Martínez, ahora directora adjunta del IVAM. Para ocupar su espacio en el museo privado llegó la portuguesa Sandra Guimaraes, que había coincidido con Todolí en el Museo Serralves, un fichaje que marcaba la nueva etapa del centro. Ciertamente, su rol se ha mantenido en un perfil más bajo que el de su predecesora, quien se encargó de arrancar un proyecto que Guimaraes recibió en un momento bien distinto, tanto para Bombas Gens como para las industrias culturales, con una pandemia que había dejado muy tocado al sector. 

Pancarta instalada para la celebración del quinto aniversario del centro. Foto: ESTRELLA JOVER.

Estos cambios fueron solo el principio de un ‘terremoto’ interno que, tal y como avanzó este diario, provocó cambios en toda la plantilla, pasando por el equipo de mediación o haciendo desaparecer a la práctica totalidad del departamento de comunicación, una reducción de plantilla que se enmarcaba en un cambio global de estructura del centro que también pasaba por potenciar la explotación de sus instalaciones. En este contexto se produjo el fichaje de Juan José de Torres -ya desvinculado del proyecto-, cuya experiencia se centra en parques de ocio como Parque Warner y Terra Mítica, siendo también -hasta 2017- director general de Avanqua. El objetivo pasaba por hacer “sostenible” el proyecto, una palabra usada por la propia vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art, Susana Lloret. Así, en esta segunda etapa, el centro ha bajado su ritmo expositivo, aunque si bien sí ha potenciado sus eventos en torno a la acción social, así como distintas colaboraciones con agentes externos. 

En este tiempo, y tras la enfermedad del empresario José Luis Soler, la fundación también ha dado por concluida la colección que empezaron a amasar hace años, colección que da sentido a la existencia del centro, tal y como han repetido sus impulsores en numerosas ocasiones. El proyecto artístico se da por concluido. “Se acabó, porque estamos en una etapa nueva y hay que ser consecuentes. Hemos llegado a donde teníamos que llegar”, reflejaba Lloret en una entrevista publicada por la revista Vanity Fair. Esto ha tenido un ‘daño colateral’ que también es determinante para entender el presente del proyecto, el alejamiento del que hasta ahora fuera alma del proyecto, Vicente Todolí, del mismo. Fue este diario el que avanzó el distanciamiento del asesor del proyecto original de Bombas Gens, algo que confirmaba la propia Fundación en julio: "Su labor ha terminado, ya que es una colección que ya no va a seguir creciendo, aunque sí va a continuar dándose a conocer dentro y fuera de Valencia de la mano de Sandra Guimaraes”.

¿Necesita el IVAM a Bombas Gens?

El que otrora se erigió como “ejemplo” de la aportación privada a la cultura valenciana -un barco al que en estos años se han sumado otros como Caixafòrum València- comienza un proceso de redefinición cuando apenas pasan cinco años desde su apertura, un cambio que pasa por que la administración pública se haga cargo de parte del proyecto, aunque esto plantea numerosos retos. “Por parte de la Conselleria y del IVAM se busca un encaje real para mantener la coherencia y el discurso artístico de nuestro museo de referencia de arte moderno”, reflejaban este martes desde Cultura de la Generalitat. “Hay que respetar los términos en que se pueda asimilar la propuesta, estudiarla bien y buscar las mejores condiciones sociales y económicas del posible acuerdo en coherencia con los mandatos que rigen los criterios de gestión cultural pública, que se debe, ante todo, a los valencianos y las valencianas”.

Más allá de las necesidades que pueda tener Bombas Gens, el acuerdo debe pasar por el filtro económico y, también, artístico de la institución pública con la que se va a conectar. En pocas palabras, ¿tiene para el IVAM sentido trabajar sobre la Colección Per Amor a l’Art? Compuesta por más de 2.000 piezas, los fondos de la fundación pone el foco muy especialmente en la fotografía japonesa y, así como americana y europea, del siglo XX, con autores como Shomei Tomatsu, Nobuyoshi Araki, Walker Evans o Albert Renger-Patzsch, una colección que, a priori, resulta alejada de los intereses del IVAM más allá de ciertas conexiones puntuales. En este sentido, desde la Conselleria de Cultura se han apresurado a defender que el objetivo del movimiento es “enriquecer” a la sociedad y que “no que sea una mera operación para salvar un proyecto privado con los recursos públicos de los valencianos y las valencianas”.

Hablamos del encaje administrativo del acuerdo, pero hay una cuestión no menos importante -de hecho, clave- que sobrevuela las conversaciones entre unos y otros: la capacidad de gestión del museo de un nuevo espacio. No es ningún secreto que las plantillas de la administración pública -y, especialmente, de los museos- están faltas de músculo, una situación que el IVAM vive algo mejor que algunos de sus centros ‘hermanos’, aunque sin echar cohetes. A esto hay que sumar un asunto relevante: el IVAM está en proceso de creación de una nueva sede, que, previsiblemente, abrirá sus puertas en 2024 en el Parc Central. Esto supone que la Conselleria debería dar respuesta a las necesidades de personal que suponga tanto esta apertura como las labores derivadas del acuerdo con Bombas Gens, pues el centro pasaría a contar con cuatro sedes: la central en Guillem de Castro, la de Alcoi, la nave del Parc Central y Bombas Gens. 

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