ENTREVISTA  

Alec Ounsworth: “Hoy en día escucho bandas que parecen hacer el mismo disco una y otra vez”

Clap Your Hands Say Yeah presentará su mejor disco hasta la fecha, The Tourist, el 4 de octubre en Espai Rambleta

14/09/2017 - 

VALÈNCIA. Antes de una entrevista, a veces uno tiene la tentación de dejarse llevar por los prejuicios sin base -por aquello de que son prejuicios- para anticipar la personalidad de quien estará al otro lado. Algunas opiniones anglosajonas apuntan a la impredecibilidad de Alec Ounsworth y lo cierto es que, escuchando los discos de Clap Your Hands Say Yeah, no es difícil agarrarse a eso con la fe del creyente. Atendiendo, además, a las letras de su último disco, The Tourist, uno podía llegar a pensar que el éxito de la entrevista con el cantante y compositor norteamericano pendía de un hilo.

Cuando el intermediario en España, con una profesionalidad intachable, te llama para saber si es posible adelantar 10 minutos la entrevista -que el músico hará desde un hotel en Madrid- los temores se reproducen a la velocidad de la luz. Alec Ounsworth “está muy cansado”, inmerso de lleno ya en la primera parte de una exhaustiva gira europea que cuenta con más de 20 conciertos en un mes. Las dos primeras respuestas, breves y con alguna pausa confirma el cansancio del músico. Sin embargo, con el paso de los minutos, el ya único miembro de Clap Your Hands -él mismo acorta el nombre así- se engancha a la conversación y acaba hablando de Bob Dylan y Lou Reed, o de por qué su música es tan difícil de encasillar.

“Hoy en día escucho bandas que parecen hacer el mismo disco una y otra vez”, reconoce espontáneamente Ounsworth: “y eso, para mí, no tiene ningún sentido”. Lo cierto es que todo es bastante coherente en él. Y se agradece del mismo modo que se agradece la sinceridad con la que encara las preguntas. Poco a poco se ha ido quedando solo como miembro fundacional de Clap Your Hands Say Yeah y, a tenor de su enfoque, parecía el paso natural: “siempre me he sentido bastante libre a la hora de probar cosas, desde el principio he percibido que el grupo éramos otra gente y yo”. Otra gente y él. El resultado de esta nueva condición es The Tourist, un disco en el que homenajea a Lou Reed y vuelve a las letras pasivo-agresivas de su primer trabajo -marcadas por una complicada situación personal-. El 4 de octubre lo presentará en Espai Rambleta.

 

Ha pasado algún tiempo desde que salió tu último disco. Con perspectiva, ¿cómo te sientes con él ahora mismo?

(se lo piensa) Todavía me gusta (risas). Es todo lo que puedo decir. Para mí es uno de los mejores discos que he hecho.

Es un disco especial. El primero como único miembro del grupo…

Sí. De todas formas, estuve intentando involucrar a mucha gente, así que al final tampoco fue demasiado diferente a otras veces.

¿Influyó eso menos de lo que esperabas?

Supongo que, dependiendo de quién toque en el disco, lo hará sonar de una forma diferente, pero no demasiado. En cualquier caso, intenté dejarlo todo muy preparado y trabajar mucho por mi cuenta. Siempre ha sido así, de hecho, así que…

Dave Fridmann siempre ha sido tu hombre de confianza en la producción. ¿Ganó en importancia?

Su papel en este disco es, como siempre, muy importante. Es la razón por la cual he contado con él en tres de los cinco discos de Clap Your Hands Say Yeah. Dave Fridmann entiende perfectamente lo que quiero y cómo soy. Es interesante porque Dave llegó cuando ya estaba todo el disco grabado -hicimos un par de cosas en el estudio, pero el disco ya estaba casi completo- y le dio ese toque tan característico suyo. Para mí es como una colaboración; producir el disco juntos es como, por ejemplo, elegir quién toca la batería contigo.

Has dicho que el hecho de estar solo por primera vez tampoco ha cambiado demasiado las cosas, pero sigo teniendo la sensación de que te ha liberado para probar más cosas.

No sé. Siempre me he sentido bastante libre a la hora de probar cosas; desde el principio he percibido que el grupo éramos yo y otra gente. Ya al principio de todo, cuando estaban los demás -eran buena gente y tuvimos cierto éxito, y hasta ahora hemos tenido reconocimiento-, no creo que sintiera la necesidad de estar atascado en determinado sistema. Ahora quizá tengo mucha más libertad para decir: “quiero utilizar este batería en particular en esta canción en concreto”. Así que sí, creo que en ese sentido el hecho de estar solo en el grupo me ha dado un poco más lo que quiero ahora mismo.

El disco salió en un momento difícil en tu vida. ¿Qué efecto real tuvo en el disco?

Tuvo bastante efecto. Muchas de las canciones, si profundizas en las letras, son agresivas, y así es cómo era en ese momento. Creo que si tuviera que elegir una palabra que definiera mi relación con esas letras ahora mismo creo que sería resignación, quizá aceptación; pero, en ese momento, era agresividad. Sin embargo, no suena agresivo, ni estridente u ofensivo musicalmente; está todo concentrado en las letras.

Quizá la parte musical es la que crea esa sensación de dicotomía, porque hay cierto enfoque positivo a pesar de todo.

Sí, es cierto. Es raro, pero creo que es sobre todo por la forma en la que canto, o por la forma en la que encaro las canciones en general, pero puedo estar escribiendo sobre lo más terrible del mundo y siempre va a acabar sonando edificante o esperanzador (risas). No sé por qué. En el primer disco me pasó algo muy parecido; salió en un periodo de mi vida bastante similar al de este disco, con mucha agresividad, pero la mayor parte de las opiniones al respecto se centraban en que sonaba divertido. Era todo bastante frustrante para mí.

 

Yo no diría que suene divertido precisamente…

(risas) ¡Ah, genial!

Hay un par de detalles en el disco… La armónica al final de ‘Unfolding Above Celibate Moon’ me llama mucho la atención. ¿Por qué decides incluirla?

Toco la armónica desde hace por lo menos 20 años ya y solía utilizarla mucho cuando tocaba en solitario: ya sabes, armónica y guitarra acústica. Una gran influencia para mí siempre ha sido Bob Dylan, quizá a partir de escuchar el Blonde On Blonde; lo creas o no, me parece que hay una especie de cruce entre lo que hago en este disco y lo que siempre he hecho en Clap Your Hands Say Yeah. Sobre todo en sus comienzos, pero también con algunos de sus últimos trabajos, Dylan ha sido una gran influencia. La incluí porque creo que era la canción para hacerlo.

Quizá ese vínculo imposible entre los discos de Dylan y los tuyos sea la imposibilidad de definir un estilo que se repita en cada disco de forma estable.

Estoy de acuerdo. De hecho, mis músicos favoritos son todo los que cambian; no logro entender a cualquier artista que sea capaz de permanecer estático artísticamente, tengo la sensación de que siempre tienes que estar avanzando. Y en eso están Bob Dylan, Lou Reed, Tom Waits, David Bowie… ese tipo de gente. Cambiaban y cambian en cada disco dependiendo de dónde están en cada momento. Hoy en día escucho bandas que parecen hacer el mismo disco una y otra vez, y eso, para mí, no tiene ningún sentido.

Precisamente iba a preguntarte por Lou Reed. Lo homenajeas con una frase en ‘Better Off’…

Ah, qué bien, lo has visto.

Sí, y quería preguntarte porque, a pesar de que desde el principio siempre se ha hablado de Talking Heads a la hora de explicar tu música, quizá haya más de Lou Reed en ella.

Sí. Sin ninguna duda hay mucho más de Lou Reed, hay mucho más de Bob Dylan, hay más de Nick Cave, probablemente,… más que de Talking Heads. La verdad es que nunca llegué a entender de dónde salió eso, pero bueno. A ver, Talking Heads son geniales, pero no sé… quizá haya mucho más de Devo. Sé que los discos de Talking Heads tienen mucho trabajo en solitario de David Byrne, pero creo que he profundizado mucho más en la música de Lou Reed que en lo que conozco de Talking Heads. Como influencia, me refiero.

Además de la armónica, la guitarra acústica con la que has dicho antes que tocabas en solitario también aparece en el disco. ¿Estás más por sonidos orgánicos ahora mismo?

No creas. Probablemente puedas encontrarlo en alguna parte: hay una especie de cara B para Japón que grabamos con esa canción y era muy diferente a la versión que ha acabado saliendo en el disco. La incluimos así, con la guitarra acústica, porque quería una canción con la que pudiera cerrar el disco de una forma más reflexiva. Pero sí, hay cierta atracción en mí hacia la acústica; para mí en general suena mejor que la eléctrica y creo que no tiene por qué distraerte de la canción, como sí puede hacer la eléctrica.

Tanto la armónica como la guitarra acústica son elementos que te acercan a Dylan de alguna forma.

Sí. Bob Dylan es seguramente la primera y más importante de mis influencias. En mi opinión es el compositor que mejor escribe. Él es el que me hablaba desde que era pequeño, más que nadie más.

Lo cerca que estás de Dylan y lo cerca que te pusieron desde el principio del hype indie…

(risas) Sí. Me da bastante igual todo. La gente tiene todo el derecho del mundo a dar su opinión, pero no tiene nada que ver conmigo. Para mí, más que nada, es divertido porque la idea del hype… Nadie tiene nada que decir al respecto de lo que a los demás les gusta o no, y menos en la música y en el mundo del arte. Está muy alejado de mí; todo lo que hago es centrarme en lo que yo creo artísticamente y los demás pueden opinar si tengo razón o no.