El espíritu canalla de Ginger Loft se reencarna en este multicultural Baat en pleno Ruzafa; y qué alegría teneros de vuelta, Mike y Santi
Yo a un restaurante voy a comer pero también a divertirme (cosas de la edad, supongo) y la verdad: qué jodidamente bien lo pasé en aquel fugaz Ginger Loft de Mike Gray y Santi Nose.
Fue mucho antes de tantos cocineros rancios, de esta València con ínfulas de Berlín (que al final esto es la Malva, tetes) y de tanta seriedad a todas horas. Si yo solo quería un pisco sour y un bol de dumplings... y exactamente eso era Ginger Loft: ni rastro de pretensión pero comensales con hambre de palique, platos frescos y la cocina como excusa. Es que lo es.
Baat es aquello pero en este hoy un poco más moñas; comimos taco de gambón, causa limeña, curry rojo de calabaza, dumplings de cerdo y bebimos tres piscos, como en aquella canción de Ismael Serrano: "A este paso me enamoro, sólo me falta otro pisco".
⇡ Sí: La idea que fluye en su propuesta gastronómica sigue siendo divertir y divertirse.
⇣ No: Entiendo que sigue en rodaje pero todavía demasiado “work in progress”.