Toma de posesión de María José Catalá como nueva alcaldesa de València (Fotos: Kike Taberner)
Toma de posesión de María José Catalá como nueva alcaldesa de València (Fotos: Kike Taberner)
Toma de posesión de María José Catalá como nueva alcaldesa de València (Fotos: Kike Taberner)
VALÈNCIA. No hubo sorpresa, aunque nadie descartaba que pudiera haberla hasta última hora. María José Catalá fue proclamada este sábado alcaldesa de València. Y lo hizo sin el apoyo de los cuatro concejales de Vox, que le hubieran permitido ser investida con mayoría absoluta. Un escenario en el que había venido insistiendo la ya primera edil en los últimos días: su intención era convertirse en alcaldesa al haber sido la lista más votada el pasado 28 de mayo, gobernar en solitario y llegar a "acuerdos puntuales" a lo largo del mandato cuando la situación así lo requiera.
Dicho y hecho. Ni siquiera el acuerdo en el ámbito autonómico que PPCV y Vox sellaron esta semana para gobernar conjuntamente en la Generalitat y que Carlos Mazón ocupe la Presidencia hizo cambiar de idea a la popular. Y la investidura de este sábado, fue en este sentido, toda una declaración de intenciones de la alcaldesa por marcar perfil propio. Aunque a Vox le parezca, según expuso su candidato Juan Manuel Badenas, "amoral".
Catalá acudió al consistorio vestida de blanco, arropada por su familia -que siguió la sesión desde el palco del hemiciclo- y acompañada de los 12 concejales del Partido Popular que configurarán el futuro gobierno municipal y le acompañarán durante los próximos cuatro años. Pero también por Mazón o el vicesecretario institucional del PP y cabeza de lista al Congreso por Valencia, Esteban González Pons.
Tras constituirse la mesa de edad, con Joan Ribó como edil más longevo y Nuria Llopis como la más joven, los 33 concejales juraron o prometieron el cargo de una manera u otra: 15 lo hicieron en valenciano, el resto en castellano, y en la coletilla final cada cual añadió lo que quiso. Incluso hubo algunos que lo hicieron por imperativo legal, como fue el caso de Giuseppe Grezzi o Pere Fuset, ambos de Compromís.
Acto seguido, los grupos procedieron a votar y, como estaba previsto, cada partido respaldó a su candidato. Los 13 concejales del PP a María José Catalá, los 9 de Compromís a Joan Ribó, los 7 del PSPV a Sandra Gómez y los 4 de Vox a Juan Manuel Badenas. ¿Resultado? Catalá alcaldesa en aplicación de lo que marca el artículo 196 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (Loreg), que establece que, si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en el sufragio (17 ediles en el caso del Ayuntamiento de València), es proclamado alcalde aquel que encabece la lista que haya obtenido mayor número de apoyos en los comicios.
Una decisión que, a juzgar por los discursos, no sentó demasiado bien a los voxistas, que se consideraban llave para un gobierno estable. Su candidato, Badenas, aprovechó su intervención después de que Ribó cediera la vara de mando a Catalá para meter el dedo en la llaga y advertirle a la popular que había sido "nombrada alcaldesa por ley, pero no por elección al no haber alcanzado los votos necesarios". Se refería, en concreto, a no haber negociado con ellos y no haber sido electa por mayoría absoluta.
En este sentido, el representante de Vox le reprochó que, al menos, "Compromís y PSOE siguieron un principio moral que era conseguir un gobierno estable y sólido". "Su decisión de gobernar en minoría no se encamina al bien común", aseveró para a continuación calificar su Gobierno de "amoral". "Obtener un gobierno sin ajustarse a una mayoría exigida solo porque se lo permite la ley no se considera lo más moral y virtuoso", sentenció. Un golpe tras el que Catalá evitó el cuerpo a cuerpo. Es más, ni siquiera le respondió, a diferencia de lo que sí hizo con Sandra Gómez.
La candidata socialista centró su discurso en el "esperpento nacional" del pacto PP-Vox para la Comunitat Valenciana, criticó el giro político que habrá en la Generalitat, le pidió que gobernase con honestidad, "sin soberbia" y que no estropease la ciudad. Apenas hizo una pausa a mitad intervención para darle la enhorabuena por su reciente nombramiento, tras el que continuó lamentando el acuerdo del bloque de derechas en el ámbito autonómico: "Hemos pasado de aparecer en el mapa por las inversiones internacionales a un torero orgulloso de su pasado franquista y un maltratado como interlocutor para negociar un gobierno".
Gómez se mostró "preocupada" por el "futuro de las mujeres en esta nueva legislatura" pues, a su juicio, "el problema cuando firmas un pacto ya no es de Vox, es de PP y Vox". "Quien se sienta a negociar con maltratadores los está blanqueando", dijo tras pedir explicaciones al PP por "haber regalado el control de justicia, de los juzgados de violencia de género" a Vox. "¿Cómo va a decir a las mujeres que tienen miedo de denunciar que no las van a llamar mentirosas, que las van a proteger de sus maltratadores si ha sido condenado por llamar 'puta' a su mujer y que va a joderle la vida hasta que se muera?".
Una intervención tras la que Catalá, en su discurso de investidura, subrayó que su formación no va a dar "ni un paso atrás" en la lucha contra la violencia de género, pero que tampoco quiere "ni una lección más sobre esta cuestión". No en vano, el proyecto de ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género impulsada en su día por el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero fue apoyado por el PP y aprobado por unanimidad en el Congreso de los Diputados.
Con su declaración, la alcaldesa no solo respondía a Gómez, sino que marcaba su posición sobre la polémica que estalló el pasado jueves cuando su partido y Vox sellaron un acuerdo de gobierno en el que ambas formaciones se comprometían a luchar contra la violencia "intrafamiliar" en lugar de violencia de género, lo que suponía asumir el discurso que tiene Vox en este tema. La bola se hizo más grande este viernes cuando el diputado en Les Corts José María Llanos aseguró que la violencia de género y machista no existía. Una afirmación que obligó al presidente del PP nacional, Alberto Nuñez Feijóo, a fijar la posición de los populares en este tema en lo que fue un claro enfrentamiento con los que serán socios de gobierno en la Comunitat.
Con Ribó, el tono fue más afable. El ya exalcalde hizo un balance positivo de los ocho años de gobierno al frente del Cap i Casal. Primero, el de La Nau. Más tarde, el Rialto. Reclamó proteger la Albufera y las playas del sur afectadas por el Puerto de Valencia (apenas un día antes se había manifestado para oponerse a la ampliación del Puerto). "Hoy Valencia es una ciudad plural, acogedora con todos, donde cualquiera puede expresarse con libertad, sea cual sea su religión o su forma de querer", sostuvo.
El portavoz de Compromís subrayó que su grupo se va "con las manos limpias" y que serán muy duros en la fiscalización del futuro gobierno, así como contundentes si surgen nuevos casos de corrupción en el PP. Ahora bien, también le tendió la mano para sacar adelante medidas e iniciativas en las que ambas fuerzas puedan estar de acuerdo.
Un tono que Catalá agradeció. La alcaldesa aseguró que sentía especial respeto por todos y todas las que en su momento la precedieron: Clementina Ródenas, Rita Barberá y también Joan Ribó. "Siempre tendrás mi respeto. Gracias por haber trabajado por esta ciudad", manifestó. El PP recuperó así este sábado, aunque fuese en minoría, la vara de mando de la tercera capital de España, donde gobernaron durante 24 años consecutivos: de 1991 a 2015.
La popular desgranó a continuación algunas de las medidas estrella que prevé aplicar cuanto antes de su programa de gobierno: plan de choque de limpieza, ayudas a familias monoparentales y numerosas, rebaja de impuestos (IBI y plusvalía), reducir los tiempos de espera para obtener una licencia de obras o ambiental, así como "proteger" las señas de identidad (especialmente, de cara al próximo 9 d'Octubre) o "recuperar la denominación bilingüe de la ciudad", dado que el nombre oficial ahora solo es en valenciano. Incluso, pedirá informes que determinen si la denominación en la lengua cooficial debe ser València (la normativa) o Valéncia.
"Valencia, por encima de todos y de todo", concluyó la alcaldesa tras prometer trabajar por la ciudad, cuidarla y defenderla. Una tarea para la que, consideró, hará falta consensos. Por lo pronto, Catalá fue investida en solitario y su intención es gobernar de la misma manera. Pero a pesar de la puesta en escena de este sábado, nadie descarta que el escenario pudiera cambiar más allá de las elecciones generales del próximo 23 de julio si los "acuerdos puntuales" que busca para ocasiones concretas -presupuestos- no son suficientes y requiere de mayoría absoluta para configurar un ejecutivo más estable.