VALÈNCIA (EP). El director Cristóbal Soler ha estrenado este domingo 21 de enero, a las 11.30 horas, en el Palau de la Música de València, su titularidad al frente de la Banda Sinfónica Municipal. Lo ha hecho con un concierto protagonizado por la música valenciana y el gran repertorio europeo. Tras su presentación por parte del concejal de Acción Cultural, Patrimonio y Recursos Culturales, José Luis Moreno, y la primera toma de contacto con el profesorado de la centenaria agrupación lírica, el maestro valenciano está ultimando este concierto, que combina obras de los autores valencianos Rafael Talens y Miguel Asins Arbó con partituras del gran repertorio internacional de Héctor Berlioz y Modest Mussorgsky.
El edil José Luis Moreno ha invitado a la ciudadanía a "disfrutar del debut del nuevo director artístico de la Banda Municipal, Cristóbal Soler, en el primer concierto de la agrupación musical con obras de autores valencianos y del repertorio musical internacional". Por su parte, el maestro ha mostrado su satisfacción por el inicio de su trayectoria como titular y ha afirmado: "Es un honor, como músico valenciano, ser el director de la Banda Sinfónica Municipal de València, de sus excelentes profesoras y profesores que, para mí, sin duda, es sinónimo de hacer música con ilusión, entrega y pasión, con el empeño de ponerla en valor con nuevos e ilusionantes proyectos y de estar al servicio de la sociedad valenciana, nuestro público".
El programa del primer concierto incluyó, en primer lugar, el pasodoble 'Tercio de quites' del compositor de Cullera Rafael Talens, seguido del colorista y rítmico poema sinfónico 'Mare Nostrum', de Miguel Asins Arbó, en el que se recogen y desarrollan diversos elementos del folklore valenciano. Una segunda parte del concierto estuvo dedicada al repertorio internacional sinfónico con dos compositores románticos, el francés Héctor Berlioz y su 'Carnaval Romano', transcrito para banda de música por Emilio Vega, y los célebres 'Cuadros de una exposición' del autor ruso Modest Mussorgsky, en transcripción de José Schyns. Se trata de una partitura para piano del propio Mussorgski, que orquestó posteriormente y de forma magistral Maurice Ravel. Está inspirada en diez cuadros y dibujos incluidos en una exposición póstuma del artista Víktor Hartmann.