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Cuarto Milenio Zoom: ¡Vamos todos a morir!

La reinvención en Cuatro de Cuarto Milenio recurre a los mismos ingredientes del extravagante programa de fenómenos paranormales, pero insistiendo miserablemente en la alarma social

8/10/2016 - 

VALENCIA. Cientos de miles de millones de cuatrillones de padres que de niños jugaron con tirachinas, al corre que te pillo, al rescate y al balompié con porterías hechas con jerséis llevan como veinte años quejándose de que sus hijos se pasan la tarde de los sábados encerrados en una habitación jugando a la Play o equivalentes. Hijos gordos y medio ciegos, gemían que estaban criando. Ahora, que Pokemon Go ha sacado a los chavales a la calle, que engañan a sus madres pidiéndoles por favor sacar la basura o al perro cuando han visto un Pokemon por su barrio, hemos creado una alarma social. Es muy gracioso porque Pokemon Go es como un videojuego bio, orgánico, pero lo que los medios han resaltado de su aparición han sido tremendismos y barbaridades. Todo muy propio de una sociedad mediatizada. 

Como guinda del pastel de esta histeria mediática apareció hace un mes un nuevo programa, Cuarto Milenio Zoom. Qué podemos decir de un espacio de la franquicia a estas alturas. A los que escuchábamos en la radio estos programas de madrugada porque teníamos insomnio, si alguna vez nos hubiesen dicho que serían lo más rentable del prime time televisivo durante doce temporadas pensaríamos que sería una distopía como la de Día de la Bestia de Alex de la Iglesia y su profesor Cavan. 

Cuarto Milenio Zoom recurre al viejo truco de la alarma social. Cualquier fenómeno novedoso es sospechoso y tras sus lucecitas se puede encontrar perfectamente una estratagema o de los alienígenas o de "los poderosos" o del gobierno mundial en la sombra, si es que los tres no son lo mismo, para que muramos todos o, lo que es peor, que nos dominen; para que en lugar de ver tranquilamente, en un ejercicio sano de libertad, un Betis - Sestao  de Copa del Rey a doce euros en un canal de pago, nos alienen y atendamos con sus sofisticados truquitos a un danzarín Pokemon en su lugar. 

Estas fueron las premisas del primer Cuarto Milenio Zoom. Decía Iker Jiménez del videojuego: "Aparentemente es un juego, pero hay quien habla de que la CIA está detrás". Su colaborador Enrique de Vicente lanzaba una escalofriante teoría, podría ser un plan malévolo para la "zombicicación" universal. Luego Iker contraatacaba: "tiene su cara oculta este juego, por ejemplo, los pederastas". Las analogías eran de órdago: "La gente persigue Pokemons, pero no la corrupción". ¿Acaso has perseguido tú mucha corrupción, Iker, mientras buscabas platillos volantes delante de un millón y medio de telespectadores todos estos años?

La parte cuerda en este circo la pone la Policía. Un representante del cuerpo se queja de que mientras están en alerta terrorista, acojonados ante cualquier movimiento extraño, no faltan buscadores de Pokemons reptando entre setos de jardines. Un verdadero problema, claro está. Como el del pobre gobierno de Bosnia, que tuvo que alertar del peligro de buscar estos bichos cibernéticos en los campos de minas que aún quedan de la guerra. Información veraz, pero orlando un bulo

Poco hay de servicio público en este espacio. Su último programa, 'Antenas que matan', muy "sensato" título, incidía sobre si vamos a morir todos por las ondas electromagnéticas. No es un asunto baladí, el mismísimo Mesías Pablo Iglesias formuló una pregunta muy de Cuarto Milenio en el Parlamento Europeo sobre la electrohipersensibilidad citando lobbies y todas las cosas oscuras que le gustan a Iker Jimenez. 

Pero en periodismo una noticia siempre debe encabezarse con lo más importante y constatado. Y un programa de televisión informativo no es distinto. ¿Qué hizo Iker en este caso? Abrir el espacio con dudas e interrogantes, como nunca debe informarse de nada. Un hombre asegura en el vídeo, un autoproclamado experto, en la primera intervención, que con un televisor antiguo se está expuesto a problemas de salud un 300% de lo normal en campos electromagnéticos. Toma tomate. 

La chufla continúa cuando el "experto" aparece en plató y no quiere ni hablar cerca de un micrófono, ni siquiera con uno inalámbrico, para no exponerse "más de lo que debería". El hombre comenta síntomas de sobra vinculados a la autosugestión en todos los estudios serios que se han realizado sobre el asunto. Iker dice que los sonidos a la hora de localizar las ondas electromagnéticas "son como ocultos". Todo es oscuro, oculto y misterioso en boca de este showman. Y el invitado tiene una web para alimentar el monstruo, por supuesto, pertinentemente citada. En la mayoría de casas de España, dice, dormimos mal por esta causa. ¡Nadie apaga el Wi-Fi! Vamos a morir todos, entendemos. Las tarimas que generan energía estática y por las que luego le damos chispazos a los que nos tocan, son una vergüenza nacional, denuncia. 

Luego cuenta su historia. Por culpa de su electrosensibilidad estuvo desahuciado social y laboralmente. "Pero si no se implementan soluciones en casa" todo irá a más, y tendremos, enumera, cáncer, problemas cardiacos, Alzheimer, de todo. Y las soluciones que aporta son "medicina natural" y otros engendros que hace que uno se plantee si el delito de palabra contra la salud pública debería tenerse en cuenta en nuestro ordenamiento jurídico.

Con palabrería barata y jerga asutaviejas en el propio programa dan respuesta a las preguntas. "No existe base científica, pero..." No debería haber peros que valgan cuando se parte de una premisa sin base científica ¡pero! nos obsequian con imágenes de tumores creciendo. Pura y dura manipulación de la opinión pública, cuando no miserable y malintencionada negligencia.

No merece la pena ni comentar lo que ocurrió a continuación cuando, conscientes de la opinión científica, el programa recurre a un invitado cuya madre se ha suicidado. Y para rematar, cuando al final de la charlotada aparece nuestro amigo, el gran Enrique de Vicente, cargando contra el Estado. Él sabe ahí desde su casa que "las multinacionales tienen intereses expresos". Y después otro elemento habla de "casas enfermas" y de que "se le está cargando la culpa al Alzheimer". Teorías surrealistas y ridículas intravenosa y con sifón. 

La información, pero al revés , esto es Cuarto Milenio Zoom. Un programa basado en la alarma social infundada, en el desprecio por los pocos rudimentos profesionales de los que puede presumir el periodismo y en la explotación de los humildes. Cárdenas y sus shows con sus tristemente célebres invitados parecen juegos inofensivos al lado de este aquelarre. Solo nos queda una duda: ¿Cómo hace Iker para que no le dé una risa nerviosa? Como bien dijo el maestro Kurosawa: los canallas duermen en paz. 




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