VALÈNCIA. A la nueva edición de Dansa València le toca calentar. Dos años después de haber recuperado su formato original, el festival se propone recuperar el vigor de antaño, una tarea no poco ambiciosa que requiere de una visión largoplacista que genere una marca de ‘confianza’ para el sector. Y todo esto en año de elecciones. La directora del festival, Mar Jiménez; el director del Institut Valencià de Cultura (IVC) de Arts Escéniques, Roberto García; el director del Teatre Escalante, Josep Policarpo, y Bernard Gaspar, de Acción Cultural del Ayuntamiento de València, presentaron ayer en el Principal una edición que calificaron como “la mejor” de su historia, que tomará la ciudad entre el 9 y el 14 de abril. Por lo pronto, la parte económica se muestra golosa. El presupuesto global ha pasado de los 150.000 euros de 2018 a 230.000 euros para la inminente edición, una inversión asumida principalmente por el IVC -192.000 euros del total-, que se completa con las aportaciones del consistorio y la Diputación.
Una de las principales novedades de Dansa València como proyecto global está vinculada al antiguo Centre Coreogràfic, que acogerá en los próximos meses las primeras residencias vinculadas al festival. De esta forma, tal y como explicó García, el próximo mes de marzo se publicará una convocatoria a través de la que se seleccionarán dos proyectos para que sean desarrollados en este “laboratorio de creación e investigación”, con un presupuesto cada uno de 12.000 euros. Sus impulsores trabajarán en cada proyecto a partir del mes de octubre y hasta marzo, pues serán presentados en la edición de 2020. Pero esto es el futuro. Hablemos del presente. Con la incorporación de espacios como Carme Teatre, Espacio Inestable, La Rambleta, La Mutant y el Centre del Carme, el festival conquista nuevos espacios físicos a partir de una programación que se reparte a partes iguales entre los proyectos de compañías valencianas y nacionales.
Con la música y el sonido como eje vertebrador de las distintas propuestas, el festival se abre a las artes vivas con el objetivo de “huir de las etiquetas”. Entre las propuestas, algunas de las más interesantes corren de la mano de Guy Nader y Maria Campos, que llevan al Teatre Principal Set of Sets, una pieza que recrea la repetición y el ritmo en el movimiento de unos cuerpos que incesantemente desafían la gravedad, como una metáfora de la naturaleza repetitiva de la misma existencia y la idea de la persistencia. Por otra parte, Núria Guiu llevará Likes a Carme Teatre, un trabajo que parte del análisis de los cover dance y tutoriales de yoga que inundan Youtube.
Kukai Dantza, Premio Nacional de Danza 2017, presenta Erritu en el Teatre el Musical, un viaje cargado de espiritualidad. De igual forma, la también Premio Nacional de Danza Sol Picó llevará a las tablas del Principal Animal de Sèquia, una relectura contemporánea de la cultura popular valenciana que preestrena esta misma semana en el Teatro Auditorio Municipal de Aldaia (TAMA). El festival suma en esta edición, además, un total de ocho estrenos: Keep Going, de La Macana; That moment when, de Clara Barberá y Valencia Dancing Forward; #Outfit, de Mou Dansa; Crisálida (o la venganza de Leteo), de Antes Collado; Nina, de Fil d'Arena Dansa-Teatre; Away de Irene Cortina; Aquí, siempre, de Poliana Lima; y Coreografías de la mirada, de FormaPoveraCía.
Si bien durante la presentación se habló de convertirse en “referente” en la ciudad y en el ámbito nacional, lo cierto es que los altibajos desde su creación –en 1988- han dejado a Dansa València, como diría Rocío Jurado, en el punto de partida. En esta tarea de reconstrucción también juega un papel, aunque todavía secundario, el apartado internacional. “Estamos trabajando para que programadores internacionales se interesen por el festival […] Para que eso pueda suceder el presupuesto tendrá que ir aumentando”, indicó Mar Jiménez. Por lo pronto, avanzó que está edición contará con directores de festivales de Chile, Panamá o Tánger, como también se está trabajando con programadores europeos. Con respecto a la relación con otros festivales de ámbito nacional, deseo que las relaciones iniciadas vayan “formalizando” proyectos y habló de colaboraciones “no explícitas”, como pudiera ser la llegada a València de El gran bolero, de Jesús Rubio, tras pasar por Teatros del Canal.
La directora del festival incidió durante su intervención en la necesidad de llegar a un público “intergeneracional”, un objetivo que buscan alcanzar en parte con el ciclo Danseta, que aglutina la programación infantil de festival en tanto que “elemento dinamizador de las artes escénicas para niños y niñas”, indico por su parte Policarpo. Este año el ciclo está compuesto por piezas como My baby is a queen, de la compañía La Petita Malunga, o Play, de Aracalanza, que llegarán el sábado 13 a Espacio Inestable y el Teatre Principal respectivamente; el estreno de Nina, de Fil d’Arena Dansa-Teatre, y Hippos, de Zum Zum Teatre, que llegaran a Carme Teatre y la Plaza del Patriarca el domingo 14 de abril.
Vinculado a esto, fue García quien apuntó a la importancia del apartado didáctico en esta edición, un esquema en el que también entra el espacio La Granja, que acogerá Dansem, un proyecto guiado por los coreógrafos Idoya Rossi y Ramón Baeza y la colaboración que la Banda Juvenil de la Unió Musical l’Horta de Sant Marcel·lí, que propondrá a un centenar de alumnos crear su propio espectáculo. El apartado didáctico se compone también de ‘Confluències’, un encuentro de conservatorios superiores de danza, y ‘Tránsitos’, un proyecto de investigación artística que trata de indagar en las relaciones entre el cine y la danza. La programación se completa con eventos destinados a profesionales del sector, como el encuentro impulsado por la APDCV (Associació de Professionals de la Dansa de la Comunitat Valenciana); las clases magistrales de Marco Flores y Diego Sinniger; diálogos de danza con Marco Flores y Enrique Cabrera o el taller de periodismo y crítica impartido por Omar Khan en el IVAM Lab.