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De TVE a HBO: la revolución audiovisual que llega para quedarse (y decide contarlo en València)

20/09/2018 - 

VALÈNCIA. De tanto observarla, la escena ha quedado marcada a fuego en las retinas de millones de espectadores: los miembros de la familia Simpson trotando veloces hasta sofá para accionar el mando a distancia y disfrutar de un rato de televisión todos juntos. Un hábito que ha imperado en los hogares españoles durante décadas, pero cuya cotidianeidad parece ir diluyéndose a medida que en nuestro país se afianzan las plataformas de streaming. Semejante cambio de paradigma en el consumo audiovisual protagonizó este miércoles la mesa redonda “La ficción cinematográfica y televisiva en los medios y en las nuevas plataformas de contenidos” celebrada por la escuela de arte y diseño Barreira y en la que participaron Santiago Tabernero, periodista, director, guionista y creador de los programas Versión española y Días de Cine; y Alejandra Hurtado, Marketing Manager de HBO España. La selección de estos dos ponentes no es casual: ambos ejercerán como profesores en los másters que la entidad ha puesto en marcha junto al prestigioso Centro Sperimentale di Cinematografia, institución que decidió hace poco convertir a València en su primera y única sede fuera de Italia. Unos cursos en los que, por cierto, se acaba de confirmar la presencia de Eduardo Noriega y Mariano Barroso como docentes.

Aprovechamos el paso de Tabernero y Hurtado por la ciudad para charlar con ellos sobre qué retos aguardan a esta industria en el horizonte. Eso sí, antes de entrar en materia, toca realizar un breve ejercicio de contextualización: año 2016, HBO aterriza en España dispuesta a hacer tambalear el omnipotente reinado de Netflix. Comienza así una guerra de marcas: de un lado, propuestas tan potentes como House of Cards y Stranger Things; del otro, la titánica Juego de Tronos. E inundándolo todo, el fenómeno fan: tal es el fervor que sienten algunos espectadores hacia John Snow o Eleven que casi acaban erigiéndose también en fans de las plataformas que difunden sus vivencias. Ser ‘de Netflix’ implica pertenecer a un club, a una casa de Hogwarts, con sus normas y rasgos diferenciales. Más tarde llegaron otras como Amazon, dispuestas a reclamar también su porción en la tarta del mercado audiovisual. Cinco palabras le bastan al guionista de Días de Cine para resumir la situación: “Estamos en un momento apasionante”, explica a Cultur Plaza.

En lo que respecta a las audiencias, no hay duda: el público joven bebe los vientos por el entorno digital, mientras que deja en un segundo plano los medios audiovisuales tradicionales. A este respecto, Hurtado señala como cuestión clave “la forma de consumir los productos y el tiempo del que se dispone para hacerlo”. Entre las nuevas generaciones triunfa sin ambages el on demand: “en el momento y el lugar que cada uno decide. Se trata de un consumo muy independiente, muy privado”. Nada que ver con apuntar en la agenda que el jueves toca descubrir desde el salón la entrega semanal de Cuéntame. Internet permite plantear el ocio frente a la pantalla como si de un suntuoso bufet de hotel se tratara: “lo que tú quieres, en la cantidad que deseas y cuando tú quieres”, resalta la experta,  quien define esta receta como “una fórmula infalible” para el espectador contemporáneo. Para Tabernero, en la actualidad “hay en marcha un movimiento que no sabemos hacia dónde nos va a llevar. Creo que no va a pasar demasiado tiempo hasta que nos encontremos en un ecosistema audiovisual plenamente nuevo, al menos, estamos muy encaminados a ello”.

En ese sentido, recalca que la exhibición cinematográfica en salas estables (tal y como se concibe desde hace décadas) “está saltando por los aires. Probablemente esos espacios queden para los grandes eventos, para los grandes blockbusters y van a ser los canales de pago quienes se ocupen del cine de autor, de esas películas que actualmente no llegan a muchas ciudades de España porque no cuentan con suficiente distribución. De hecho, es un proceso que ya ha arrancado gracias a proyectos como Filmin que está dando mucha difusión a proyectos pequeños”. Aun así, Tabernero señala como imprescindible la figura del “espectador informado” que se encargue de buscar esos títulos.

A pesar de que el método 2.0 arraiga esencialmente entre la muchachada, también se está empezando a percibir un aumento de consumo en los targets de edades superiores “debido a que Internet está cada vez más extendido y las plataformas resultan fáciles de usar”, indica la especialista en marketing. Llegados a este punto, surge en la conversación un tema clave: la accesibilidad, una cuestión esencial si hablamos de espectadores acostumbrados a un ritual tan sencillo como apretar el botón del mando. “Una plataforma es parte del producto, tanto como los contenidos, pues es la manera que tiene el usuario de interactuar con las series y películas”, sostiene. Si la ansiada accesibilidad falla, tu empresa está en problemas, amigo.

“El espectador es su propio programador”

En cualquier caso, las cadenas televisivas no están quedándose apocadas en un rincón: surgen así iniciativas como Mi tele, de Mediaset, o la posibilidad que proporciona Atresmedia de ver los episodios de sus series por Internet, entre otras iniciativas. “Tú lo que quieres es tener tu capítulo en la palma de tu mano, ya sea en tu casa o mientras estás de viaje”, indica Hurtado. Para Tabernero, el concepto de una cadena generalista que programa contenidos de forma monolítica A una hora concreta “se ha dinamitado, ya no existe. Cada espectador es su propio programador. Él decide qué es lo que quiere ver, ahora más que nunca”.

¿Cine, televisión y plataformas de pago constituyen universos distintos o integran una misma galaxia audiovisual? Para Hurtado, ambas respuestas son correctas, pues, aunque señala que “todas se dedican a la industria del entretenimiento”, la forma de hacer llegar los contenidos a la audiencia es “completa y totalmente diferente”. A fuerza de repetirla una y otra vez, la frase hecha ‘las series son el nuevo cine’ ha logrado convertirse en tiempo récord en uno de los tópicos más manidos de las conversaciones contemporáneas. Un recién llegado al Olimpo de los lugares comunes. Tabernero justifica esa obsesión por crear etiquetas en el momento que atraviesa la industria: “estamos en una época de profundos cambios. Ante nuestros ojos se está desarrollando una revolución que viene para quedarse y cuyo signo es, precisamente, difuminar las fronteras de lo que hasta ahora estaba muy claro: el cine por un lado y la televisión por otro”. En su opinión, prueba de ello es que Alfonso Cuarón haya logrado alzarse con el León de Oro en la reciente edición del Festival de Venecia por su película Roma, distribuida por Netflix. “Cannes negó la evidencia, pero estoy seguro de que el año que viene tendrán que tragarse su postura, porque esto es un tsunami imparable”, explica Tabernero sobre la decisión tomada por el certamen de no permitir que compita en la Sección Oficial ningún film que no haya sido estrenado en cines galos, norma de nuevo cuño que condena al ostracismo a las compañías de streaming. No se trata de un asunto baladí: cabe recordar que la Unión Europea está pendiente de aprobar una ley que obligaría a estas empresas a contar con al menos un 30% de contenido desarrollado en el Viejo Continente.

En esta línea, el guionista de Taxi y Asfalto reivindica el papel de Netflix y compañía a la hora de generar empleos en el sector, ya que “se están dedicando a llamar a grandes realizadores, desde Scorsese hasta los hermanos Cohen”. En el caso de la industria nacional, señala que “el cine español estaba en un momento muy delicado y con la llegada de estos amigos de repente, el cielo se abre y volvemos a ver rayos de sol y de esperanza”. Una esperanza, que, además, pivota sobre un concepto clave para Tabernero: “la calidad”. “No están buscando llevar a cabo producciones rápidas, fast food para la vista, sino productos potentes. Han llegado para que podamos crear buenos contenidos juntos”. Respecto a las posibles reticencias que estos nuevos vecinos puedan provocar en el barrio del audiovisual, considera que “se acabarán difuminando. Los profesionales que todavía no estén muy convencidos acabarán aceptando la maravilla que supone el aterrizaje de estos agentes en nuestras vidas”.

 

Bajo el paraguas de la ficción, se despliega hoy por hoy un vergel de formatos: “ahora las series duran lo que tienen que durar, lo que pide la historia, ya no se circunscriben a las programaciones trimestrales”, indica el impulsor de Versión española. Por otra parte, desde su prisma de creador fílmico, resalta que, a la hora de plantear el argumento de un producto de ficción, “es indistinto si lo produce una plataforma de contenidos de pago por internet o una productora convencional. ¿Qué más da quien ponga el dinero? Lo importante es la inventiva y la capacidad para contar historias. Paco León, por ejemplo, acaba de hacer un trabajo maravilloso con Arde Madrid, de Movistar +, pero también es estupenda su película Kiki, financiada por Vértigo y Telecinco” afirma Tabernero ante una Hurtado que corrobora la sentencia con un tajante “totalmente de acuerdo”.

En medio de este torbellino, Tabernero apuesta por “la redefinición” de las televisiones públicas: “Estas cadenas van a tener un cometido social, cultural y político valiosísimo sin el cual no se va a entender por completo el panorama audiovisual”. Así, en su opinión, corresponderá a esas emisoras “hacer todo aquello que nadie más está dispuesto a hacer porque no es rentable en términos económicos. El legado cultural, la memoria colectiva… ¿Quién va a rescatar las películas escritas por Rafael Azcona  si no es TVE? ¿Quién va a realizar una información contrastada y de calidad?”. Fijando la mirada en el largo plazo, Tabernero se muestra optimista: “la televisión pública tiene un futuro maravilloso en cohabitación con las plataformas de pago y con las, hasta ahora, empresas audiovisuales generalistas”.

  

De la pantalla a la docencia

En el caso de Hurtado, participará en los tres cursos valencianos del Centro Sperimentale di Cinematografia abordando las cuestiones que rodean a la mercadotecnia. “Yo vengo de Disney, del sector del entretenimiento, al fin y al cabo. Ahí he tocado varios palos. Mi especialidad son los partners: averiguar cómo se puede maximizar tanto la marca como el contenido a través de terceros. Aspiro a transmitir a los futuros profesionales del sector cómo se está transformando la industria: antes era simplemente un estreno en cine, mientras que ahora se recurre a grandes acciones estratégicas”. En esa línea, otro de los puntos esenciales de su labor docente se centrará en explicar “la evolución vivida en la forma de comunicar gracias a las compañías de streaming y la importancia que tiene esa comunicación”. Así, resalta que es “muy diferente” la forma de promocionar una película en los cines a hacerlo dentro de una de estas plataformas: “lo visualizas de una forma radicalmente distinta, tienes que venderlo a través de una pequeña imagen que aparece entre las otras muchas del catálogo”. Entra aquí la importancia de consolidar una iconografía fácil de identificar “en un golpe de vista”. Como caso de éxito surge La casa de papel, serie que echó mano de “una máscara y un peto rojo” y los elevó a la categoría de símbolos hasta convertirse en un fenómeno cultural en medio mundo.

Por su parte, las acciones docentes de Tabernero se centrarán en el mundo del guion: “he escrito lo suficiente y soy lo suficientemente mayor como para que mi experiencia me haya permitido llegar a ciertas conclusiones e intuiciones que espero que resulten valiosas para los estudiantes”. En un momento de tanta ebullición creativa como el actual, este profesional reivindica la escritura como “la piedra angular de la creación cinematográfica, el kilómetro cero de ese complejo mapa de carreteras. Todo está ahí: muchas veces, cuando una película no funciona te das cuenta de que tampoco funcionaba sobre el papel, y te preguntas por qué nadie se dio cuenta de que algo fallaba”.  “La gente cada vez está demandando mejores historias. Estamos ante un mercado más competitivo que nunca, con tantísimo material disponible, solamente las que consigan llegar al corazón van a prosperar”, incide.

Cerramos este recorrido por el porvenir de la industria audiovisual citando a uno de sus tótems clásicos, Billy Wilder, para quien el cine lograba su objetivo si conseguía que un individuo olvidara “durante dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe”. El streaming reclama ahora su sitito como nuevo fenómeno terapéutico contra las pequeñas derrotas cotidianas y los fracasos más prosaicos. De momento, tiene todo el futuro por delante.


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