VALÈNCIA (EP). La exposición Templarios y Otras Órdenes Militares de la Península Ibérica, que se inaugura este martes en el Salón Noble del Ateneo Mercantil de València, mostrará a través de unas cien piezas, entre 'atrezzo', armamento y juegos interactivos, el poder que acumuló en apenas 200 años esta orden y otras que siguieron su ejemplo, de forma cronológica y con "mucho rigor histórico", sin entrar en "leyendas" o "misterios".
La muestra, disponible hasta el 26 de mayo, tiene un "meticuloso" recorrido que se divide en cuatro ámbitos "fundamentales": el de la conquista y reconquista en la península ibérica, las cruzadas, la historia de la orden del temple -el comienzo, expansión y final- y, posteriormente, el resto de las órdenes militares que "siguieron ese modelo y se dedicaron tanto a la guerra como al comercio".
Así lo ha explicado el coordinador de la exposición, Paco Molina, este lunes durante la presentación de la muestra, en la que ha hecho hincapié en que "han querido contar con rigor histórico" el recorrido de los templarios "sin entrar en leyendas ni misterios", puesto que "sería otra exposición" con "datos que no serían ciertos".
El coordinador ha destacado la copia del Pergamino de Chinón, una pieza "muy singular" e "interesante" que se encuentra en la sala y que fue encontrada en 2001 en la Biblioteca Secreta del Vaticano. "Este documente reconoce la inocencia y absolución de la Orden del Temple", ha incidido.
"Los templarios sufrieron un proceso inquisitorial que se llevó a cabo por el rey Felipe el Hermoso de Francia, con el papa Clemente V, quien fue una auténtica marioneta en la historia", ha explicado, al tiempo que ha añadido que "gracias al pergamino de Chinón, firmado por el propio Papa, se reconoce que los caballeros templarios realmente habían sido inocentes". "Todo ello, después de haber sido perseguidos, torturados y quemados en la hoguera", ha continuado.
Molina ha recalcado que la parte final de los templarios ha sido representada en la exposición con un potro de tortura, "un instrumento que llegaba a conseguir que el cuerpo del reo llegase a crecer hasta 30 y 40 centímetros antes de morir".
"El último gran maestro de la Orden Templaria, Jacques Bernard de Molay, es quemado en público cerca de Notre-Dame de París, en una de las islas del Sena, un hecho que marca el final de la orden templaria", ha apuntado.
'Templarios y Otras Órdenes Militares de la Península Ibérica' recorre 200 años de historia, desde el nacimiento de todas las órdenes, su vestimenta, hasta las armas utilizadas, como espadas, mazas y martillos de guerra que se encuentran expuestas en vitrinas.
"Los templarios no se conformaron solo con hacer la guerra y ese fue uno de sus problemas, estaban tan bien organizados, tanto en tierra como en mar, que llegaron a ser un problema muy importante para los reyes, puesto que solamente rendían cuentas al papa", ha indicado el coordinador.
Molina ha subrayado que los reyes inicialmente les dejaron trabajar porque era "muy cómodo para ellos", ya que "construyeron castillos, trabajaron las tierras y la ganadería", pero "llegaron a un punto" en que "su poder ponía en peligro la influencia del rey sobre el reino", por lo que "acabaron con ellos".
Por otra parte, el coordinar ha indicado que la Orden del Temple jugó "un papel crucial" en la historia de Valencia. "Jaume I fue educado por templarios, cuando muere Pedro II, que es su padre, el papa Inocencio III nombra un caballero templario como su tutor", ha recalcado.
Asimismo, ha aclarado que los templarios también ayudaron en las campañas para la conquista del Reino de Valencia y que la orden recibió varias encomiendas de Jaume I como agradecimiento por su apoyo. "En València su historia pervive en el barrio del Temple, un testimonio de su rica historia medieval, como también lo hace en castillos como el de la Magdalena de Pulpis (Castellón) o el de Chiva (Valencia)", ha agregado.
No obstante, ha matizado que, a diferencia de otros territorios como en Portugal, donde el rey "cambió el nombre de la orden" y "les dejó continuar con sus funciones o posesiones", en tierras valencianas el rey Jaume II inició un proceso inquisitorial que duró cinco años" para "acabar con su poder".