VALÈNCIA. El pasado miércoles se resolvieron los concursos por licitación de las direcciones que gestionarán los festivales del Institut Valencià de Cultura en los próximos años. Una importante noticia para algunos de los proyectos culturales públicos de más calado en la Comunitat que vivían, sin embargo, un periodo largo de inestabilidad. Era el caso de Cinema Jove, en el que los distintos modelos para contratar a su máximo responsable han ido dando tumbos desde la salida de su anterior director, Rafa Maluenda. Es decir, durante las últimas cuatro ediciones.
El lote de la dirección de Cinema Jove tan solo contó con dos pretedientes (de los cuatro lotes, solo uno, Sagunt a Escena, superaba esta cifra), pero es que -además- sorprendía que fueran las dos puntuaciones más bajas de los cuatro lotes. Pau Gómez quedó fuera de la selección al obtener 20,00 puntos y no superar, por tanto, los 27,5 puntos de los 55 posibles. Pero Carlos Madrid, ganador de la licitación, obtuvo lo estrictamente mínimo para pasar ese mismo corte. Es decir, una centésima menos en las valoraciones de criterios subjetivos y la licitación de Cinema Jove hubiera quedado desierta por la baja valoración de sus aspirantes.
El informe del comité de expertos es duro con los proyectos de los aspirantes: “cabe indicar que en las dos propuestas recibidas no se desarrolla un proyecto robusto ni global a nivel de procesos y metodologías. En ninguno de los dos casos existe una protocolización ni detalle de la operativa de trabaja que ayuden a dilucidar un trabajo que garantice un buen resultado y una óptima gestión de imprevistos”, dicen en el comienzo. Toda una enmienda a los proyectos presentados, que si bien ya es llamativo en el caso del aspirante Pau Gómez, resulta casi incomprensible en el caso de Madrid, que lleva cuatro años al frente del festival.
Los defectos y ausencias de forma, así como la falta de concreción, son una constante, a ojos del comité de expertos: “no hay un calendario ni desglose detallado del trabajo interno de los distintos departamentos ni una definición precisa de funciones, interrelación departamental o responsabilidades. Tampoco se precisa el número de trabajadores previstos para cada departamento que permitan ver un correcto dimensionamiento y denoten el conocimiento de un festival de cine internacional de la envergadura de Cinema Jove”, asevera el documento, que resumen las ausencias en que “no existe en ninguna de las dos propuestas una metodología, un listado de procesos ni un detalle de la operativa de trabajo que explique cómo gestionar y ejecutar a nivel interno el festival, por lo que se hace muy complicado evaluar la transparencia, eficiencia, calidad de gestión, optimización y sostenibilidad del proyecto ni, por tanto, se puede aventurar que se completará un trabajo sin errores y con un buen resultado”.
Una sombra de dudas que acompañan cada uno de los apartados específicos en los dos proyectos. En la mayoría de ellos, los dos aspirantes apenas consiguen la mitad de la puntuación posible. El informe del ganador, Carlos Madrid, y por tanto el que se llevará a cabo durante los próximos dos años, “da por sabidas una serie de informaciones supuestamente vinculadas a su trayectoria como director del festival, informaciones de las que nunca queda constancia en su proyecto”, y ponen como ejemplo las sedes del festival, que no se nombran. En cuanto a la forma, el comité censura la “desorganización común” en las secciones del proyecto “que raramente se corresponden con el pliego de condiciones elaborado por la administración”.
A pesar de todas las dudas, Carlos Madrid pasó finalmente el corte con el mínimo de 27,50 puntos requeridos y, previsiblemente, dirigirá el festival al menos durante dos años. Un tiempo en el que tendrá que demostrar que, con una situación más estable (esperablemente) y después de su experiencia acumulada, la práctica salga mejor que lo reflejado en su proyecto, a la vista del juicio de este comité de expertos. El informe ya da un par de pistas: un ciclo de cine dedicado al diseño, una mayor integración de la Jove Orquesta de la Generalitat Valenciana, y un paso adelante del ciclo Beats & Frames, que relaciona el cine y la música electrónica.