LA LIBRERÍA

'El elefante desaparece', diecisiete cuentos en la frontera fantástica de Haruki Murakami

El autor japonés vuelve a ser publicado en nuestro país con este libro de relatos que se ancla en una irrealidad cotidiana que contiene todos los elementos a los que nos tiene habituados

7/03/2016 - 

La normalidad del día a día llega a veces a asfixiarnos como un lodo espeso que penetra en nosotros a través de cada respiración; todo tiende a homogeneizarse, a calmarse, a volverse uniforme. A excepción, claro está, de que uno tenga los medios suficientes para romper la rutina a golpe de chequera. Lamentablemente, para la mayoría, que no dispone de esta extraordinariamente útil herramienta para hacer realidad fantasías que es el dinero en grandes cantidades, las jornadas van pasando y en ellas ocurren muchas menos cosas espectaculares de las que se desearían. Por supuesto, a veces tienen lugar eventos sorprendentes, que tras el impacto inicial, o no eran para tanto, o no somos protagonistas de ellos y por tanto pierden interés pronto. Por eso le llamaron realidad, porque es real. La fantasía es otro asunto. 

Afortunadamente, si no se quiere seguir aquella filosofía del que me quede como estoy, existen opciones para investigar en el reverso de lo real, para adentrarse en ese universo de lo que no puede ser que tan buenos viajes nos ofrece. Nuestra imaginación puede conseguirlo, mediante ella somos capaces de rasgar la membrana y mirar al otro lado. Y si con nuestra imaginación no es suficiente, pues bueno, tenemos la de otros. Los libros de ficción son puertas abiertas a esos espacios imposibles que otros han construido por nosotros, y por suerte, hay un montón de ellos. Si dejamos fuera de la lista las obras absolutamente fantásticas o aquellas pertenecientes a la ciencia ficción más pura, tenemos un género al que se ha llamado de muchas maneras más o menos acertadas, como “realismo mágico”,  y que de hecho, ahora mismo vive un gran momento. 

Uno de los mejores representantes de esta corriente es el japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949). En sus historias, para quien no haya leído nada suyo todavía, todo es aparentemente normal hasta que o bien irrumpe un acontecimiento que lleva todo al extrañamiento, o directamente desde el principio, lo real y lo irreal van de la mano enroscándose lo uno en lo otro como en una doble hélice de ADN literario. Para más gloria de su ya abultada lista de obras publicadas -Murakami es un autor ciertamente prolífico-, acaba de llegar a España su libro de cuentos El elefante desaparece, que se integra en el catálogo de Tusquets Editores, en el que ya hay dieciocho obras del nipón entre novelas, relatos y ensayos, como Tokio Blues. Norwegian Wood, Sputnik mi amor, Kafka en la orilla, De qué hablo cuando hablo de correr o la trilogía 1Q84.

En su nuevo libro, Murakami nos ofrece una antología de ideas marcadas por un breve desarrollo y por su sello inconfundible. Un compendio de cuentos en el que podemos reconocer a su artífice casi en cada palabra. Todo es murakamiano en El elefante desaparece. Veamos algunos ejemplos: Un gato ha desaparecido y su indiferente dueño comienza a buscarlo en un callejón cerrado en sus dos extremos que comunica las partes traseras de un conjunto de casas. Este callejón, ignorado por casi todos los vecinos, es un inquietante pasadizo desde el cual se pueden observar las vidas de los otros desde una perspectiva distinta, de la misma manera que los deslunados y los patios interiores de las fincas muestran una realidad bien distinta a las fachadas. Otros colores, otros olores. Todo cambia al cambiar la perspectiva. 

Otro caso: una hambrienta pareja de recién casados sueña con llevarse algo a la boca pero en la nevera no hay más que unos pocos ingredientes que no se dejan combinar. De pronto, él le confiesa a ella un crimen de su juventud, que tuvo como consecuencia, según concluyen, una extraña maldición que solo podrá romperse repitiendo el crimen. Pese a la inspiración, no consiguen reproducir las condiciones del primero y todo deriva hacia un imprevisto asalto a una sucursal de una conocida cadena de hamburguesas. 

Uno más: una mujer descubre un día que ya no necesita dormir. No se trata de insomnio, un mal que ya ha padecido y conoce. Esta vez simplemente su organismo ha dejado de requerir el descanso de las horas de sueño. Esta revelación, esta nueva facultad, la reconecta con su yo, que disfruta leyendo Ana Karenina tres veces seguidas, comiendo una tableta de chocolate tras otra, y nadando en la piscina. No dormir la llena de vida, le da alas aunque sean de robot y la vuelve incluso más joven. Sin embargo, algo en el fondo de su ser entiende que permanecer en vela veinte días no puede ser demasiado sano. ¿Acudir a un médico y tal vez no poder aprovechar nunca más su recién adquirido superpoder, o mantenerlo todo en secreto y gozar de su libertad de humano sin ataduras oníricas dure lo que dure?

Gatos, sueños, el hecho de dormir, hamburguesas, personajes que escuchan música clásica en cualquier tipo de situación, cartas, el hambre, pérdidas, desapariciones inexplicables. Seguro que al lector acostumbrado a los códigos de Murakami todo esto le suena. Este eco que viaja de libro en libro no es algo malo per se, pero conlleva el riesgo de que la fórmula se agote tarde o temprano. Bien es cierto que en El elefante desaparece, también encontramos otros cuentos que se salen de la norma -no es que sean absolutamente innovadores en la bibliografía de Murakami, ni falta que hace-, como “Un barco lento a China”, uno de los mejores relatos de la antología. Aquí Murakami se hace un poco menos murakamiano y nos deja ver una faceta de su talento como escritor menos redundante y más honesta. 

Tal vez la cuestión sea esa, si bien en la literatura, que es al fin y al cabo una tradición que se renueva, la originalidad no sea por sí misma una virtud que deba tener un texto, sí que se agradece que de vez en cuando el elefante desaparezca y en su lugar se nos regale, por ejemplo, este agradable paseo en barco por una memoria que puede ser real o no serlo.