VALÈNCIA.- Fue a finales de noviembre del año pasado cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció una inversión especial de noventa y cinco millones de euros para la investigación en redes 5G y 6G en España. Se trata de la primera partida liberada del total de los 1.367 millones de euros que el Gobierno tiene previsto destinar en 2022 a la mejora de la conectividad en España. De este montante, 631 millones corresponderían al desarrollo del 5G y 736 millones a continuar con el despliegue de las redes de banda ancha de alta capacidad.
Más que el anuncio en sí, lo que llamó la atención fue que el ejecutivo incluyera por primera vez en el discurso a la sexta generación de telefonía móvil, cuando la quinta está todavía en pañales. La duda que puede plantearse cualquier lego en la materia es: ¿No es mejor esperar a que llegue el 6G en lugar de precipitarse a abrazar el 5G? La pregunta la resuelve Héctor J. Donat Añó, CEO de Fivecomm: «Hablamos de tecnologías que requieren de un largo proceso de maduración. Van precedidas de mucha investigación y desarrollo antes de estar disponibles comercialmente. El 6G se encuentra todavía en una fase muy embrionaria y no será una realidad hasta, como muy pronto, el 2030. Sin embargo, el 5G ya está aquí y se espera su implantación masiva en breve. Aquellas empresas que opten por la adopción temprana contarán con esa ventaja competitiva, podrán diferenciarse del resto y estar familiarizadas con la tecnología cuando llegue la sexta generación. Es una decisión estratégica».
Tanto dentro del 5G como del 6G hay que distinguir entre el mercado masivo —el que se enfoca a los consumidores de los dispositivos móviles— y el que se orienta a la industria. En ambos casos, los vectores de avance son similares: mayor velocidad, menor tiempo de latencia, posibilidad de conexión inalámbrica de multitud de equipos en diferentes espacios y el network slicing, o lo que es lo mismo: la posibilidad de dividir la red en diferentes subredes para que sea la tecnología la que se adapte a tus necesidades y no a la inversa. El 6G llevaría implícita la cobertura hasta límites aún desconocidos. Además, si con el 5G seguimos hablando de gigas, al 6G hay quien se refiere ya como ‘la era del tera’ porque la medida clave será el terabyte.
Trasladado al mercado de masas, esto se traduce en una navegación mucho más rápida, la posibilidad de descargar una película en cuestión de segundos, no sufrir interferencias en las videollamadas, disponer de más objetos del hogar conectados a la red, menos consumo de batería o la posibilidad de disfrutar de contenidos inmersivos. Para su disfrute, los usuarios deberán adquirir nuevos dispositivos.
* Lea el artículo íntegramente en el número 89 (marzo 2022) de la revista Plaza