VALÈNCIA. Son las 10:30 de la mañana del sábado. En el tranvía van montadas decenas de personas que van destino Feria Valencia, es fácil adivinar donde van por sus llamativos disfraces y por el sentimiento de grupo que se respira en el aire. Tras un largo recorrido se forman ordenadas colas para acceder al Salón del Cómic de València, que en el que ha sido su segundo día ya ha tenido que cerrar las puertas (temporalmente) para no se superara el máximo de aforo permitido. “Hemos tenido que esperar a que saliera parte de la gente para que pudieran entrar nuevas tandas”, cuenta Marta Sánchez, una de las encargadas de organización, confirmando que este año se ha hecho pleno. Aún a la espera de las cifras oficiales de este evento ya queda claro paseando entre sus pasillos que hay muchas más caras nuevas (en comparación con el año pasado) y que por fin dejan de verse las mascarillas.
Carlos y María vienen desde Albacete a vivir la experiencia, y sus disfraces han sobrevivido a varias horas de autobús. Cuentan entusiasmados que tienen muchas ganas de pasar el día entre los pasillos de la feria, y que además se apuntarán a algunas de las actividades de danza y lucha que se distribuyen a lo largo de algunos boxes de la feria: “Hemos visto que hay actividades abiertas para todos, como vamos a pasar el día seguramente luego hagamos algo como batalla de sables”, comenta María mirando a Carlos con cierta complicidad, “lo bueno es que hay todo tipo de actividades, es imposible parar quieto”.
Entre ambos no parecen tener muy claro en que actividades participar, pero algo más lo tienen los que van con ropa que parece ser "más cómoda", Luna es una de ellas y la lleva para poder moverse al ritmo de la música K-Pop: "Me encanta que este año hayan incluido concursos de baile, somos de un grupo de València y venimos a ver los otros", y a aprender en parte. Aunque este año no concursan confiesan que participarán en los pequeños boxes, donde algunos se sirven de una consola como la Switch para darlo todo aunque no sea sobre el propio escenario.
Además cabe destacar que entre expositores, boxes y actividades como los coloquios con autoras, tales como Keum Suk Gendry-Kim o Cristina Durán y firmas con dibujantes como Luis NCT o David Rubín entre otros, este año las actividades más “íntimas” se han trasladado a pequeñas salas en el ala derecha de la feria. Desde organización cuentan que esta mejora se ha llevado a cabo en respuesta a las necesidades de un público que cada vez busca un mejor nivel: “Lo único malo es si coinciden dos actividades, pero a lo largo de las salas programamos tanto proyecciones, como firmas y clases de autores, es fácil que alguna de las actividades encaje”.
Si algo se nota este año es justamente la cercanía, y ese sentimiento de formar parte de un “gran algo” que se puede respirar a lo largo y ancho de todo el lugar. Cabe recordar que este sería el Salón de la recuperación, ya que por fin las mascarillas han podido desaparecer del conjunto del disfraz, y aunque no se vuelven a vislumbrar los míticos carteles de abrazos gratis se nota que entre los puestos y los que se acercan hay menos distancia. “Toquitead lo que queráis, todo todo”, chilla contenta Mar de Marciana, de Ediciones Humilladas, su puesto llama la atención por propuesta llamativa que se distingue entre el universo habitual del Salón, pero que aún así triunfa, cuenta Adrián desde el Stand 114: “La gente se acerca muy interesada, es distinto a lo que estamos acostumbradas pero al ser algo diferente llama bastante la atención, y los jijis se venden muy bien”.
En el puesto de Carmen Soler, más mimetizado con el ambiente otaku, la diferencia la notan principalmente en la gestión del salón, gracias a los pasillos más anchos y a la localización estratégica de los puestos de comida reciben nuevas caras y no tan a cuenta gotas: "Hasta en el final se acerca la gente y te da conversación. El año pasado estábamos en la entrada pero el cambio no supone tampoco un gran problema", cuenta la artista. Ella ha expuesto también en el Salón de Barcelona y Madrid, y confiesa que el de València en comparación es uno de los que más escucha:“En cuanto a organización es de las ferias que más me gusta. Del año pasado a este se nota que han ampliado los pasillos y que escuchan las reclamaciones”
¿Y eso a qué se debe? La Feria envía un formulario a los participantes sobre que se podría mejorar, y en medidas generales se aplica: la creación de las pequeñas salas, la organización de las zonas de restauración y el espacio de descanso reservado para expositores muestran como el Salón se consolida hacia un modelo de referencia que busca seguir creciendo. Con estas mejoras y la ampliación de horizontes hacia el "universo asiático" el Salón busca cada vez más abarcar nuevos públicos, siempre sin olvidar sus actividades míticas y sus grandes reclamos. A su vez la mejora de organización permite que la experiencia de los asistentes sea más allá de repetir de recomendar, porque al fin y al cabo el Salón es eso: un punto de encuentro.
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